En el mundo musical, también, todo tiene un comienzo y un final. Quiso la casualidad que hace unos días Gorka Urbizu comenzara en la Casa de Cultura de Intxaurrondo su exitosa gira 'Hasiera bat' ('Un comienzo'). Y el pasado sábado los guipuzcoanos Liher ofrecieron su ... canto de cisne en idéntico lugar, con una velada llamada 'Helmuga bat' ('Una meta').

Publicidad

En pleno cierre de barraca los chicos y chica del combo se mostraron enrollados con los que vienen, montando una fiesta en formato festival: Andoni Oilokiegi y Astelehen Goizak animaron la parranda desde las siete de la tarde. Un buen entrante para una traca final que duró dos horas y fue el concierto más largo ofrecido por la banda en su historia.

Veinticinco piezas que buscaron sintetizar sus distintos aciertos. Comenzaron acoplando en 'Estoldak gainezka' y cortando sus guitarras en 'Teloia'. Siempre con la vertiente más pegadora del rock corriendo por sus venas, el encuentro siguió con los ritmos implacables y orgullosos ('Thelma & Loiuse') mientras composiciones más relajadas y cercanas a los arpegiados heavy de Metallica ('Orri zuri batek', 'Zure azal') sosegaban nuestros impactados oídos.

Porque cuando no fue un palo stoner ('Ezti eta etsizko egunak', 'Hortzak') fue un machaque tremendo de las virtudes de Rage Against The Machine ('Gizarte likido') y las apisonadoras de Motörhead ('Arrastaka'). Con herencias blues aquí y allá ('Hilkutxa bat', 'Zulo bat gehiago') y claros guiños grunge ('Hemen herensugeak daude' fue puro Screaming Trees)

Publicidad

Sobre todos los cortes, apacibles y fieros, se erigió la voz de Lide Hernando. El tono de la cantante, guitarrista y fabulosa líder de Liher fue poderoso, vivo, a ratos poseído por la energía del lugar. Y, no somos robots, ciertamente humano al emocionarse en los últimos minutos de su gran noche. Como el combó cantó en un momento de la cita, 'Amaierarik ez da malkorik gabe' ('No hay final sin lágrimas').

Hernando invitó a sus socias del grupo góspel llamado Ispirit a participar en algunos temas. Fue un buen aditivo, sobre todo cuando los golpes tiraban hacia el funk ('Beltza gara') y la contención soul ('Behazun beltza') en un adiós que finalizó con la enganchona 'Nor da piztia'. Y ahora el silencio. El tiempo dirá si temporal o definitivo («es un hasta pronto», dijo la chica del cuarteto) mientras arrancan sus proyectos paralelos. Porque todo tiene un inicio y un desenlace.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad