
Ver fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver fotos
Cientos de miembros de agrupaciones corales se manifestaron este domingo a mediodía en las tres capitales vascas para pedir que se les permita ensayar bajo las medidas de seguridad que sean pertinentes. Convocados por las tres federaciones provinciales de coros y con el respaldo de la Euskal Herriko Abesbatzen Elkartea de la que forman parte, cientos de coristas secundaron la movilización, en protesta por la prohibición de cantar en ensayos y actuaciones. En Donostia, cerca de doscientos cantantes se concentraron en la Plaza Zuloaga, mientras que los actos en Bilbao tuvieron lugar junto al Teatro Arriaga y en Vitoria, en la plaza de la Virgen Blanca.
Esta prohibición afecta a la inmensa mayoría de los más de 300 coros vascos en activo, que cuentan con cerca de 6.000 cantantes. En Gipuzkoa, antes de la pandemia había 110 agrupaciones integradas por casi 3.000 miembros. Sin embargo, a falta todavía de datos concretos, el presidente de la Federación de Gipuzkoa, David Azurza, asegura que estas cifras necesitarían una actualización postpandemia porque «muchos coros han tirado la toalla, empezando por los de jubilados, que tienen miedo de volver a ensayar. Otros también han perdido a muchos miembros y no van a resultar viables».
En el acto celebrado en la plaza Zuloaga, se concentraron cerca de doscientos coristas -con dos metros de distancia de seguridad y una inmensa mayoría de mujeres frente a hombres-, que interpretaron su 'himno', 'Kantuz', y el 'Txoria txori', bajo la dirección de Juncal Guerrero. Azurza y la secretaria de la Federación, Amaia Aldalur, leyeron el manifiesto de diez puntos en el que las agrupaciones piden la aplicación de las medidas previstas, instrumentos para garantizar su cumplimiento y modificación de las que sean necesarias, pero sin caer en prohibiciones.
Tras el lanzamiento esta semana en redes sociales de una campaña bajo el lema 'Kantuz bai, ixilik ez / Cantando, sí, callados, no', el objetivo de la convocatoria de este domingo era «sensibilizar a la gente de cuál es nuestra situación y demostrar que aunque lo más sencillo es decir 'no', esto también se puede solucionar de otra manera. Estamos dispuestos a adaptarnos a lo que haya. Y en segundo lugar, nos gustaría que hubiera algún cambio desde el punto de vista político de la gestión cultural».
Sólo los doce coros llamados 'de referencia' -que cuentan con directores o estructuras profesionales, aunque todos sus coristas son aficionados- tienen permiso para desarrollar su actividad. Siete de estos doce coros son guipuzcoanos -el Orfeón Donostiarra, el Coro Easo, Landarbaso Abesbatza, la Coral Andra Mari, Kea Taldea, Kup Taldea y el Oñati Ganbara Abesbatza- y el resto, de los otros dos territorios. Azurza denuncia que se estaba produciendo un «agravio comparativo» contra estos coros respecto al deporte de elite ya que «debían darles luz verde, siempre bajo un protocolo de seguridad consensuado con Osalan».
De hecho, los coros vascos fueron de los primeros en elaborar ya en abril del pasado año un protocolo «que ha sido copiado por toda España e incluso por algunos lugares de Europa. Y no es nada especial: desde el principio abogamos por la distancia de metro y medio, las mascarillas y la ventilación».
En el manifiesto de diez puntos leído en las concentraciones, los coros federados exigen «autorización para poder retomar presencialmente la actividad de nuestros ensayos» con el compromiso de «respetar todos los requisitos de seguridad recogidos en los protocolos aceptados por el Gobierno Vasco».
No obstante, el presidente de la Federación guipuzcoana lamenta que «a pesar de que se ha intentado por la vía de la negociación con el Gobierno Vasco, parece que se ha llegado a un punto muerto en el que no es posible avanzar».
En este sentido, recuerda que «la mayoría de los coros estamos cerrados, salvo excepciones a los que se les ha permitido ensayar y dar conciertos. Ya que otras actividades se han ido liberando poco a poco, como las academias de baile y de danza, parecemos los últimos monos o los más apestados del universo. Si la nuestra es, como otras muchas, una actividad de cierto riesgo, vamos a establecer unas medidas de seguridad. Lo que no tiene sentido es que las sigan prohibiendo por prohibir».
Entiende que el canto puede implicar una mayor emisión de aerosoles, lo que podría hacer necesaria una mayor distancia de seguridad, pero asegura que no han recibido respuesta. «Si somos tan peligrosos y con metro y medio no es suficiente, vamos a aumentarla o vamos a aplicar otras medidas, como permitir que ensayen sólo los coros con ventilación natural. Vamos a tomar más medidas, pero sin ir con el 'no' por delante. Lo que no puede ser es que se prohíba por sistema toda la actividad».
Azurza recuerda que tras el parón de la primavera del año pasado, los coros reanudaron su actividad en junio «y a finales de octubre ya estábamos otra vez con los ensayos prohibidos. Hay una demonización de lo coral, lo cual no tiene ningún sentido, sobre todo, cuando vas por la calle y te pasa al lado alguien haciendo footing sin mascarilla y respirando más fuerte que cuando tú estás cantando. Como ésa, muchas otras cosas». Lamenta que «nadie haya comprobado cuánta gente se ha contagiado en alguna actividad coral. Los casos han sido escasísimos. En cualquier fábrica u oficina ha habido más», asegura.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.