
A hard day's night!
Crítica de ópera. 'Fidelio' en la ABAO ·
EMECÉ
Lunes, 26 de noviembre 2018, 07:30
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Crítica de ópera. 'Fidelio' en la ABAO ·
EMECÉ
Lunes, 26 de noviembre 2018, 07:30
Ya tiene mérito que una entidad cultural privada, durante sus 65 años de existencia, haya logrado la cifra de 1.000 representaciones sin haber suspendido ¡jamás! ninguna función. Eso constituye un mérito que no se puede regatear a la Asociación de Amigos Bilbaínos de la Ópera, ABAO. Más mérito tiene si así se lo reconoce, sin dolor en prenda alguna, quien aquí escribe, que ha sido surtidor de 'cera' en muchas ocasiones por evidentes fallos escénico o canoros. ¡Qué noche la de aquel día! ('A hard day's night' cantaron The Beatles). Y lo cierto es que éste décimo centenario todos los hados se concitaron para ofrecer una magnifica, irrepetible e inolvidable velada operística.
El coro, esa formación vocal tan importante para Beethoven en esta ópera, estuvo totalmente solvente allí donde la partitura requiere su participación, siendo meritoria la primera de ellas 'Ha! Weich ein Augenblich!' y resultado impecable su actuación escénica, aderezada por el sugerente vestuario de Pedro Moreno. Este 'Fidelio' no hubiese tenido el empaque que adquirió si no se hubiese dado la capacidad de la maestría concertadora que emanó de la gestualidad corporal del director musical vitoriano que es Juanjo Mena. Fijó desde un principio una férrea disciplina en el encuadre de los tiempos que cada escena y cada tensión armónica requerían, dando alas a una voluptuosidad sonora ajustada y siempre emotiva. De tal forma resultó en el incalificable -por bondad plena- cuarteto concertante del primer acto ' Wirist so wunderbar' entre Leonora, Rocco, Marzellinne y Jaquino, con sugerentes efluvios mozartianos. Particularmente, fue el momento de mayor belleza de toda la representación. La inserción en el acto II de la famosa 'Leonora III' tanto el maestro como la orquesta dieron indiscutible muestra de la grandeza del Genio de Bonn. Claro que tal nivel de ensimismamiento emocional no se puede dar sin el -pocas veces visto- perfeccionista diseño de luces creado por Fernando Leal, quien, también, dispuso la creación de una escenografía simple pero efectista y consecuente en todo momento con lo que este 'singspiel' requiere en su libreto y subyace en su música. Ver al fondo, ya al final, la tenue silueta de aquella Sevilla del siglo XVII resultó todo un impacto.
La desdicha sentimental del enamoramiento frustrado, hasta el final, entre Marzelline y Jaquino quedó enmarcada en una impecable labor de canto de Fritsch y Atxalandabaso, que merecieron el inequívoco reconocimiento del respetable, sobre todo en su iniciático dúo 'Jetzt, Schätzchen, jetzt sin wir allein'. Resultó sorprendente el efecto de esta ópera en el público que asistió anteayer a la primera de sus cuatro representaciones, tal vez por su muy infrecuente puesta en escena, que pasó desde una expectante frialdad hasta una entrega sin reservas, y es que 'tutti quanti' se concitaron en crear una gran función lírica. A la Sinfónica de Bilbao no se le puede poner reparo alguno y merece ensalzarse el equilibrio de sus planos sonoros y la elegancia en las modulaciones tímbricas mandadas por la batuta. Los bajo-barítonos Helecek y Silins, en sus respectivos papeles del vengativo Don Pizarro y del ministro Don Fernando, presentaron unas voces totalmente adecuadas a las características que Beethoven pauta en su partitura, siendo sus cometidos, aunque breves, siempre efectivos y de rotunda sonoridad.
Si en esta ópera hay un personaje que cautiva es el del viejo carcelero Rocco, que aquí, en la voz del bajo Faveyts, diseñó una labor cuajada de sutiles colores en la paleta de su cuerda grave, yendo desde la frialdad expresiva inicial al sentimiento humanista de piedad postrero. Escuchar las tres primeras notas del tenor Wedd -Forestan- en su recitativo y aria 'Gott! Welch Dunkel hier!', sirvieron para constatar que estábamos ante la presencia de un heldentenor wagneriano de primera línea internacional en todos los aspectos.
Si a ello se le añade la compenetración actoral con la poderosa, rotunda, generosa de entrega y de impactante voz, cual es la soprano Pankratova, gran triunfadora de la noche, en el dúo 'O namenlose Freude!', donde el compositor concentra la esencia del drama, bien puede escribirse que Abao deja en nuestra memoria, con este conmemorativo título, un recuerdo de imposible olvido. Si usted puede, ¡no se la pierda!
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