![Este grupo de colombianos residentes en Vitoria posa sonriente minutos antes de acceder a la pista del estadio de Anoeta.](https://s1.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/2024/06/05/95065510-kRWB--1200x840@Diario%20Vasco.jpg)
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Desde primera hora de la mañana por las calles de Amara ya se percibía que el de este miércoles no iba a ser un día cualquiera. A primera hora eran pocos, pero según avanzaba el día los seguidores de Rammstein fueron tomando los bares del entorno de Anoeta. Los más madrugadores optaron por ponerse en la cola para asegurarse un buen sitio en la pista, cerca del escenario. «Nosotros llevamos aquí desde las cinco de la mañana», admitían Alejandro y Ana, dos amigos de Murcia que «solo quedamos para acudir juntos a los conciertos de Rammstein». Junto a ellos las hermanas Andrea y Rebeca, de Almería, que habían llegado media hora antes. «No nos conocíamos pero llevamos toda la mañana juntos y nos vamos turnando para ir a tomar algo o al baño».
Si algo destacaban las decenas de personas que pasaron horas esperando a que llegaran las seis y se abrieran las puertas era el «buen rollo» existente. Sobre todo los que llevaban más tiempo en las filas que se formaron en los dos accesos a la 'feuerzone', es decir, la zona más próxima al escenario. «Una chica se ha dedicado a organizar la cola y tenemos nuestro número, por eso nos vamos turnando», explicaban los burgaleses Montserrat, Rodrigo y Andrés.
Otros que habían madrugado pero que se habían tomado la mañana «con más tranquilidad» eran los bilbaínos Noemí y Gorka, que tomaban algo antes de acercarse al estadio. «Hemos venido para las nueve y media, hemos aparcado en la zona de Illunbe y para las dos de la tarde ya queremos estar en la cola». En su caso, no querían quedarse «demasiado» cerca del escenario. «Creo que será mejor verlo a cierta distancia», decía Gorka.
En el caso del bar Chopper, elegido como punto de encuentro para los seguidores del grupo germano, al mediodía todavía el ambiente era tranquilo. «Suponemos que la gente llegará a primera hora de la tarde», aseguraba Igor desde una barra repleta de bocadillos. Y no se equivocó. A las cuatro de la tarde decenas de personas llenaban el bar y su terraza. En una de sus mesas charlaban Ismael, Rubén, Quique, Adrián e Imelda, quienes se han conocido estos días en San Sebastián. Todos ellos son miembros de un grupo de whatsapp que se creó cuando compraron las entradas para el concierto, y a través de las redes sociales habían quedado en el Chopper. «Vengo desde Ourense y va a ser la primera vez que los vea en directo, voy a cumplir mi sueño». admitía Rubén. En el caso de Ismael también era la primera vez, «el año pasado tenía entrada para el concierto de Madrid pero me puse enfermo», contaba. A pesar de haberse conocido apenas unas horas antes, todos coincidían en señalar que «en estos conciertos hay muy buen rollo, hay un sentimiento común que nos une».
Con el paso de las horas, la presencia de los seguidores del sexteto germano –casi todos vestidos de negro y con camisetas alusivas al grupo– fue en aumento. Para las cuatro de la tarde apenas había mesas libres en las terrazas de los bares del entorno del estadio de Anoeta. El grupo formado por Josu, Gabri, Txetxu y Jose brindaba con cerveza por el gran espectáculo que estaban a punto de presenciar. «Los sigo desde que empezaron, cuando yo apenas tenía 20 años, y verles actuar en directo es como volver a mi juventud», admitía el vizcaíno Gabri, quien ya les ha visto actuar en diez ocasiones, una de ellas en Illunbe. «La fuerza que transmiten en los conciertos es increíble. Y si ellos con sesenta años aguantan, nosotros con cincuenta también, ¡cómo no!».
Los hermanos Alex y Rodri también brindaban por los alemanes. «Venimos desde Pontevedra, y para nosotros se ha convertido en un ritual acudir a sus conciertos. Desde hace diez años intentamos ir a las actuaciones que ofrecen en España y Portugal. Es un plan que nos gusta mucho». En el caso de la pareja italiana formada por Gianluca y Chiara, tenían claro que querían ver un concierto de la gira de este año, y eligieron el de San Sebastián «porque todavía quedaban entradas». Ha sido la excusa perfecta para pasar unos días en la ciudad, que les ha parecido «muy bonita».
Según avanzaba la tarde, los aledaños de Anoeta se convirtieron en un ir y venir de seguidores, que buscaban su puerta de acceso o se agolpaban en la tienda móvil oficial del grupo. Los colombianos Jefferson y Simón, tío y sobrino, mostraban orgullosos la camiseta diseñada para este concierto. «También hemos comprado calcetines y chapas». Para ambos era la primera ocasión en la que iban a ver en directo al grupo. «Estamos emocionados, son los mejores», aseguraban.
Con la camiseta oficial de este concierto también aguardaban ansiosos en la cola Elise, Benjamin y Valentin, de Bergerac, quienes habían venido directamente ayer y se marcharon tras el concierto. «Mañana tenemos que trabajar». Al igual que el grupo de colombianos residentes en Vitoria que tenían al lado, ellos también con las camisetas de la actuación de Anoeta. «Estamos cumpliendo un sueño que teníamos desde la infancia», admitían.
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