Merina Gris, durante el concierto que ofrecieron en el ciclo Gure Ahotsak de Donostia. Iñigo Royo
Merina Gris

«Quizá sí de timbre, pero de código no somos música electrónica»

Tras un 2023 espectacular y un 2024 que mezcló festivales y grabaciones, Merina Gris afronta un 2025 que tendrá sorpresas, como un concierto «lejos» o la cita con Fermin Muguruza

Jon Agirre

Donostia

Sábado, 8 de febrero 2025, 07:24

En un sector tan cambiante como la industria musical, Merina Gris ha ido dando pasos a su ritmo, con una forma de trabajar casi artesanal. Presentaron su primer trabajo, 'Zerua Orain' (Airaka, 2022) como «pop violento», que hoy enmarcan como hyperpop, y aunque entienden que ... su música suene a electrónica tienen claro que lo suyo es «hacer estribillos, melodías, canciones» puntualiza Sara. «Quizá sí de timbre, pero de código no somos electrónica. Nos cuesta hacer un tema más clubero». «A nivel de vibra venimos del rock, del punk, del pop, de cosas más con otra filosofía», añade Julen.

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Opinan que 'Zuloa' tiene «más reposo» que el primero, admiten que han sufrido algo más en el proceso y que han llegado «cansados», por suerte, ya hacia el final, «con todo hecho». Eso sí, tienen claro que en cuanto pisen el primer escenario y arranquen, todo se disipará. «Pero hasta llegar a ese punto, estamos justo en esa incertidumbre», verbaliza Paskal. Lo secunda Sara, quien tiene claro que la clave es «hacer algo honesto y que nos guste. Creo que ahora la autenticidad es la única fórmula» para enganchar al público. «La gente conecta con eso. Yo he notado, me he notado en mí y lo he notado en gente conmigo, pero al final la gente solo quiere algo de verdad».

Con esa idea lanzaron el primer disco y para el segundo han repetido esquema: publicar primero unas canciones -'Nadie cuando lloro' y 'lilili'- sin tener claro que habría disco; y al juntar suficiente mimbre para hacer un álbum la promoción 'habitual', con singles y anuncio. Así llega este viernes 'Zuloa', aunque los tres tienen dudas de qué es mejor o qué premia o castiga el algoritmo. «Antes me preocupaba más, ahora ya estamos tan hartos que… No está en nuestra mano y no tenemos ni idea», comenta Julen. En la conversación se mencionan dos rarezas, que Gorka Urbizu lanzara el disco completo de golpe en 2024 o que recientemente Olaia Inziarte ha presentado el suyo un 13 de enero, muy lejos de Durangoko Azoka. «El algoritmo es como la muerte. Si piensas en él te bloqueas. La peña está rompiendo eso y que le está saliendo bien». Pero copiar tampoco es sinónimo de éxito, añade Sara. «Va de puta madre porque es un buen disco. Seguramente si alguien saca el mismo día no le va a ir bien porque está copiando, no está siendo auténtico».

Hacer algo que primero les guste a ellos es uno de los leitmotivs de Merina Gris. Y no les va nada mal. Los primeros temas llegaron en 2020 y este marzo estarán en el concierto que Fermin Muguruza ofrecerá en París. Entre medias un 2023 que valoraron con su sinceridad habitual, «no lo vamos a puto olvidar» y que recuerdan con mucho cariño. «Fue el año de la inmortalidad para Marina Gris. Y era un año que a mí personalmente me daba mucho miedo por muchas cosas, pero fue tocar, tocar y tocar», apunta Julen. Tampoco se quedó atrás 2024, «un año muy guay a nivel Merina Gris» con su incursión en los carteles de grandes festivales como el Primavera Sound, Madcool, Reykjavík o siendo profetas en casa al tocar en el Jazzaldia, aunque con cierta sensación de tocar poco. En parte porque ya tenían entre manos 'Zuloa' (Sonido Muchacho), un proceso que también ha tenido altibajos. «Mientras componíamos tocábamos, que es como un premio. Y lo teníamos claro, pero a las puertas de sacarlo han aparecido algunas inseguridades cuando fallan las fuerzas y estás cansado. Es algo humano y normal, no lo identifico como algo malo», explica Julen.

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La cita especial con Fermin no será el único puntazo de su gira. Habrá un viaje «lejano», aunque por ahora no pueden avanzar más. Solo que «vamos a tocar en un festival, hay una fechilla fuera, guapa». Durante la gira han apostado por tocar solos en una forma de probarse. «Seguramente no hagamos sold out en muchas salas, pero queríamos vivir la experiencia de forma diferente, hacer el tour solos y ver también qué tal así». Colaboraciones habrá, pues va de la mano con su forma de entender la música, y teloneros, «proyectos en los que creemos, que nos molan y con los que nos sentimos conectados», pero será una «gira de nicho».

Como grupo relativizan y entienden la música como «oscilante» y que, muchas veces, si un año tocas en un festival al siguiente no. «Es cíclico».

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