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La banda de Mungia antes de su actuación en el Vive Latino de 2018, en Ciudad de México.
Lander Zalakain: «Cruzamos la frontera a EE UU a pie y nos robaron todo en Austin»
El Backstage de Belako

Lander Zalakain: «Cruzamos la frontera a EE UU a pie y nos robaron todo en Austin»

El baterista de Belako recuerda dos experiencias de gira por México y tierras estadounidenses que fueron «un antes y un después» para la banda

Carlos Rodríguez Vidondo

San Sebastián

Domingo, 14 de julio 2024, 08:22

Este es el cuaderno de bitácora de sus aventuras por América. Porque el transatlántico que es hoy Belako ha cruzado el 'charco' en multitud de ocasiones que han dejado numerosas anécdotas en su diario de viaje. Aquí vamos a hablar de una expedición de ida y vuelta entre México y Estados Unidos, y de dos conciertos que por poco no fueron pero que cambiaron el devenir de la banda de Mungia.

Era otoño de 2017 y el cuarteto venía de actuar en Tokio, Seúl, Moscú, Berlín, Edimburgo y más de una decena de ciudades mexicanas desde Cintalapa a San Cristóbal de las Casas. «Nos recorrimos México de lado a lado durante más de un mes, fue la gira más larga que hemos hecho nunca allí», recuerda el baterista tolosarra Lander Zalakain. El último bolo en el país antes de tocar en EE UU era en Tijuana, en un festival «bastante underground» en una «especie de patio al que no se podía llamar sala».

Un contra-festival improvisado
2017, Tijuana

Un contra-festival improvisado

«En los conciertos hay imprevistos, pero nunca será como aquello… se ha convertido en nuestro lema para cuando las cosas se ponen mal: 'Peor fue lo de Tijuana'».

De gaupasa y... a Estados Unidos
Post-concierto

De gaupasa y... a Estados Unidos

«Fue un bolazo, pero acabamos destrozados a las 5 de la mañana en un puesto de la calle jugando a comer el chile más picante. Al día siguiente cruzamos la frontera andando».

Tras la prueba de sonido, a descansar. Pero pasaban las horas y por ahí no aparecía nadie. «No había grupos, ni músicos, nadie… nos enteramos de que al lado se estaba celebrando un contra-festival, así que los promotores, que más que eso eran dos mafiosetes, decidieron juntar ambos. Nos hicieron tocar a las dos y media de la mañana, con instrumentos que se caían a trozos y acabamos destrozados en un puesto en la calle jugando a comer el chile más picante. A pesar de todo, fue un bolazo». Y al día siguiente, sin apenas disfrutar de algunas horas de sueño, les tocó cruzar la frontera con EE UU. Andando. «Después de todo lo que había ocurrido, aquello ya fue surrealista».

La frontera de ida y viceversa

Unos meses más tarde, primavera de 2018, Belako acababa de tocar en el prestigioso SXSW de Austin, Texas, cuando al regresar a la furgoneta descubren que les han robado. «Todo… instrumentos, secuenciadores, maletas… y mi pasaporte. Al día siguiente volábamos de nuevo a México para tocar en uno de los conciertos que ha resultado ser de los más trascendentales para la banda: el festival Vive Latino». Y ahí es donde comienza la odisea.

Denuncias en la comisaría y «un infierno» de trámites burocráticos que finalmente dejaron a Zalakain en tierra estadounidense, mientras el resto del grupo volaba al D.F. sin saber aún si su show se suspendería. «Me dijeron que, para conseguir un nuevo pasaporte, tenía que ir a Washington antes de que a mediodía cerrara la embajada. Estaba a tres horas de allí, parecía imposible. Pero un taxista, que ya es 'ángel de Belako', aceptó el reto y me llevó por la recta más larga que he visto en mi vida. Llegamos una hora más tarde y aún nos estaban esperando, pero no tenía foto de carnet; encontramos un fotomatón, no teníamos cambio… parecía un videojuego y cada nivel era más difícil que el anterior».

El ansiado nuevo pasaporte
2018, Washington

El ansiado nuevo pasaporte

«Tres horas para ir de Austin al D.C. antes de que cerrara la embajada... Lo hicimos y esa misma tarde estaba en México tocando el concierto más trascendental de nuestras vidas».

En el Vive Latino, por fin
17 de marzo

En el Vive Latino, por fin

«No llegué a la prueba de sonido, pero por suerte el batería de nuestros amigos Los Viejos la hizo por mí. Aquel día marcó un antes y un después».

El baterista se hizo con su nuevo pasaporte y se embarcó en el primer vuelo a Ciudad de México y, aunque no pudo llegar a la prueba de sonido («mal menor»), pudo subirse al escenario de un festival que supuso «un antes y un después en nuestras vidas». «El taxista y las dos chicas de la embajada ya tienen invitación vitalicia a los conciertos de Belako».

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