
Ver 47 fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver 47 fotos
El principio fue de fábula: un atardecer de postal servía de fondo para los primeros compases del pamplonés Paul Alone en el escenario de los ... jardines de Miramar asomados a la bahía. Miramar Gauak, el nuevo festival donostiarra, arrancaba como una intimista fiesta musical en un coqueto escenario. María José Llergo tomó el relevo con brío en el otro escenario del festival, en la trasera del palacio. Y de pronto llegó la lluvia y el cuento se convirtió en pesadilla.
Arreciaron los chaparrones y los organizadores, que al principio miraban al cielo con la esperanza de que fuera sólo una nube de verano, terminaron tomando la decisión de suspender, al filo de las diez y media de la noche. Niño Josele y Andrés Calamaro, que aguardaban su turno en los camerinos habilitados en el palacio, se quedaron con las ganas de actuar. La organización anunció que se devolverá el dinero de las entradas a los cerca de 1.300 espectadores reunidos este miércoles.
Noticia relacionada
Fue una pena. La cita había arrancado con las mejores expectativas, aunque a la entrada del palacio varias decenas de manifestantes protestaban contra la presencia de Calamaro «por su apoyo al régimen de Israel». El público fue entrando a los jardines para disfrutar de este «festival boutique» patrocinado por Caixabank, organizado por Get In y destinado a ofrecer una alternativa cercana y amable al verano cultural donostiarra. En la variada presencia de espectadores, desde el entrenador Unai Emery, de vacaciones en Gipuzkoa, hasta ex futbolistas como Alvaro Benito, Gorka Larrea o Zuhaitz Gurrutxaga.
La tarde-noche comenzó intimista con Paul Alone en el inicio del crepúsculo. El público le aplaudió con la bahía de fondo como aplaudió después el vibrante inicio de María José Llergo en el llamado escenario Palacio. Pero inesperadamente comenzó la lluvia y la cantante tuvo que cortar la actuación antes de lo previsto. Arreciaban los chaparrones y los escenarios, sin cubrir, a la espera de que escampara. Los organizadores miraban al cielo con la esperanza de que fuese una nube pero la lluvia no paraba. Al final se optó por suspender con el aviso, a través de la megafonía, de que se devolverá el importe de las entradas.
Fue una lástima. El modelo de festival, con barras surtidas por Bokado y la cerveza Magna, y una cuidada ambientación de los jardines, había confirmado que Miramar es un estupendo escenario para un festival así. Pero estamos en Donostia y el tiempo manda. Este jueves volveremos a mirar al cielo para ver qué ocurre con una jornada con sold out, con 2.000 entradas vendidas, con La Oreja de Van Gogh como cabeza de cartel. Cuando acabamos de mandar esta crónica, desde un pasillo de Miramar, Calamaro cruza ante nosotros de retirada. «Qué pena, tenía muchas ganas de tocar en Donostia», se despide camino del hotel.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.