Lide Hernando, vocalista de Liher

«El mantra del disco es curar primero las heridas para luego tirar adelante»

La banda de hard rock donostiarra presenta el próximo sábado en Intxaurrondo su cuarto y más reparador disco 'Eta hutsa zen helmuga'

Carlos Rodríguez Vidondo

San Sebastián

Domingo, 23 de enero 2022, 08:38

Como a muchas otras bandas, la pandemia golpeó el proyecto de Liher cuando alzaba el vuelo con los dragones de su tercer y más ambicioso álbum 'Hemen herensugeak daude'. Tan solo quince días después de abrir las alas, el confinamiento les encerró en la cueva, ... donde el proceso terapéutico fue pasando de la rabia a la reparación. Una imagen que representa el crómlech fracturado en cuatro partes de la portada de su nuevo disco 'Eta hutsa zen helmuga' (2021).

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Sus cuatro miembros cicatrizaron las heridas como también hace la filosofía japonesa del 'kintsugi': encontrando la belleza en el defecto. «Salimos volando con la chica dragón sin saber que al caernos nos haríamos tanto daño» canta la vocalista y guitarrista Lide Hernando (Donostia, 1991) en los primeros versos de 'Kintsugi', el tema que abre este viaje musical. «Fue un palazo porque, aunque suene a tópico, era el trabajo en el que más habíamos currado. Pensábamos que iba a ser un salto y al final fue un salto al vacío» explica. Pero este disco no ha llegado hasta aquí para lamerse las heridas. «Nos rompimos pero unimos nuestras piezas» suena en el siguiente verso, lo que deja claro el espíritu sanador con que despega Liher. «Es que ese es al final ese es el mantra del disco. Centrarse primero en las heridas para curarlas, pero luego mirar afuera y tirar adelante para rellenar ese vacío cultural y personal que nos ha dejado».

ETA HUTSA ZEN HELMUGA - LIHER

  • Género: Rock

  • Discográfica: Liher Records

  • Precio 14,99 euros

Once canciones cargadas de mensaje y reflexiones nacidas en estos tiempos de introspección. «Todo el disco está bañado por la pandemia porque ha estado muy presente en mí», cuenta Hernando quien asegura que también le ha servido para encontrar respuestas. Por ejemplo, a cómo el éxito se había ido filtrando silenciosamente en sus vidas. «De repente, te das de bruces con la realidad. Todo el mundo está encerrado en casa y nadie tiene tiempo para escucharte porque hay cosas más importantes con las que lidiar».

«Me sentí irrelevante»

Lide admite que «hubo un momento en que me sentí irrelevante, pues me di cuenta de que me estaba acostumbrando a estar en el foco y, al dejar de estarlo, me sentí muy mal. Es frustrante pasar de estar cada fin de semana en un lugar en el que te aplauden y veneran a que luego nadie te preste atención. Vi que me estaba mirando mucho el ombligo».

De eso habla 'Arrastaka', una apertura de miras que también ha alumbrado sus propias contradicciones y que se recogen en la última canción del disco, 'Paradoxak'. «Somos humanos y a veces decimos cosas demasiado contundentes. Nosotros íbamos a quemar los templos de la cultura con el espíritu de cambiar aquello que lleva tiempo perpetuándose allí. Pero poco a poco, a medida que nos hemos ido sumergiendo en esa vida, nos hemos dado cuenta de que anhelamos tener uno de esos templos».

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Con las heridas sanadas y el aprendizaje en la mochila, 'Eta hutsa zen helmuga' (Y el destino era el vacío) echa la vista atrás para ver el camino recorrido a lo largo de estos seis años y dejar que sea el destino quien rellene ese vacío de incertidumbre. «Con este disco teníamos todos la sensación de estar cerrando un ciclo. No sabemos qué va a venir luego, quizá después de esto haya un valle un poco más largo hasta el siguiente trabajo. Esta última canción es como un 'flashback' recopilatorio de todo lo que habíamos conseguido hasta ahora».

Un sonido desértico

Unas letras empaquetadas bajo el árido stoner rock plagado de pesados riffs de guitarra y golpes precisos. Un sonido y arreglos cuidados más cercano al grunge noventero o a Foo Fighters que al blues de las voces negras. Aún así el espíritu del soul y el gospel que Lide Hernando comparte con Noa Eguiguren y Lidia Insausti en el trío Ispirit, se deja caer en varios cortes donde ambas colaboran.

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Tras su debut guitarra en mano en Gazteszena hace más de siete años, la vocalista donostiarra continúa persiguiendo su sueño en un mundo cada vez más inestable y bajo el alargado estigma que alimenta el viejo eslogan: 'Eres músico, ¿y qué más?' «No es solo económico, hay circunstancias personales y familiares que lo envuelven todo. Los músicos tenemos que diversificar para poder vivir, además, de manera precaria».

Mientras tanto, Liher continúa haciendo camino el próximo sábado 29 a las 21 horas en Intxaurrondo Kultur Etxea, cuyas entradas pueden adquirirse por 12 euros en la página web de Donostia Kultura.

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