Acertados contrastes

Mueller consiguió ensamblar un coro de entusiastas sin formación musical con una orquesta profesional en tres famosas piezas. El maestro suizo, valiéndose del magnífico trabajo previo realizado con las voces por Gorka Miranda, conjuntó con sabiduría coro y orquesta y regaló unas lecturas que fueron más allá de la precisión, puesto que contaron con expresivos matices. Sería deseable que esta iniciativa, liderada por el responsable de proyectos educativos de la orquesta, Mikel Cañada, fuera el principio de más apuestas por la participación.

El entusiasmo dio paso al virtuosismo del percusionista Christoph Sietzen, todo un mago de las baquetas. Su dominio instrumental se materializó en una interpretación en la que el gesto y lo visual tuvieron tanta capacidad de comunicación como la propia música, hecha de contrastes. Mueller cuidó su conjunción con la orquesta y el resultado fue espectacular. Una 'Segunda' de Brahms a la que quizá faltó algo de seguridad, coronó un concierto completo y variado.