Música vocal. Interpretará siete lieder en euskera y sus primeras obras.
Herederas del ingenio de Sorozábal
Homenaje ·
Irene y Nerea son hermanas, músicas y biznietas del ilustre compositor donostiarra. A través de ellas también fluye el legado de un autor a quien homenajean esta semana en el 125 aniversario de su nacimiento
CARLOS R. VIDONDO
Lunes, 20 de junio 2022
No llegaron a conocerle, pues su bisabuelo falleció seis y ocho años antes de que ellas nacieran. Tampoco como compositor, pues parte de esa historia solo estaba en los libros y en el viejo piano que ocupaba el salón de una vivienda en el barrio del Antiguo. «Realmente, le conocimos primero a través de su música», asegura Nerea Sorozábal Moreno (1994), una de las biznietas del compositor Pablo Sorozábal. Su hermana Irene (1996) así lo corrobora cuando echa la vista atrás y se ve a sí misma «poniendo los discos con sus zarzuelas, mientras intentaba seguir la música con sus partituras en la mano».
Ahora ambas representan el legado musical que su bisabuelo les legó y que vendrán a interpretar desde el miércoles al viernes (19.30 horas) para los espectadores del Victoria Eugenia, en conmemoración del 125 aniversario del nacimiento del compositor (San Sebastián, 1897-Madrid, 1988). Un ciclo organizado por Donostia Musika con el que revisitar «esa música que no se pone, aquella más allá de sus conocidas zarzuelas», en palabras de su presidente Carlos Benito. Tres conciertos monográficos dedicados a su música vocal, a sus obras de cámara y a las piezas que compuso para txistu y coro, y en los que no faltarán menciones musicales a algunos de sus grandes éxitos como 'La del manojo de rosas', 'La tabernera del puerto' o la opereta 'Black el payaso'.
Sorozábal siempre ha estado muy presente en las dos hermanas. «Hemos ido mucho en familia a ver sus producciones al Teatro de la Zarzuela y al Teatro Español y siempre era muy emocionante», explica Irene, «sobre todo, ¡porque nos las sabíamos de memoria! Para nosotras en casa es como si fueran canciones populares». Nerea recuerda su música como algo «muy natural», tanto que hasta «en el patio del colegio íbamos cantando las arias de las zarzuelas, aunque nos miraran raro».
«De pequeña ponía los discos con sus zarzuelas, mientras intentaba seguir la música con sus partituras en la mano»
Irene Sorozábal Moreno
Mezzosoprano
Fue más adelante cuando empezaron a sentir la curiosidad por conocer a su bisabuelo, el compositor, a «pensar en quién era él como persona». Cuando con 19 años Irene leyó su autobiografía ('Mi vida y mi obra', Alianza Música) descubrió que «tenía una forma de expresarse muy especial, muy informal y también con mucho carácter». Porque, efectivamente, todo lo que sabían de él era «lo que una va escuchando y luego mezcla entre lo que ha oído de los familiares y las anécdotas de músicos que le conocieron», cuenta Nerea. «Trabajando en este mundo, su figura siempre ha estado muy presente y, al final, llevar su apellido pesa. En la música, quién se apellida Sorozábal se sabe de dónde ha salido y eso de adolescente me podía dar cierto pudor. Sobre todo pesa la sensación de que te puedan juzgar por ser 'la biznieta de'».
Un lenguaje propio
Pero Sorozábal es mucho más que un apellido. Es una herencia familiar y musical que ambas intérpretes reconocen que les ha influido de diferentes formas. «Su legado musical nos ha formado» porque, en sus propios oídos, Nerea reconoce cosas de su bisabuelo. «La expresión, la sensibilidad, la intuición por lo musical... todo ello lo adquieres a través de muchas escuchas. Su forma de escribir resultaba muy natural y ese lenguaje lo hemos heredado. Cualquiera de sus obras podrían ser canciones populares que llevan siglos sonando».
Una herencia que va más allá de lo musical. «Tenemos una casa familiar en Miraflores de la Sierra que ahora es el archivo familiar. La compró con el dinero que consiguió de un tour que hizo con su compañía en los 50 por Argentina», explica Irene. «Hay fotos de cuando la construyeron y en ellas sale mi bisabuelo trabajando como uno más, pero vestido con traje y corbata», dice entre risas. Ahora ese es el hogar donde Nerea y su marido Bálint viven y comparten la música que les unió durante su etapa de estudios en Leipzig.
«En el mundo de la música este apellido pesa, sobre todo si tienes la sensación de que te puedan juzgar por ser 'la biznieta de'»
Nerea Sorozábal Moreno
Violonchelista
Curiosamente, casi un siglo antes de que Leipzig acogiera a su biznieta, la ciudad alemana había sido hogar de Pablo Sorozábal, cuando recibió una beca de 1.500 pesetas de la Diputación de Gipuzkoa para continuar allí sus estudios. Tras completar su formación superior en violonchelo en Alemania, Nerea hizo el máster en Zürich y más tarde formó parte de la Orquesta Filarmónica de Guyör, en Hungría, país de donde es originario su marido Bálint Váray. De vuelta en Madrid, donde es profesora, ha formado «varias agrupaciones de cámara, la principal es el Dúo Váray-Sorozábal, pero también toco en un trío con piano llamado Trío Xyris».
También Irene decidió emprender un camino por Europa con sus estudios en flauta de pico que le llevaron hasta Holanda, donde aún hoy reside. Su trayectoria abarca desde el canto de música antigua, hasta actuaciones en coros de cámara, interpretaciones con la flauta de pico en un grupo renacentista y su labor dentro de un grupo experimental de improvisación con el cuerpo. «Hice siete años de ballet clásico cuando era niña, pero lo que hago ahora en Ámsterdam incluye también parte de performance», relata.
El Sorozábal más desconocido
El miércoles a las 19.30 horas, y como mezzosoprano, Irene Sorozábal inaugurará este ciclo de conciertos en el Victoria Eugenia en homenaje a su bisabuelo. Para su recital junto a Jone Martínez (soprano), Mario Lerena (piano) e Izaskun Sanz (guitarra), ha escogido un repertorio de cámara para voz, pero «no las obras líricas que se hacen tan a menudo». «Hay un repertorio más íntimo que suele hacerse en el País Vasco y muy de vez en cuando», dice. Serán los primeros ciclos de canciones que escribió en los años 20, «siete lieder en euskera, canciones con guitarra compuestas en 1966 y una obra para piano solo».
Su hermana Nerea descubrirá el jueves un género «que cultivó poco», como es la música de cámara. «El primer cuarteto de cuerdas que escribió se ha perdido y el segundo en fa mayor, que es el que tocaremos, supuso su billete para estudiar en Leipzig». Además habrá alguna sorpresa. «He escrito una propina en forma de suite que incluye todos los números de 'La del manojo de rosas' pero con arreglos muy libres para violín y cello».
Música vocal
Miércoles, 19.30 horas.
La mezzosoprano Irene Sorozábal interpretará junto a Jone Martínez (soprano), Mario Lerena (piano) e Izaskun Sanz (guitarra) romanzas y dúos de zarzuela.
Música de cámara
Jueves, 19.30 horas.
El Ensemble Sorozábal, agrupación de la violinchelista Nerea Sorozábal abarcará casi la totalidad de su obra para formaciones instrumentales de cámara.
Música para txistu y coro
Viernes, 19.30 horas.
Ofrecerá casi toda la obra para txistu y coro con la Banda de Txistularis de Donostia, el coro Mendi, el coro Eragiyok y el grupo de danza Kresala.
En el Victoria Eugenia Irene y Nerea estarán acompañadas de muchas caras conocidas y su bisabuelo, orgulloso, celebrará su 125 cumpleaños en familia. Eso sí, pondrá su oído bien afinado. «¡Me da miedo pensar qué pensaría! Sé que tenía mucho carácter y que sabía mucho de canto, aunque le gustaría escuchar aquellas obras que durante la dictadura no le dejaron interpretar», cavila Irene. Su hermana cree que se alegraría de escucharlas. «Él revisó muchas de sus partituras y de otros compositores, así que creo que mis arreglos les daría valor».
Un árbol genealógico musical con cuatro generaciones
«Cuando éramos pequeñas teníamos un dúo que se llamaba 'Irenea' ¡y llegamos a tocar en un festival en Asturias!» comenta Irene. Pero Irenea ha sido solo el último eslabón de toda una cadena de músicos que comenzó el bisabuelo Pablo Sorozábal Mariezkurrena cuando se apuntó a las clases gratuitas de solfeo que ofrecía la Sociedad Bascongada de Amigos del País.
El abuelo de ellas, Pablo Sorozábal Serrano, también fue compositor de ópera y música vocal con orquesta, pasión que transmitió a su hijo Pablo Sorozábal Gómez. «Desde pequeña hubo mucha conexión con la música», narra Irene. «Mi padre toca el clarinete, da clases en un conservatorio en El Escorial y dedica mucho tiempo a arreglar la música de mis abuelos». Nerea admite que la música no fue una elección, «cuando naces en una familia así en la que todo el mundo a tu alrededor toca, es todo muy natural». Una tradición que también ha heredado el hermano pequeño de Irene y Nerea con el trombón.
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