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Madurez. Sofía vuelve del colegio y se sienta a tocar su piano Kawai entre dos y tres horas cada día.«No es una obligación, es lo que me gusta». USOZ

«En cuanto me siento al piano y empiezo a tocar se me pasa todo»

Pianista precoz ·

Con solo 10 años, la donostiarra Sofía Huerta Castrillo deslumbra con su música y ya recorre escenarios europeos. Mañana se conocerá si ha ganado la Cesar Franck Competition de Bruselas

Carlos Rodríguez Vidondo

San Sebastián

Domingo, 19 de diciembre 2021, 07:46

Suelen ocupar portadas e infestar de 'likes' las redes sociales, como si se tratara de seres venidos de una galaxia muy, muy lejana. 'Le llaman el nuevo Messi' predican unos; 'El prodigio prematuro que te sorprenderá' anuncian otros. Nadie le encuentra una explicación terrenal, por lo que siempre se le atribuye algún don celestial o al toque de una varita mágica que bendice solo a unos pocos, a los elegidos. Para Sofía, donostiarra de 10 años, hay titulares que parecen encajarle mejor como 'El talento se trabaja'. Y es que su agudeza y capacidad al frente de un piano no tiene más receta que la vocación y las horas. Aquí no se trata de juegos de naipes, ni de conejos en la chistera. Acaba de llegar a la final de la Cesar Franck Competition, cuya ganador se conocerá mañana.

«Soy la única de mis amigas que estudia música clásica, pero no me siento rara. Aunque no todo el mundo entiende que tenga que estudiar tantas horas» comenta sentada en una silla desde la que balancea las piernas, pero con una madurez que sorprende para su corta edad. Porque, cuando Sofía Huerta habla de su piano, sustituye el verbo 'tener' por el verbo 'querer'. «Hay veces que, cuando mis amigas salen a la playa, yo me tengo que venir a estudiar y al principio me fastidia, pero luego lo pienso y, en realidad, es que quiero tocar. En cuanto me siento al piano y empiezo a tocar se me pasa todo».

Premios recientes

  • Cesar Franck Competition Bruselas. El ganador de la final se anuncia mañana.

  • XXV Premio Santa Cecilia Segovia. Organizado por la Fundación Don Juan de Borbón.

  • Rocky Mountain Winter Classical Music Festival Toronto. Categoría 9-11 años.

  • Concorso per Giovani Musicisti Citta di Massa Italia.

Eligió el piano porque un día escuchó su sonido a través del televisor. Con solo cinco años, le dijo a sus padres que quería un teclado y empezó a asistir a clases extraescolares. Más tarde, en el conservatorio no le permitieron hacer las pruebas de acceso por su edad, así que probó con el violonchelo. «No era lo mismo, no me sentía tan bien». En un viaje a Granada, su madre descubrió el Festival Internacional de Música y Danza y llamó para interesarse por algún concierto. La casualidad quiso que, tras aquella llamada de teléfono, fuera el virtuoso pianista cubano Leonel Morales quien se interesara en tener a Sofía como alumna. Tenía solo 8 años y acababa de instaurarse el confinamiento domiciliario por el estallido de la pandemia, pero ella comenzaba su carrera musical.

Cuando es más que un juego

«Cada dos fines de semana voy a Madrid a dar clase con Leo y si tengo algún recital cercano, acudo cada semana. Estar en clase no es una obligación, me lo paso bien y es lo que a mí me gusta. Me explica el por qué de cada cosa, cómo se sentía el compositor en el momento de escribir, las historias detrás de las obras... Me encanta conocer todo ese contexto porque luego lo entiendes todo mejor al tocar». Considera que el piano ha dejado de ser un juego y que se lo está tomando más en serio, algo que se traduce en el sonido que emana de su Kawai de media cola. «Empezábamos a ver que, cuando la niña tocaba, sonaba algo diferente al resto. Mi mujer y yo nos mirábamos... ¿Y esto qué?» se pregunta Sergio, su padre.

Pues esto, ya se traduce en reconocimientos, viajes al extranjero y premios. El último, el prestigioso Santa Cecilia de Segovia organizado por la Fundación Don Juan de Borbón, que le ha programado tres conciertos: en el 47 Museg, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) y en el Centro Botín (Santander). Mientras, está a la espera de que suene su nombre mañana como posible ganadora del Cesar Franck International Competition, una final a la que ha llegado abriéndose hueco entre los más de 50 aspirantes procedentes de todo el mundo. Se trata de un prestigioso concurso que busca jóvenes talentos entre las nuevas generaciones. Pero su nombre ya se ha oído en Toronto, Bucarest, California, Dublín o Italia, aunque no es algo que le obsesione. «Yo lo que quiero es tocar el piano, no me asusta la popularidad», asegura categórica.

Se encanta conocer todo el contexto de las obras, cómo se sentía el compositor alscribirlas. Así las entiendes mejor»

En las competiciones siente «un punto de presión por querer hacerlo bien, pero no de forma competitiva como una obligación por tener que ganar sí o sí. De hecho, la primera vez que viajé a un concurso conocí a una niña y ahora somos uña y carne, estamos todo el día juntas».

Esa naturalidad con la que afronta el éxito de la que apunta a ser su profesión, la recuerda su padre en una anécdota reciente. «Me dijo que echaba de menos el concierto en Segovia y le contesté que eso era por todos los elogios que recibió tras el premio. Pero me dijo: 'No papá, es porque cuando tocaba no quería que se acabara nunca'».

«En los concursos hay un punto de presión por querer hacerlo bien, pero no es una obligación por tener que ganar sí o sí»

Dicen que el elogio debilita, como también la crítica. Y la música supone postrarse día tras día a una exposición constante a esos dos impostores, como los llamaba Kipling. «Los premios solo significan que vas por el buen camino» reconoce, mientras que las críticas que más le «fastidian» son las de sus propios padres. «¡Eso sí! Porque después de estar todo el día practicando un trino, viene tu padre y te recuerda que todavía no te sale», bromea.

Para su padre, la mayor preocupación es que ese mundo ultracompetitivo no le haga perder el equilibrio ni el placer por la música. «Nadie en la familia es músico, ha salido de ella y nosotros solo hemos tenido la sensibilidad de apoyar ese algo especial que tiene. Pero es un camino en el que tiene que meter muchas horas, a un alto rendimiento y con solo 10 años... ¿Es lo correcto? Igual dentro de tres años dice 'hasta aquí he llegado' y, si eso pasa, no será ningún drama».

Cuestión de rutina

Sofía hace ballet, va a clases de inglés y nota cómo en el colegio cada curso se va complicando más y más. ¿Cómo se llega a todo? ¿Cuántas horas tiene el día de un músico de élite? «Todo consiste en tener organización y una rutina. Suelo llegar a las 17.30 del cole y a las 17.45 me pongo a tocar. Intento estar dos o tres horas cada tarde. Luego ya hago los deberes, ceno y me meto en la cama». Pero no todo es el piano, «también hay que hacer ejercicio y cuidarse. Para estar feliz tocando tienes que tener un tiempo libre para dedicarlo a otras cosas».

Sus profesores en el Deutsche Schule San Alberto Magno son comprensivos con la situación de una niña cuyo esfuerzo han de potenciar, como así ocurre con otros talentos precoces del deporte, la ciencia o el arte. Los viajes, las masterclasses, los concursos y los recitales se van multiplicando y Sofía Huerta va poco a poco grabando su nombre en los programas de música europeos. Este mes de diciembre estará tocando en el Museo del Romanticismo de Madrid y para 2022 ya ha confirmado fechas en la Universidad Alfonso X el Sabio, en el festival Museg de Segovia, en el Mozarteum Wiener Saal de Salzburgo, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y en el Centro Botín de Santander.

En su cuarto de estudio acumula numerosos premios y reconocimientos, y eso que su padre asegura que «no están todos». USOZ

Una niña que habla de la sensibilidad y expresividad de Chopin

Aunque no usa redes sociales, acaba de abrir un canal en YouTube para ir dando a conocer la música que suena en su casa. «Para llevar solo tres días ya tiene bastantes visitas» dice, aunque reconoce que eso de hacerse viral o famosa no le preocupa, solo quiere tocar.

Una 'rara avis' prodigio del piano, como rezarían los titulares periodísticos que, cuando se refiere a Beethoven, habla de su carácter. Al mencionar a Chopin, uno de sus favoritos, destaca su sensibilidad y expresividad. Reconoce encontrarse más cómoda en el Romanticismo del siglo XIX que en el Barroco polifónico de Bach. Pero, qué opina del pop o el reggaeton que suena hoy en día. «¡No, no! No sé... de música pop igual me quedo con Aitana».

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