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Ruper Ordorika (Oñati, 1956) transmite calma en cada una de sus respuestas. Gran conversador, el sentido del humor asoma en muchos momentos de la entrevista, ... sobre todo al tener que valorar su propia trayectoria. La palabra «equilibrio» resumiría el encuentro, con mucha pasión por la música, un llamamiento a «no caer en la autoindulgencia plenaria» y a dejar que las canciones hagan su camino. A punto de cumplir 45 años de carrera lanza 'Bakarka bi', una mirada a lo ya hecho, pero deja claro que hay Ruper para rato y ya tiene «proyectos» en mente.
- A las puertas de cumplir 40 años de carrera publicó 'Bakarka' (2018) y ahora, próximo a los 45, llega 'Bakarka bi' (Elkar). ¿Los aniversarios animan a mirar atrás o ha sido casualidad?
- No, no ha sido casualidad. No suelo pensar en aniversarios, pero sí es verdad que para hacer este tipo de discos en solitario he necesitado mucho tiempo. Es como yo comencé, tocando solo, pero he trabajado mucho con músicos y eso para mí es otro mundo. He necesitado tiempo para ir destilando las canciones. Al contrario de lo que suele suceder, que primero es el disco y después el directo, estos vienen después del tiempo que llevo tocando en solitario en directo. Son el resultado.
- El disco presentado es un trabajo de orfebrería, casi artesanal, porque presenta canciones míticas pero interpretadas con mucho menos. ¿Quería mostrar la esencia de cada canción?
- Como decía pruebo las canciones tocándolas en directo y algunas las elijo quizá porque siento que han quedado arrinconadas, otras por lo que dicen. Pero en realidad lo que busco es una sensación muy musical, sentirme a gusto interpretándolo de este modo. Y para eso, para llegar ahí, donde yo quiero, hace falta rodar mucho. O al menos a mí me ha hecho falta. También creo que la veteranía tiene que ver, porque te vas aceptando cosas tuyas con las que antes te peleabas más.
- Vuelve a optar por doce canciones. ¿Es un número redondo o ha sido casualidad?
- Tiene más de casualidad que de otra cosa. En el LP hubo que quitar alguna canción del primer disco porque excedía el tiempo. Me he dado cuenta de que el hecho de que los LP digieran mal más de veinte minutos por cara tiene su razón. Es como las películas de Hollywood, que a partir de una hora y pico tiene que pasar algo muy gordo para que la gente siga viéndola. Los LP te obligan a levantarte pasados los veinte minutos para darle la vuelta.
- ¿Ha sido más fácil o más complicado elegir las doce?
- Más fácil no. He grabado unas veinte y luego… Espero ir rulando en directo y ver qué canciones puedo añadir, aunque ya estoy pensando en cosas nuevas. Esto para mí son discos que van al contrario, parten de lo que toco en directo y según lo que siento, si rula o no, va al disco. ¿Camina? ¿Me gusta? ¿En esta otra no estoy muy a gusto? Entonces cambio el tono o voy modificando.
- No es un disco que ha hecho, entonces, pensando en sus seguidores.
- Es lo que te decía antes, con la veteranía te permites cosas. Y ahí está el equilibrio, en no caer en una autoindulgencia plenaria y hacer cosas que realmente te motiven. El punto es que si haces algo que te hable es posible que le hable a algún otro. Te imaginas al oyente y tratas de aportar, de destilar lo que llevas dentro.
- Si uno no conecta con lo que canta...
- Sí, es muy difícil. Bueno, no lo sé… Hay intérpretes extraordinarios que son capaces de coger una canción que no les dice nada y la elevan. No es mi caso, pero los hay. Creo que es más complicado para el oyente, realmente es quien regala, quien pone un extra para decir 'esto me habla' o quien está dispuesto a pasar una hora y pico viendo a alguien. Yo soy aficionado a eso, me gusta mucho escuchar a cantantes a los que normalmente he escuchado en un contexto de grupo eléctrico y que hacen discos en solitario, sea o no con sus versiones. Se ha hecho siempre y se hará.
- Sus canciones suelen ser muy cuidadas, tanto la letra como la melodía. ¿Cómo se gestiona revisitarlas pasado tanto tiempo?
- No me lo he planteado de ninguna forma especial, parte de querer cantar la canción y de que estoy solo. Busco y la canción me lleva, no lo sé. Suelo decir que cuando toco me gusta pensar que no es Ruper más unos músicos, sino otro territorio. Las canciones buscan su camino y cuando estoy solo es otro territorio también. Me gusta mucho cantar en solitario, también en directo, porque me permite llegar a locales muy diferentes. En pelota puedes hacer el tanto abriendo al ancho o dejándolo en el txoko y éste disco va al txoko. Es una referencia muy manida, pero me gusta.
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- ¿Con malicia?
- No, no. Son tantos netos. Se ven desde lejos.
- ¿Ser uno de los históricos o referentes de la escena presiona a la hora de crear o da libertad? Porque la gente espera que lo que haga lleve el sello de calidad 'Ruper Ordorika'.
- No lo haría si no tuviera eso que llamas sello de calidad. En realidad es algo que tú sientes que está acabado, que aporta algo a ese oyente virtual. Pero sí creo que la veteranía te permite aceptarte, que no es poco. Te permite encajar las críticas y te hace muy consciente, no solo en lo positivo, también en eso que no eres capaz de hacer. No sabes nada, pero sabes más.
- Algunas de sus canciones trascienden la figura de Ruper Ordorika como cantante y son casi himnos que han marcado más de una generación, como 'Zaindu maite duzun hori'. ¿No crea vértigo hacer una versión y que no le guste a la gente?
- Para eso son las versiones, aunque ya que me lo preguntas te diré que es una canción que siempre toco, en solitario también, y es de las más complicadas por eso que dices. Tiene vida propia. Lo que haces es una propuesta, para mí lo son todos los discos, son un momento que eliges. A lo mejor cuando los mire, si es que los llego a mirar, pienso '¡cómo dejé fuera esta canción, si es mejor que…!'. Pero es así.
- ¿Elegir es renunciar?
- Exactamente. Y en ese sentido, aunque lo lleves preparando tiempo, un disco es un momento. Y es lo bonito, estar en el estudio, las vibraciones… No lo sé.
- Lo decía porque las propuestas son versiones más desnudas.
- A mí me hace pensar sobre lo que hago. Sobre el fraseo, la acentuación. El primer disco me demostró que hay gente que lo aprecia incluso por encima de otras cosas que hago y me dio fuerzas para hacer el segundo.
- ¿Habrá un 'Bakarka Hiru'?
- (Se ríe). Suena a amenaza, ¿no? Hay algo que me gustaría hacer en solitario, pero no sería con mis canciones. Necesito tiempo.
- Como ha dicho que ha habido descartes… Una trayectoria tan dilatada da opción a elegir.
- Sí, eso es verdad. Además siempre que toco en solitario hago alguna versión de músicos de aquí, pero en este disco meto una del cantante norteamericano Daniel Johnston. Ocasionalmente también canto canciones tradicionales, una o dos, y es algo que tengo en el tintero. Hay canciones que me gustan mucho, que he cantado toda mi vida, y a ver cómo respiro con eso. Pero no lo sé, ya veremos.
- Se suele decir que los viejos rockeros nunca mueren. ¿Sus fans pueden estar tranquilos?
- No, no veo el final. Ahora, los fans pueden estar tranquilos porque tienen cosas muy importantes en las que pensar. Vas tirando de tu hilo. Aunque suene a perogrullo, yo llegué a esto por afición, porque la música me apasionaba. Mi pasión se ha convertido en mi quehacer y nunca me lo he planteado, nunca he tenido una visión táctica del asunto.
- ¿Le queda algo pendiente por hacer?
- Sí, muchas cosas. Pero no me gusta hablar de lo que está por venir. Estoy con algunos proyectos y creo que el año que viene saldrá un disco.
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