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C. Tangana, durante el concierto que ofreció en septiembre de 2018 en el hipódromo dentro del Donostia Festibala.
Así es el cocidito madrileño con el que C. Tangana aspira a comerse el mundo

Así es el cocidito madrileño con el que C. Tangana aspira a comerse el mundo

El artista deja en segundo plano los ritmos urbanos y bate récords con un disco de canción española y raíces latinas

Lunes, 15 de marzo 2021, 07:32

«Lo importante es trascender y que puedas desarrollar tu arte durante toda la vida. Muchos artistas son la hostia durante seis meses: lo difícil es tener una carrera de 15 años». Antón Álvarez se expresaba así en este periódico antes de ser caballo ganador en el hipódromo durante el Donostia Festibala de 2018. Casi tres años después, todo apunta a que el músico camina por la buena senda en su anhelo de trascendencia y perdurabilidad.

El artista antes conocido como Crema y C. Tangana -o Pucho para los colegas- acaba de reencarnarse en un nuevo personaje que, bajo la advocación de El Madrileño, ha dado un golpe de mano en la industria discográfica española. Si nos atenemos a las cifras de reproducciones digitales, el éxito es inapelable: 'El madrileño' ha logrado el mejor estreno histórico de un álbum español en Spotify con más de cinco millones de reproducciones en un solo día después de su publicación hace dos semanas. Curiosamente, el anterior récord lo ostentaba Rosalía con los dos millones de escuchas que tuvo en 24 horas 'El mal querer' (2018), un disco que la diva catalana compuso precisamente junto a Tangana, su exnovio.

Las críticas han sido inusitada y mayoritariamente positivas, y salvo algún comentario aislado -y quizá porque ahora procura esquivar las polémicas-, nadie parece acordarse de boicots como el que sufrió en 2019 en la Aste Nagusia de Bilbao, cuyo Ayuntamiento le vetó por el supuesto contenido machista de sus letras. En todo caso, el de C. Tangana es un caso digno de estudio: hoy triunfa ante una audiencia global que abarca a distintas generaciones y clases sociales, pero no siempre fue así, pues salió del 'underground' y al inicio actuaba para un nicho estrictamente juvenil. De hecho, antes de su concierto en el hipódromo ante 6.500 personas, la capital guipuzcoana asistió a sus primeros pasos en actuaciones -algunas con el colectivo Agorazein- para 150 y200 chavales en el Dabadaba o la sala pequeña de Gazteszena.

«Siempre estoy huyendo del personaje o del momento artístico en el que estoy»

Parte de su éxito actual es atribuible al todopoderoso empuje de la multinacional Sony, en la que ha publicado sus trabajos de los últimos años, pero sobre todo, es el resultado de un olfato comercial innato y del esfuerzo de un equipo de colaboradores en el que figuran allegados más o menos recientes como el músico Víctor Martínez o Santos Bacana, con quien ha fundado la productora Little Spain, encargada de sus imaginativos vídeos musicales, que mezclan costumbrismo cañí, imaginería religiosa y una estética moderna y cuidadísima. Pero sobre todo, Pucho se muestra leal a los amigos de siempre como el productor Alizzz (Cristian Quirante) y su inseparable mánager Iñigo Elosegui (alias Kigo), donostiarra y organizador de las míticas fiestas 'Calor' del Dabadaba.

Con tropiezos de todo el orbe

Pero diseccionemos el cocidito que tan inteligentemente ha preparado C. Tangana y que incluye tropiezos y sacramentos de todo el orbe. En realidad, según ha confesado el propio artista, 'El madrileño' era un proyecto pensado para publicarse en 2022. Antes debía ver la luz un disco de rap, reggaetón y R&B en la línea de sus anteriores trabajos, pero como éstos comenzaban a parecerle «un proyecto aburrido pese al éxito que cosechaban», guardó en el cajón los quince temas de ese álbum que quizá no llegue a ver la luz jamás. Aunque en 'El madrileño' hay autotune y electrónica, los ritmos urbanos aparecen relegados a un segundo plano y el protagonismo reace en el sonido «más orgánico» de la música folklórica y de raíz que le interesa últimamente: «Siempre estoy huyendo del personaje o del momento artístico en el que estoy».

El punto de inflexión se produjo cuando a finales de 2018 intervino en una gala de 'Operación Triunfo' en la que sorprendió con 'Un veneno', bolero más o menos canónico entonado junto a Niño de Elche, el más iconoclasta de los cantaores flamencos. Más tarde llegaría 'Nunca estoy', en la que Tangana adapta el punto de vista femenino por primera vez e incorpora citas de 'Como quieres que te quiera' (Rosarío Flores) y 'Corazón partío' (Alejandro Sanz). Luego remataría con los singles 'Demasiadas mujeres', una descarga de testosterona que arranca a ritmo de saeta y samplea el 'Campanera' de Joselito; el superhit 'Tú me dejaste de querer', mezcla de rumba, bachata y flamenco con Niño de Elche y La Húngara (más de 100 millones de escuchas en Spotify); y 'Comerte entera', en la que flirtea con la bossa nova acompañado del brasileño Toquinho. Todos estos adelantos se incluyen en el nuevo disco, aunque 'Un veneno' luce remozada con la colaboración de otra vaca sagrada de la música latina: el puertorriqueño José Feliciano.

Entre los nuevos temas destacan colaboraciones como las de Kiko Veneno, que se lleva a Tangana a su terreno en 'Los tontos', o Gipsy Kings, que llenan de coros y palmas la rumba-pop 'Ingobernable'. Pero en esencia, 'El madrileño' se plantea como un viaje en busca «de un sonido ideal panamericano y atemporal» por países como Cuba (Eliades Ochoa participa en 'Muriendo de envidia'), Uruguay (Jorge Drexler canta en 'Nominao'), México (Ed Maverick aparece en 'Párteme la cara', Omar Apollo en 'Te olvidaste' y Carín León & Adriel Favela en 'CAMBIA!') y Argentina (Andrés Calamaro cierra el disco con la rockera e irreverente 'Hong Kong').

«Es el mejor disco que he escrito en mi vida; todo lo anterior sólo era un entrenamiento»

Mención especial merece 'Cuándo olvidaré', con referencias al tango argentino, la guajira cubana, la bulería y recursos del R&B actual en los que se intercala un fragmento de un elocuente discurso de Pepe Blanco, intérprete de copla que a mediados del siglo XX popularizó la canción 'Cocidito madrileño' y a quien se escucha decir: «La canción española es del pueblo, es racial, es de raza. (…) Un inglés no puede cantar un pasodoble, ni un fandango ni una jota».

Esa sentencia recuperada de una entrevista refleja a la perfección el deseo de Tangana de triunfar con un álbum «de canción española», de raza y raíz, con el que aspira a comerse el mundo a ambos lados del Atlántico gracias a colaboraciones muy diversas que le pueden abrir la puerta a un público mayoritario y transversal. Su objetivo es «ampliar el espectro» y, de paso, dar a conocer a los clásicos a su público más joven, además de servirle de inspiración. «Es un disco de hacerme viejo, de cumplir 30 palos», bromea el músico, convencido de haber escrito el mejor disco de su vida: «Todo lo anterior sólo era un entrenamiento».

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