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Teresa Berganza tuvo una estrecha relación con Gipuzkoa, empezando por su primer marido, Félix Lavilla, pianista y compositor de Errenteria. También fue muy amiga de otros dos pianistas, el irunés Ricardo Requejo y el donostiarra Josu Okiñena. Debutó en la Quincena Musical en 1973 y su última actuación en el festival tuvo lugar el 31 de agosto de 1999. Jose Antonio Echenique, entonces su director, recuerda que «el Victoria Eugenia se cerraba para reformarlo. Tras 7 bises, se inclinó y besó el suelo del escenario. Fue un concierto de los que perduran en la memoria».
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Otro de los cuatro recitales que ofreció en la Quincena también fue memorable. Fue el 25 de agosto de 1989, el día anterior había actuado Montserrat Caballé, con un gran éxito, y Berganza «como si quisiera quitarse una espinita, ofreció una lección de canto impresionante. Siempre daba el cien por cien».
Esa obsesión por la perfección le llevó en 1990 a anular su participación en la ópera 'Cosi fan tutte' que se representaba en el Victoria Eugenia, junto a su discípula María Bayo.
Pisó Donostia por última vez el 13 de agosto de 2019 para ver a Ainhoa Arteta en 'Madama Butterfly'. Se acercó al camerino a saludarla y esta vez fue la tolosarra la que se puso a sus pies a modo de reconocimiento.
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