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Recién aterrizado desde Corea del Sur, el músico zestoarra Garikoitz Mendizabal (1973) aún seguía ayer intentando digerir todas las emociones vividas en el auditorio Seongnam Arts Center, a unos 30 kilómetros de Seúl, donde interpretó junto a la Orquesta Filarmónica de Seongnam, dos obras para ... txistu y orquesta. «Ha sido un puntazo. El ambiente fue increíble y tanto el público, que al final formó una gran cola para que les firmáramos, como los propios músicos de la orquesta se quedaron muy sorprendidos con el potencial del txistu como instrumento. No se lo esperaban», reconoce.
El concierto, celebrado en un auditorio de 900 butacas a rebosar, tuvo dos partes: en la primera Mendizabal participó interpretando 'Karibu Peponi', de Javier Martínez Campos, y una obra del folclore coreano. Terminó con 'Hora Staccato', orquestado por Iñaki Urquizu, y una obra con txistu y tamboril solo ('Artzain kantak'). En la segunda se ofreció la 'Sinfonía nº 5' de Tchaikovsky.
«La reacción fue impresionante. En Corea hay una flauta que puede resultar similar. Se llama danso y se utiliza en la música tradicional, pero su sonido es muy diferente al del txistu. Por eso sorprendió tanto, especialmente a los músicos. Se quedaron en shock. A veces pensamos que en la era de internet y la globalización lo conocemos todo, pero el mundo es muy grande y de repente descubres un sonido que te pilla totalmente de improviso. Que desde este pequeño rincón del mundo, desde Euskal Herria, fuera un músico a descubrirles un instrumento como el txistu les resultaba muy exótico».
Tras el concierto, el músico zestoarra hizo entrega de sendas txapelas Elósegui al director Nanse Gum y a la concertino de la orquesta. «Quise llevarles un recuerdo como símbolo de nuestra cultura y aproveché para acercarles nuestra identidad, hablarles de nuestro idioma... Al final ejerces de alguna manera de embajador cultural», subraya. Una labor que él ejerce encantado. «Es un hito que nuestro instrumento pueda estar como solista con una orquesta así. Espero que el futuro nos dé más oportunidades como ésta».
Para Mendizabal, que se sintió muy respaldado en el aspecto diplomático (asistieron el alcalde de Seongnam, el embajador de España en Corea, el cónsul y representantes del Instituto Cervantes), este concierto ha supuesto también una oportunidad para conocer al prestigioso director de orquesta Nanse Gum. «Es alguien muy diferente que entiende la música como una herramienta social y humanitaria. A sus más de 70 años, ha dirigido las mejores orquestas del mundo, y ahora está preparando un festival, Pace World Music, que pretende llevar a 15 lugares donde se hayan vulnerado los derechos humanos como Hiroshima. Me encantaría, y para mí es ahora un reto, conseguir que también se celebre en Gernika».
Tras esta actuación en Corea del Sur, Mendizabal continuará con su gira internacional, llevando el txistu a Reno (Nevada) el próximo día 11, y a Montreal y Eindhoven en 2025.
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