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La historia que trata sobre un ser misterioso que aterroriza la Ópera de París para atraer la atención de una joven vocalista a la que ama ha sido recurrente en teatro y cine, pero su popularidad se acrecentó cuando en 1986 Andrew Lloyd Webber la convirtió en un musical visto hasta el momento por 160 millones de personas en 195 ciudades en 21 idiomas. Primero se estrenó en el Her Majesty's Theatre del West End de Londres y dos años después, en 1988, en Nueva York donde ya en 2006 logró el récord de ser el espectáculo de mayor duración en la historia de Broadway, superando a 'Cats'. Allí estuvo en cartel 35 años, con 14.000 funciones.
Antonio Banderas, un enamorado del género, se alió hace tres años con Webber, a quien une una larga amistad, y crearon la empresa Amigos Para Siempre para producir espectáculos de entretenimiento en directo en español y cubrir el mercado de habla hispana. El primer proyecto conjunto ha sido el montaje más emblemático del productor y músico inglés, 'El fantasma de la ópera', que durante dos años ha estado representándose en el Teatro Albéniz de Madrid donde ha contado con más de 200.000 espectadores, en cerca de 600 funciones.
En diez días se despedirá de la capital y el equipo se prepara para una gira que recalará entre el 26 y 29 de junio en el Kursaal donostiarra, en cuyo escenario se podrá ver uno de los elementos más icónicos del espectáculo, la gran lámpara de cristal, o se recrearán las grandes alcantarillas por donde el fantasma lleva en góndola a su objeto de deseo. Las entradas ya se encuentran a la venta.
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El montaje se caracteriza por el ilusionismo y la magia, con una cuidada puesta en escena y que al mismo tiempo apuesta por mostrar una historia de una obsesión de una manera algo más introspectiva que en el original, aunque la partitura de Webber se mantiene intacta.
Silvia Montesinos es la directora asociada de esta versión de 'El fantasma de la ópera' y la supervisora de la adaptación de las letras. Considera que presentarse en el Kursaal es un reto por su capacidad y sus características. «En la gira hemos intentado adaptarnos a teatros que fueran acordes con la época en la que transcurre la historia, pero en Donostia ha sido imposible porque toda la tramoya que llevamos no entra en el Victoria Eugenia». También habla del público de la ciudad. «Impone bastante porque durante las representaciones apenas se mueve, pero cuando termina es el que más aplaude, durante más tiempo. Es un buen público».
Elena Garzón, project manager del espectáculo, da detalles de lo que supone movilizar a un equipo de esas dimensiones. «En el escenario están un total de 23 intérpretes, a los que hay que añadir, 14 músicos más el director. Detrás son 36 los técnicos encargados de que todo funcione. Hay que destacar la labor de estos últimos en la gira. Los artistas terminan en una ciudad y vuelven a sus casas, pero los técnicos recogen todo y van al siguiente teatro», comenta. «El verdadero espectáculo está detrás», bromea Montesinos, que define como «un ballet» los movimientos sincronizados que realizan para que los artistas, por ejemplo, puedan cambiarse de vestimenta y pelucas, en menos de un minuto.
Inspirada en una novela de Gastón Leroux de 1910, que a su vez, dicen, tomó elementos de un suceso real, cuenta la historia de una misteriosa figura enmascarada que acecha bajo la Ópera de París, ejerciendo un reinado de terror sobre todos los que la habitan. Se enamora perdidamente de una joven soprano, Christine Daaé, y se dedica a cultivar sus extraordinarios talentos, empleando todos los métodos tortuosos a su alcance.
La espectacular partitura incluye temas como 'La música de la noche', 'Todo lo que te pido', 'Deseando que estuvieras aquí otra vez' y la icónica obertura del título. Manu Pilas y Judith Tobella serán los encargados de interpretar al fantasma y a Christine en el auditorio donostiarra. El elenco principal lo completan Guido Balzaretti en el papel del apuesto vizconde Raoul Chagny y Marta Pineda representando a la soprano Carlotta, la prima Donna y Estrella consentida de la ópera de la ciudad. Dirige Federico Bellone, un italiano especializado en musicales al que le apasiona la magia por eso este montaje cuentan con más números de ilusionismo que el original.
Como su argumento, 'El fantasma de la ópera' también tiene un origen romántico. En 1984 Andrew Lloyd Webber se enamoró de una de las cantantes del coro del musical, 'Cats', Sarah Brightman, que luego se convertiría en una estrella de la ópera. Se casó con ella y para ella compuso el musical que cuarenta años después es un clásico. El matrimonio no duró tanto, terminó una década después.
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