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Las obras icónicas de Richard Serra en el País Vasco se encuentran en el Guggenheim de Bilbao, pero también Donostia tiene su escultura del artista fallecido ... , aunque sea «en préstamo». Se llama 'Five Plates Counter Clockwise' ('Pentágono en sentido contrario a las agujas del reloj') y se encuentra desde febrero de 2020 en los jardines del Palacio de Miramar, en la parte posterior al edificio aunque con vistas a la bahía. Muchos donostiarras desconocen esa pieza tan grande como discreta.
Son cinco planchas de acero en una escultura de 8,5 toneladas de peso, creada en 1987 y cedida en depósito por la galería bilbaína Carreras Múgica al Museo de San Telmo. Los técnicos del museo estudiaron en su momento cuál sería el punto ideal donde colocar la obra y optaron por esta ubicación, integrada en la ruta de esculturas del litoral donostiarra, esa que incluye piezas de quienes fueron tan cercanos a Serra como Jorge Oteiza y Eduardo Chillida. El precio de mercado de la obra instalada en Miramar se estima por encima de los 5 millones de euros.
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Ignacio Múgica, de la galería bilbaína, considera que esta obra es «seminal» en la trayectoria de Richard Serra». «Fue en los años 80 cuando se pudo permitir este tipo de trabajos y desarrolló lo que le ha hecho famoso: la idea de que no es la obra como objeto lo importante, sino la obra en un sitio concreto y en relación las personas».
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Serra, tan vinculado a Bilbao y el País Vasco, era un gran admirador de Jorge Oteiza. «La intensa soledad que manifiesta la obra de Oteiza conecta con un carácter existencial remoto que reconozco en mí mismo», decía Serra. «Tres obras de Oteiza me obsesionan a causa de su prevalencia. Cada una me plantea un conflicto con la Historia pues aún hoy se presentan como incuestionablemente vanguardistas, pese a estar concebidas entre 1957 y 1958», decía. Esas tres piezas son Homenaje al padre Donostia, Caja metafísica por conjunción de tres diedros y Homenaje al estilema vacío del cubismo. El espacio a partir de estas obras no tiene precedente», proclamaba el escultor ahora fallecido. El propio Serra visitó en 2009 el Museo Oteiza de Alzuza, que calificó de «extraordinario» según recordaban este miércoles mismo en la entidad. «A Serra le fascinó poder recorrer la obra de Oteiza en profundidad, pero sobre todo le interesó el Laboratorio. Durante casi 2 horas permaneció impertérrito con la mirada fija en las pequeñas piezas experimentales».
También desde la familia Chillida recordaron este miércoles las vinculaciones entre los dos artistas, «una amistad que se basaba en un profundo respeto y una visión compartida de la expresión artística». La obra gráfica de Richard Serra fue protagonista de una exposición en Galería DV en 1999, con seis grabados fechados entre 1987 y 1991, y el propio San Telmo acogió hace solo unos meses la presentación de 'Obra maestra', la novela de Juan Tallón sobre la escultura de Serra «desaparecida» del Reina Sofía.
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