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josu olarte
Lunes, 3 de mayo 2021, 07:17
Héroes de Silencio son un caso único en el rock español por su popularidad incombustible y su persistencia como fenómeno musical. Lo afirma y lo atestigua el escritor y guionista Antonio Cardiel (Zaragoza, 1962) en la exhaustiva biografía 'Héroes de leyenda' (Penguin-Plaza ... y Janés), que acaba de ver la luz al cumplirse 25 años de su abrupta ruptura en aquella tortuosa última gira americana con la que optaron por volver a empezar de cero cuando ya eran enormes en Europa.
El volumen, que se postula definitivo al ser su autor el hermano del bajista Joaquín Cardiel, condensa en 512 páginas testimonios de sus miembros obtenidos durante tres años en decenas de horas de entrevistas, fuentes documentales inéditas, diarios personales y experiencias vividas en primera persona. Cardiel ha moldeado una biografía intimista, precisa, confesional e ilustrada con fotografías inéditas. «Es la historia de una banda mítica narrada desde dentro», sostiene.
Es consciente de que su biografía llega un tanto lastrada por la ausencia de las confesiones del chamán de la banda, Enrique Bunbury, quien, pese a haberse comprometido en un principio, declinó finalmente participar en la obra. «Llegué a pensar en abandonar el proyecto. Enrique me dio el sí por una buena relación que siempre tuvimos, pero, tras muchas conversaciones por correo electrónico, se descabalgó argumentado que estaba cansado de mirar atrás».
Paralelamente a su biografía, Netflix ha estrenado el documental 'Héroes: silencio y rock & roll', en el que sí se ha involucrado Bunbury. No en vano lo ha dirigido Alexis Morante, cómplice habitual del cantante al que ha dirigido en videoclips y realizador de reputados documentales musicales como 'Sanz: lo que fui es lo que soy' (Grammy Latino) y el nominado a los Goya 'Camarón: flamenco y revolución'.
«Como complemento, Warner lanzó el pasado viernes su correspondiente banda sonora homónima a modo de antología, que apenas añadirá nada nuevo al legado de una banda que ha vendido más de siete millones de discos tras ser exprimida a fondo por su disquera EMI a base de álbumes en directo, recopilaciones de éxitos, rarezas y demandadas reediciones en vinilo de sus cuatro álbumes de estudio.
Arrogantes, con carácter irreductible y un carisma indudable, los siempre intensos Héroes nunca fueron banda de medias tintas. «Siguen siendo como una religión en muchos países. Su club de fans oficial del 94 sigue muy activo», apunta Cardiel. Sus detractores les censuraban sus ínfulas de estrellas desde que comenzaran a dar forma al pulcro pop oscuro línea The Cure de sus inicios. Sobre todo Enrique Bunbury, con su postureo y su voz ampulosa, como admirador confeso de Bowie y Jim Morrison. Y luego estaba la cuestión de las declaraciones petulantes y la pretenciosidad de sus letras crípticas, con saqueos no siempre reconocidos a poetas románticos (Rimbaud, Blake, Shelley... ), amén de su «exagerada voluntad literaria» bajo el influjo confeso de Cohen, Cioran, Nietzsche y Sartre. «Los grandes humoristas de la historia», reconoció con sorna el cantante en una ocasión.
«En su primera entrevista ya decían sin cortarse que se había juntado lo mejor de la escena. Ese ego y arrogancia con menos de 20 años no gustaba entre la gente que llevaba años en la movida de Zaragoza», rememora Cardiel. «Tenían gran aplomo y ambición. Metían muchas horas ensayando y lograron dar forma a un rock con un sello muy personal». Además del carisma y la gran voz de Enrique, «ya se veían la individualidad como buenos instrumentistas de Juan (Valdivia) con sus arpegios, de mi hermano y de Pedro (Andreu, batería), que también aportaba mucho en el plano rítmico».
Buena parte de la crítica les catalogó como una banda mercadotécnica de niñatos con su debut, 'El mar no cesa' (87). Con el público de su lado fueron subrayando su estelar gen rockero, que cristalizó en su álbum de consagración, 'Senderos de traición' (90). Con ese reciclaje existencial del afterpunk británico filogótico con fondo de rock clásico, se masificaron y se lanzaron a la conquista de Europa. Empezaron tocando «en cuchitriles para cuatro gatos», pero acabaron triunfando en Alemania y luego en Francia, Bélgica, Suiza, Italia… En Reino Unido lo intentaron «pero fue imposible».
Vivieron en la carretera encadenando centenares de conciertos atenuando sus tintes oscuros para derivar a hard rock de estadio con 'El Espíritu del Vino' (93) y su último cancionero en doce años de andadura, 'Avalancha' (95). Para entonces ya era un mamotreto empresarial «muy difícil de gobernar» al que llamaban 'El Buque'. «En esa deriva arranca el enfrentamiento de criterios musicales y el choque de egos entre Juan y Enrique.
Pese que la convivencia ya estaba deteriorada, se lanzan a la quimera del mercado americano. «Actuaban igual ante 20 que ante 20.000; les daba igual. Con el tiempo lo hubieran logrado en América, donde ya había 30 millones de hispanos».
No lo tuvieron. Bunbury encuentra tiempo para gestionar por su cuenta un contrato con EMI y grabar su debut de rock electrónico, 'Radical Sonora' (97). Con casi un centenar de fechas y cuatro discos pendientes por contrato, la cosa estalló cuando Enrique trato de imponer para continuar un pliego de condiciones «inaceptable por el resto» que precipitó la separación anunciada en su día como temporal.
Cardiel arranca su biografía por el final. Recordando el histórico último concierto de Héroes en Valencia, el 27 de octubre de 2007; se habían reunido una década después de su divorcio para despedirse de su público a lo grande con una gira que reunió a cerca de 450.000 almas en diez citas. «Tenían esa cuenta pendiente». Una gira con la que acabó la banda y comenzó la leyenda.
Las especulaciones sobre su posible retorno nunca han cesado pese a los manifiestos recelos de Bunbury y del guitarrista Juan Valdivia. El coautor con Bunbury de la mayoría de las canciones, que en rara política igualitaria firmaban los cuatro, sigue impedido para tocar la guitarra. La cambió hace más de un década por el piano, debido a las secuelas de una extraña afección en una mano. Una dolencia que durante la última etapa del grupo le causó un sufrimiento adicional al sentirse «incomprendido y poco apoyado» por sus compañeros, revela Cardiel. Si aquellaresurrección pudiera tener una secuela es un «complejo asunto» en el que Cardiel no entra.
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