Las 10 noticias clave de la jornada

Fuimos a por canciones pero acabamos escuchando otras melodías. La primera cita del Miramar Gauak se vino abajo por uno de los sonidos más naturales de la tierra, el de la lluvia cayendo sobre nuestras cabezas (y sobre aparatos electrónicos enchufados a la red eléctrica).

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Maria Jose Llergó apenas tuvo tiempo de tocar cinco temas. Su flamenco de bases potentes y tonos graves tenía muy buena pinta, con esos aires más discotequeros que renovadores. Tres gotas mal goteadas sobre los asistentes, y allí aparecieron en escena los técnicos de sonido con plásticos a cubrir todo el aparataje, veloces como los que cambian las ruedas en la Fórmula 1. Algo debían de saber los chicos de negro sobre las previsiones, que no eran tan desalentadoras al principio de la tarde. «Dice que luego llueve el 14%», «en mi móvil pone el 34, pero afirma que nublado», murmuraban los lugareños. Agarrarse a un porcentaje mientras fuera diluvia, la nueva esperanza en lo festivalero – y en la noche de las elecciones-.

Nunca llueve a gusto de todos. Y caló menos a los que se cobijaron en el interior del Palacio Miramar invitados por los patrocinadores. El Starlite txikito donostiarra platicaba y pimplaba mientras fuera vivíamos en el «Poncho» cantado por Los Jets. Los plásticos azules ofrecidos por los organizadores homogeneizaban toda pinta elaborada, informal, summer feel, casual, trendy o de boda.

Ellos y ellas esperaban un claro «En el espacio» al que le entonaba Leiva, ese ocaso anaranjado que se llevó cientos de fotos para las redes sociales. Miraban ansiosos, nerviosos, deseosos, los grandes escenarios descubiertos montados para la ocasión esperando que los músicos saltaran sobre ellos.

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Mas no era el día. Los altavoces siguieron practicando el «The Sound of Silence» que acolchaban Simon & Garfunkel y Niño Josele también se quedó sin saltar al campo. La esperanza se depositaba el el hombre grande de la noche, Andrés Calamaro. El único que tuvo música previa en formato de manifestación en la puerta de acceso. Porque el hombre canta mucho y bien, sin despistar ese piquito que siempre agita (pero no revuelve) internet.

Las previsiones para este jueves, aún peores, volvían a zumbar en nuestra oreja (física y musical. Algunos de los miembros del grupo donostiarra andaban por el lugar más tensos que Marco en 'Sorpresa Sorpresa'). La vertiente climática de aquella DANA internacional que ganó Eurovisión pensaba pasearse por la ciudad con sus nubarrones y aguaceros. Solo el tiempo, el climático y el del segundero, dirá si la segunda parada del festival fue un éxito o un nuevo charco en las ilusiones de promotores y espectadores.

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