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Hay quien aún se sorprende cuando el cantante francés (Maisons-Laffitte, Yvelines, 1978) abre la boca. Y es que su voz, como la de cualquier contratenor, sigue haciendo pensar en una mujer. Jaroussky, uno de los grandes, vuelve el miércoles al Kursaal con un programa ... atípico en el que abandona el repertorio propio de los 'castrati' del Barroco para demostrar que su instrumento es también expresivo en otros estilos.
– Usted es contratenor. ¿Sigue el público sorprendiéndose cuando le escucha cantar?
– Hoy en día hay muchas más voces de contratenor que en el pasado, pero el público todavía se sorprende. Yo creo que la gente percibe mi voz como algo mágico, algo alejado de otro tipo de voces, pero no es así. Mi voz se trabaja como todas las demás. No se trata de ningún don, ni hay ningún tipo de magia, pero es verdad que a la gente todavía le extraña que un hombre cante tan agudo.
– ¿Esa sensación de magia puede tener que ver con la leyenda que crearon aquellos 'castrati' propios del Barroco?
– La voz de contratenor, de alguna manera, hace viajar al público a otras épocas y soñar con cómo cantaban Farinelli y otros grandes de aquel entonces. Yo también estudio mucho este tipo de repertorio y pruebo a imaginarme la voz de los grandes 'castrati' para trabajar las cualidades que pienso que debo tener para cantar este repertorio.
– Ahora no hay 'castrati' y algunos contratenores son barítonos. ¿Cuál es su voz natural?
– Una parte de los contratenores son barítonos y otros tenores. Me parece una voz muy interesante para cantar el repertorio de los 'castrati' porque pueden hacer uso de la voz de pecho más aguda, como de contralto o mezzosoprano. En mi caso, mi voz natural es de barítono y hago uso de la voz mixta, que es una voz que se carga de colores de voz de pecho, pero se queda en voz de cabeza. Sin embargo, la voz mixta puede llegar a ser un poco frágil.
– ¿A qué se refiere?
– Cuando estoy cansado es la primera voz que se va. Por eso hoy en día, tras 25 años de carrera, utilizo mucho más mi voz de pecho que cuando empecé. Actualmente trabajo con los dos tipos de voz. Y cuando doy clases a jóvenes contratenores también lo hacemos, porque en el mundo de la ópera, por ejemplo, con la puesta en escena, es mejor tener las dos posibilidades cuando estamos cantando en la zona grave.
– ¿Considera que ha habido una evolución en la calidad vocal de los contratenores?
– Sin lugar a dudas. En los últimos 20 años hay más contratenores y de diferentes tipos: algunos cantan más ópera, otros música contemporánea, hay quien interpreta a Richard Strauss y quien se acerca a Rossini. Un poco de todo.
– ¿A qué cree que se debe esta variedad?
– Hace 25 años pensábamos que la voz del contratenor tenía más limitaciones. Yo pienso que el instinto es super importante y que tenemos que escoger la voz que nos haga sentirnos bien y libres para expresar los sentimientos que queremos transmitir. En mi caso, desde el principio, ha sido más natural cantar como contratenor que como barítono, si bien el repertorio no es tan amplio.
– ¿Es el auditorio del Kursaal un escenario adecuado para la voz?
– La acústica del Kursaal es ideal para mi voz y para el programa que voy a interpretar y eso es parte importante del éxito de un concierto. Cuanto mejor es la acústica, mejor canto y tengo más éxito. Yo no puedo cambiar mi manera de cantar y si la acústica de una sala es pobre, el público está más lejos de mí y es mucho más difícil llegar a emocionar a todos.
– ¿Qué recuerdo tiene de la última vez que actuó en él?
– Muy bonito. Vine en el contexto de una gran gira motivada por un proyecto de disco, 'Forgotten Arias', que, de alguna manera, era una forma de decir adiós a este tipo de repertorio tan virtuosístico. Y recuerdo que la gente reaccionó de una forma increible. Ahora vuelvo con una propuesta distinta.
– Una propuesta de canciones que parten del Clasicismo de Haydn y llegan al siglo XX. ¿Qué le ha llevado a escoger a estos autores?
– La última vez que visité el Kursaal, hice el programa que estaba, tal cual, en el disco. En esta ocasión he pensado que un buen programa de disco no garantiza un buen programa de concierto, ni el éxito de un recital. Me parecía que una noche dedicada sólo a Schubert era difícil. Por otra parte, sé que una parte del público me puede conocer también por la música francesa. También quería cantar unos 'lieder' que conozco desde hace mucho tiempo, como 'Adelaide' de Beethoven, sin olvidar que me encanta Mozart, así que he pensado en ofrecer un viaje musical de casi dos siglos. Las piezas que quería incluir me han dirigido a dos ciudades: Viena y París, así que todo cuadra. En la primera parte del concierto viajaremos a Viena con uno de los padres de los 'lieder', Haydn, así como con Mozart, Beethoven y Schubert. Y en la segunda voy a volver a casa, a París.
– Se trata de un repertorio que no se suele asociar a los contratenores. ¿Por qué lo ha elegido?
– Siempre me ha parecido importante abrir nuestro repertorio más allá de la música barroca, porque incluso ésta no está escrita para nosotros, sino para los 'castrati'. Además, creo que las personas que están en la sala de conciertos se van a olvidar de mi condición de contratenor y van a escuchar la música. En este sentido, en este tipo de proyectos me siento más un buen músico que un buen cantante. Este repertorio es muy íntimo, hace soñar e incluso pensar; es un repertorio casi metafísico. Y me parece que la gente viene a los conciertos cada vez más para tener dos horas fuera del mundo, en silencio. Incluso el público joven, que poco a poco va volviendo a las salas de concierto para olvidarse de los teléfonos y escapar de los problemas diarios. Este recital es como una buena película que, cuando sales del cine, sabes que algo ha cambiado dentro de ti. Un buen recital no es un buen cantante, sino aquel en el que la música influye en tu manera de pensar y de vivir. Y no soy yo quien consigue eso, sino los grandes compositores, los genios.
– ¿Qué características tienen las obras de Haydn y Mozart?
– La luz. Empiezo con 'Das leben ist ein traum' de Haydn porque la primera frase dice que 'La vida es un sueño' y me parece una buena manera de empezar un recital. Y la canción de Mozart es probablemente la primera obra maestra de un líder. Me parece interesante ofrecerlo para mostrar que 30 ó 40 años antes de que Schubert desarrolle este género de los lieder, Haydn y Mozart ya lo habían trabajado.
– ¿Y 'Adelaide' de Beethoven? Se dice que el compositor no escribe cómodo para la voz ¿Comparte esta opinión?
– Sí, un poquito. No es fácil, aunque hay otros lieder mucho más difíciles. Y 'Fidelio', la única ópera que compuso Beethoven, es bastante difícil de cantar. Pero he escogido 'Adelaide' porque me parece que funciona bastante bien con mi voz.
– ¿Qué destacaría de los lieder de Schubert que interpretará?
– Ha sido difícil escogerlos porque son más de 20, pero cantaré los seis que se incluyen en el disco. Creo que son los que mejor van a mi voz.
– Completa con 'Cinco melodías de Venecia' de Fauré, cuatro canciones de Hahn y las 'Fiestas Galantes' de Debussy. ¿Qué le diría al público de estas piezas?
– La de Fauré es sencillamente una obra maestra. En cuanto a la segunda parte del concierto, sólo hay poemas de Paul Verlaine, del que se puede decir que es un poeta musical, porque es el poeta francés que más ha transformado a la música. Escucharán poemas que voy a cantar dos veces, con músicas diferentes. El concierto termina con Debussy, con un estilo completamente distinto y una obra bastante moderna.
– ¿En qué medida es importante la labor del pianista, en este caso Jèrôme Ducros, en la interpretación de este programa?
– El pianista tiene todo el drama, toda la atmósfera en sus dos manos. Soy muy fiel a Jèrôme porque es un pianista que está muyr atento a mi voz y creo que conformamos un equipo fuerte. Es otra manera de hacer música, porque sólo estamos dos en el escenario y hay muchas cosas que no hace falta hablar ni fijar. Jèrôme y yo tenemos mucha libertad de hacer cambios a última hora o lo que sea, porque me sigue fantásticamente y somos amigos desde hace tiempo.
– ¿Qué le diría al público de San Sebastián para que asista?
– Que van a escuchar 20 años de amistad musical y obras de grandes genios de la música. Y no solo música, sino poesía en música. Además, les diría que pueden tener un tiempo para ellos, sin estar pendiente de los móviles y poder pensar y reflexionar. Van a poder escuchar 25 canciones y cada canción es un mundo. Cada tres minutos vamos a cambiar de atmósfera, de mundo. Es el gran desafío de este tipo de veladas: que de distintos pequeños mundos tengas que crear uno grande. Es como disfrutar de un buen vino. A poquitos. Sólo espero de corazón que el recital resulte ser un buen vino para todos los asistentes.
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