![«No soy de esos animales que se lanzan a hacer todo lo posible para lograr lo máximo»](https://s1.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/2023/11/26/89399506-kYAD--1200x840@Diario%20Vasco.jpg)
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María José Cano
Lunes, 27 de noviembre 2023, 01:00
Hay quien dice que Juanjo Mena (Vitoria, 1965) es altivo, pero rezuma humildad cuando se le dice que está considerado el director vasco más internacional, y defiende ante todo el valor de su familia. Esta semana se reencuentra con la orquesta con la que se ... formó como asistente junto al pianista Alfonso Gómez y la mezzosoprano Clara Mouriz.
– ¿Cuándo fue la última vez que dirigió a la Euskadiko Orkestra?
– Fue durante la pandemia. Acababa de volver del festival de Granada, en el que se habían hecho las sinfonías de Beethoven, y me llegaban mensajes de que la Quincena Musical no iba a programar prácticamente nada, porque había un miedo terrible a que luego fallara por las circunstancias. Después de haber hecho todas las sinfonías de Beethoven en Granada no veía lógico que se pensara en un festival sin grandes conciertos. Fue en ese contexto en el que dirigí a la Euskadiko Orkestra por última vez, concretamente la 'Séptima' de Beethoven. Además, intenté ayudar a la Quincena e invité a Semyon Bychkov para que la dirigiera. Quería dejar un mensaje de esperanza, aunque fuera con los músicos tocando a una distancia de dos metros. Y creo que funcionó, porque la orquesta estuvo encantada de trabajar con Bychkov.
– Eso fue en verano de 2020, pero su relación con la orquesta comenzó como director asistente mucho antes. ¿Qué recuerdo tiene de aquellos años?
– En aquel momento estaban como titulares Hans Graf y Mario Venzago, y, posteriormente, Gilbert Varga. A Graf le 'pillaron' cancelando proyectos aquí y dirigiendo a la vez en otros lugares, así que el director general,Elías Elorza, se lo cepilló. Yo llevaba un año como asistente y andaba dirigiendo todo aquello que Graf no hacía, así que todos pensaban que me iban a colocar a mí de titular. Había muchos rumores, pero yo pasé de todo aquello porque consideraba que aún tenía mucho que aprender. Entonces tuve la suerte de que llegara Gilbert Varga, lo que también coincidió con el cambio de dirección general a German Ormazabal. Aprendí muchísimo con Varga.
– Aquellos años coincidieron también con la creación de la Euskal Herriko Gazte Orkestra, la EGO.
– Así es. Había muy buenos músicos jóvenes aquí y se formó una primera EGO maravillosa, que sonaba muy bien. Tuve la suerte de poder trabajar con gente de buen nivel, joven, pero comprometida y con muchas ganas de hacer música. Seguí con la EGO hasta que se me cesó, pero todo fue bien porque entonces apareció la Orquesta Sinfónica de Bilbao, que decidió que tenía que ser su próximo titular. Dije que sí y aprendí muchísimo.
– ¿Qué balance hace de todos estos años?
– Solamente puedo dar las gracias. Uno no hace las cosas solo y tuve la suerte de contar con aquella primera EGO, que era fantástica, de poder disfrutar de ensayos de grandes directores como Graf o Varga... aprendí muchísimo y luego vino la BOS. Y si estoy aquí es porque hubo jóvenes que me ayudaron a sacar aquel proyecto adelante. Por eso miro hacia atrás y me veo feliz.
– ¿Cómo es el Juanjo Mena actual?
– Juanjo Mena es ahora alguien que sabe lo que quiere y que no duda de lo que hay que hacer en esta profesión: trabajo incesable y durísimo, viajes, estancias lejos y en soledad y, sobre todo, cuidar a la familia. Si algo me enseñaron estos grandes maestros es los problemas que genera la profesión. He prestado mucha atención a lo importante, que es la familia y a trabajar, a intentar mejorar siempre. Es lo que estoy haciendo todos estos años. Ahora estoy en una zona de confort, con muchas proposiciones para dirigir. Tengo que decir que no a muchas cosas e intentar buscar un equilibrio. Es una vida complicada, pero también salí de aquí dejando una vida más cómoda y segura. Fui a Baltimore en 2004, fue duro, pero gracias a ello ahora tengo todas las puertas abiertas en Estados Unidos. Esta temporada dirigiré otra vez a las grandes orquestas americanas. Estar ahí es algo que forma parte de todo lo que mucha gente me ha dado y me ha enseñado, porque cuando estás delante de una orquesta estás desnudo por completo. Intercambiar energía con una orquesta es una de las cosas más difíciles que hay.
– Parece que lo ha conseguido por los elogios que recibe. ¿Qué siente cuando los escucha?
– Tienes que sonreír pensando que estás en el buen camino. Siento satisfacción de haber sabido hacer cosas, cruzar líneas rojas importantes y haber tenido muy buenos amigos que me han ayudado muchísimo. Ahora mismo estoy muy tranquilo, porque el asunto no es ir a dirigir una orquesta de prestigio, sino que te pidan que vuelvas a dirigirla.
– ¿Es una especie de droga?
– Dirigir es intercambiar energía con un grupo que tienes delante y el tema es con qué gente la intercambias. Hay quien puede pensar que soy altivo por decir cosas que he vivido, pero hablo de emociones, de grandes felicidades, de alegría. Que el resultado sea muy bueno y valorado te da satisfacción, porque tengo compañeros que no han conseguido lo que he conseguido yo. Soy un afortunado por mi maravillosa familia y todo lo que hemos tenido que hacer para poder seguir estando juntos. Me llegó una propuesta de 3 millones de dólares de Cincinatti y decidí que era mejor firmar con la Filarmónica de la BBC y aprender más. He tomado muchas decisiones de este tipo. Y no me arrepiento, porque creo que me habría costado mi familia, que es muy importante. No he sido de esos animales que se han lanzado a hacer todo lo posible para ser lo máximo. Esto lo aprendí de los directores de la Euskadiko Orkestra, que me hablaban de sus problemas familiares.
– Tras ser titular de la Filarmónica de la BBC y del May Festival de Cincinnati, ahora no lo es de ninguna orquesta. ¿Por qué?
– Es una decisión personal de priorizar la familia, que para mí es fundamental.
Mena ha encontrado una orquesta «abierta, que busca colores, vida, satisfacción, éxitos... creo que es porque se está haciendo un lento pero efectivo relevo generacional. Se están tomando las medidas correctas para que el cambio sea humano, rentable, equilibrado y exitoso». El maestro dirigirá obras de Pierné, Ravel y Falla. Parte con el ritmo del zortziko de la obertura de 'Ramuntso', continúa con el 'Concierto en sol' con Alfonso Gómez, «una de esas felicidades que te da la vida» y se completa con el ballet completo de 'El sombrero de tres picos', «una maravilla de obra»,con la donostiarra Clara Mouriz. La gira empieza el lunes en el Kursaal.
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