La creadora guipuzcoana (Arrasate, 1961) es protagonista estos días de los conciertos de la Euskadiko Orkestra, que interpreta su obra 'Sorginen soinua' y que hoy podrá escucharse de nuevo en el Kursaal. Formada en violín, composición y dirección de orquesta, Beatriz Arzamendi es, además, una ... gestora cultural con una sólida trayectoria, que ha desarrollado especialmente en los Teatros del Canal de Madrid.
Publicidad
– Usted nació en Arrasate y es hija del fundador y director de la Orquesta Sinfónica Juvenil Arrasate Musikal ¿En qué medida le marcaron ambas cosas para dedicarse a la música?
– Arrasate Musikal generó un entorno muy especial, en el que la música ocupaba un lugar de honor: clases, ensayos, giras y un gran grupo de gente entusiasta volcada en la música y tuve la suerte de crecer como músico en este entorno privilegiado. Recuerdo con especial cariño a mis primeros maestros, y por supuesto, a nuestros referentes en aquel momento, mi aita y Albina Madinabeitia (violinista de la Orquesta Nacional de España en la época de Ataulfo Argenta). Sin duda, todo ello marcó mi destino.
– Y después de aquella etapa en su localidad natal decidió formarse en Madrid en violín, dirección y composición. ¿Por qué allí y por qué estas especialidades?
– Primero pasé por el Conservatorio de San Sebastián. Tras un paso formativo por Londres, que me abrió los ojos en muchos aspectos musicales, me trasladé al Conservatorio Superior de Música de Madrid para completar mis estudios de violín con Pedro León. Pero la composición había sido siempre mi auténtica pasión, desde niña, y comencé mi formación en ese campo en las aulas de dos grandes: Antón García Abril y Roman Alis. Pero en aquella época –finales de los 80– tenía la inquietud y curiosidad a flor de piel y no paraba de moverme. Completé mi formación con Luis de Pablo, Joan Guinjoan, Ramón Barce, Gentilucci… era imposible saciar mi curiosidad por conocer la música del momento. Me formé también como directora de orquesta con Enrique García Asensio. Todo este aprendizaje ha dejado un poso indudable en mi visión panorámica de la música y hace que me sienta muy afortunada: soy el resultado de un 'proceso de reducción' que ha hecho aflorar lo que soy, mi propia voz sin complejos.
– ¿En qué momento decidió dedicarse principalmente a la composición?
– Crear, inventar música ha sido siempre mi gran pasión, desde la infancia. Esta elección fue un proceso natural en mi vida. Siempre he tenido la necesidad de plasmar en una partitura lo que fluye por mi cabeza… siempre supe que esa sería mi vida.
Publicidad
– ¿En su actividad como compositora le ha marcado el hecho de ser mujer?
– Las mujeres hemos estado ausentes en muchos ámbitos musicales y la falta de modelos ha hecho complicada su incorporación. Fue muy difícil que yo, en mi fase de estudiante del conservatorio, me hubiera podido ver o imaginar como compositora o directora de orquesta, ya que no teníamos modelos ni referentes. Personalmente intento componer día a día como un colega más. No llego ni a plantearme la cuestión de género a la hora de escribir música. Considero que tengo la misma preparación y experiencia que mis compañeros de profesión y no veo ninguna diferencia. La creación debería ser valorada por su nivel de calidad y excelencia, independientemente del DNI del creador. Pero como detalle, yo jamás interpreté, en todos mis años de conservatorio, ninguna obra de una compositora. La recuperación de toda esta música de las compositoras históricas es vital y darles visibilidad es un primer y fundamental paso.
– ¿En qué se inspira a la hora de escribir una obra?
– Me encanta la época que me ha tocado vivir. Me considero una mujer de mi tiempo que vive inmersa en la inmediatez que surge de los medios audiovisuales y que respira las inquietudes estéticas de mis propios hijos. Absolutamente todo lo que he vivido, he escuchado y he leído han sido inspiradores en mi obra. Desde el hecho inicial de mis orígenes vascos con mi infancia rodeada de esa gran tradición coral que supone una especie de ADN que llevamos ante el canto colectivo y, por supuesto, la naturaleza, nuestra tierra, muy importante y crucial en mi vida personal y creativa.
Publicidad
– ¿Siente la misma libertad cuando crea algo por encargo?
– Sí, una libertad total. No lo haría en caso contrario. Me guío mucho de mi intuición y finalmente, contemplo la obra analizando lo que sobra y lo que falta. Pongo especial interés en que nada se extienda más de lo preciso.
– Se dice que su lenguaje compositivo «se asienta en las estrategias de la tradición occidental del pasado siglo». ¿Está de acuerdo?
– Intento combinar tradición y vanguardia en una proporción que me haga sentir cómoda y satisfecha. La presencia de la tradición es inevitable, todos somos la continuidad de algo; recibimos del pasado y a su vez, proyectamos hacia el futuro. A lo que aspira un compositor es a desarrollar un lenguaje propio, encontrar una manera personal de expresarse, de comunicarse. Intento ser yo misma, huyendo de lenguajes de moda, o de estilos vanguardistas concretos. Cada obra es un nuevo reto, tienes que ser capaz de crear algo nuevo con la ilusión y la pasión de tu primera obra. Y a su vez, con cada una de ellas, vas construyendo el camino para enfrentarte a la siguiente.
Publicidad
– Sus obras han sido interpretadas en numerosas salas de concierto y festivales de Europa, América y Asia. ¿Qué siente cuando escucha una obra suya por primera vez?
– Cuando escucho una obra mía por primera vez, siento siempre una especie de desnudez. Si, siempre ha sido así. Es una sensación que me ruboriza enormemente.
– ¿Y cuando consigue lo más complicado, es decir, que una obra nueva se interprete varias veces?
– Esto es magnífico. A veces es imprevisible, no sabes a qué se debe. Pero hay obras que tienen una magia especial en la sala de conciertos, incluso superando mis expectativas.
Publicidad
– Este es el caso de 'Sorginen soinua' que la Euskadiko Orkestra tocó el viernes en el Kursaal y que forma parte de su programa de abono, que vuelve a interpretarse en Donostia este lunes y sonará en todos los escenarios vascos. ¿Por qué cree que esta obra, estrenada en 2022, tiene este recorrido?
– Esta obra fue un encargo de la Fundación SGAE y de la AEOS (Asociación Española de Orquestas Sinfónicas), seleccionada por la Fundación Baluarte. Se estrenó en Pamplona por la Orquesta Sinfónica de Navarra, que la interpretó en varias ocasiones, tanto en Navarra como posteriormente en el Auditorio Nacional de Madrid. Desconozco el motivo de su éxito, tal vez sea el tema o quizá, como expresó Tomás Marco en su crítica de la obra, «posee una adecuación excelente del sustrato popular». No sabría decirlo, son el público y los intérpretes quienes deciden este recorrido.
Noticia Patrocinada
– Más allá de su inspiración en las brujas, ¿qué destacaría de ella?
– Es una partitura escrita para gran orquesta con una nutrida sección de viento metal y sobre todo de percusión. Se trata de un homenaje a aquellas malogradas mujeres víctimas de persecución por brujería en el valle del Baztán y comarcas limítrofes a comienzos del siglo XVII. Zugarramurdi fue el foco del proceso realizado en 1610 por el tribunal de la Inquisición de Logroño que concluyó con once mujeres condenadas a la hoguera. Debido a la dureza de estas penas, se convirtió en el juicio más grave de la Inquisición española contra la brujería. ¡Va por ellas!
– ¿Qué espera del público cuando escucha una obra suya?
– Creo que uno de los mayores problemas de algunas expresiones artísticas contemporáneas reside en descuidar la comunicación. Lo más difícil es buscar el equilibrio entre la necesidad de buscar ideas nuevas y encontrarse a uno mismo. El público debe ser, de alguna manera, cómplice de la música que escribes. Mi gran aspiración, mi propósito sería que mi música pudiera establecer algún tipo de 'feedback' con el público, que provocara un universo de emociones, lo conmoviera, perturbara, inquietara, generara nuevas sensaciones, pero siempre sin ninguna concesión a la pérdida de calidad o de pretensión artística. En el caso de 'Sorginen soinua', me sorprendió el gran éxito ante el público del Auditorio Nacional en Madrid. Creo que esta obra, su origen y su lenguaje, debería calar aún más ante el público vasco. Confío en no estar equivocada.
Publicidad
– Además de compositora, usted tiene una sólida carrera como gestora cultural. Ha formado parte del equipo de la Asesoría de la Música de la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid y ha desarrollado una importante actividad en los Teatros del Canal. ¿Cómo ve el mundo de la creación desde ese prisma?
– Mi paso por la Asesoría de Música fue muy breve, prácticamente anecdótico. Toda mi labor de gestión cultural se ha desarrollado en los Teatros del Canal desde su apertura en 2009. Estoy encantada de trabajar en contacto permanente con otros artistas, de todo tipo, aunque en mi caso son principalmente bailarines y coreógrafos. Conozco el proceso creativo muy de cerca. Dado que componer sigue siendo una tarea ardua y solitaria, yo vivo el proceso creativo de los coreógrafos con mucha empatía. Y me preocupa mucho la falta de complicidad entre los distintos artistas: escritores, pintores, coreógrafos, músicos… Es una lástima que no haya más puntos de encuentro entre diferentes artistas y creadores para 'contaminarnos' los unos de los otros.
Publicidad
– ¿Cree que la creación artística pasa por un buen momento?
– La creación artística pasa por un momento excelente, aunque es a veces algo irregular. En la música vivimos una época de oro en cuanto al número de compositoras destacadas a nivel formativo y en cuanto a la calidad de sus obras, pero hay que seguir trabajando en esa línea.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.