Ayer se celebró el Día Internacional del Jazz en un Victoria Eugenia de aforo limitado con el concierto de Andrea Motis y Marco Mezquida. Dos estrellas juntas repasando sus gustos musicales en modo arrebatador.
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Pocos tienen el arte de Mezquida a la hora de emplear ... un piano para expresarse. Pocos son tan sinvergüenzas como para usar un Steinway en modo autoharpa. Un autor sonriente, juguetón y siempre excelente en sus pulsaciones. Su «estilo interestilístico», como le definió su compañera, tuvo la alegría de los clásicos y la creatividad de los elegidos.
Intérpretes: Andrea Motis (voz, trompeta9, Marco Mezquida (piano).
Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia)
Asistencia: Unas 450 personas
A su vera la gran voz de Andrea Motis. Diva cuando tocaba, dulce cuando la pieza pedía cercanía. Un tono fabuloso, embriagador, impecable. Brillando en la belleza mínima de las composiciones. Regalando al respetable el emocionante 'Aurtxo txikia' con una dicción que para sí querrían muchos locales.
Juntos «se sintieron mejor que en el salón de su casa» (Mezquida dixit) visitando el Brasil de Gal Costa. Reconstruyendo a The Beatles con distinción. Haciendo que los estándares del jazz sonaran más pop ('The Foolish Things' pareció editado por Burt Bacharach) o abiertos. Con una zona final más festiva – a su manera-, no se nos ocurre mejor cierre que el el escuchado a una de las asistentes: «Qué maravilla, espero que vuelvan juntos o por separado».
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