El Kursaal no tuvo duda: «Es fiel a sí mismo, nada más que decir. ¡Es Fito!»

La lluvia y la previa en los bares retrasó algo la entrada al auditorio, pero el ambiente se fue caldeando. El 29 de julio habían salido a la venta las entradas para estas dos citas y muchos de los que se encontraban ayer a las puertas del Kursaal confesaban haberlas conseguido «casi de milagro».

Ese fue el caso de Cristina y Ainara, quienes por absoluta casualidad, ayer se encontraban con Ana y su hija Ohiane. «Estudiamos juntas hace años, luego nos quedamos embarazadas a la vez», y ahora son sus herederas quienes comparten la pasión por el rock. «Fito nos ha vuelto a unir aquí», celebraba Ana, en el que iba a ser su estreno en un concierto del rockero bilbaíno. «Las chicas han crecido con Fito», explicaba Cristina. «Desde pequeña le he escuchado en los viajes en coche, en casa... -añadía su hija, el nuevo disco me parece guay, los últimos que ha sacado son muy Fito». A lo que su madre asentía con la cabeza: «Es que es fiel a sí mismo, no hay nada más que decir. ¡Es Fito!».

Muchos rostros jóvenes en la larga cola que ya se iba formando al abrir puertas. «Mi padre me lo ponía en la radio y esta es la segunda vez que le voy a ver en directo», comentó la joven Natalia Villegas con una sonrisa de emoción que no le cabía en la cara. La primera vez fue el pasado verano en Santander, de donde ella y su madre Covi vienen. «El disco nuevo ya lo he escuchado muchas veces. ¿Mejor que los anteriores? Es que mis favoritas son de 'Huyendo conmigo de mí', como 'Garabatos' y 'Pájaros disecados'. Esas las tiene que tocar fijo».

Entre tanta cátedra Fitipaldi, había otros espectadores para quienes esta por fin iba a ser su primera vez. Los irundarras Rosa e Iñaki ya intentaron conseguir entradas hace años para ver a Fito en Ficoba, una decepción que compensaron ayer. «Fue un regalo especial de mi hijo», contaba Rosa. «Cuando se anunció que venía Fito compró dos y nos las dio a sus aitas. Él es padre, ¿sabes? Así que esta vez nos tocaba a nosotros», reía su marido Iñaki. Entre quienes se iban agolpando a cubierto de la lluvia, ambos reconocieron los rostros de algunos vecinos y admitían que iban por los clásicos de siempre. «Me hace mucha gracia ese verso que dice 'bailaría contigo, pero es que estoy sordo de un pie'».

Con las prisas por seguir una cola que corría veloz, Carlos y su pareja Paula presumían de 'rollo' rockero. «Si a las diez salieron las entradas yo llevaba despierto desde las seis de la mañana», decía él. Ya se quedó con la miel en los labios en una ocasión, como le ha pasado ahora a alguno de sus amigos. «Somos de 'Fitografía' y de Platero y Tú, pero muy, muy, muy rockeros. Vamos a estar en segunda fila».