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José Ignacio Olave, experto en arte y nieto del pintor eibarrés Jacinto Olave, rescató el estudio de Moreno Meyerhoff para destacar la figura de ... Juan de Isasi y su impronta en la historia no solo como persona de confianza de Felipe IV sino también como abuelo de una de las protagonistas de la «obra maestra de la pintura al óleo» que llevó a Velázquez al «olimpo» de los mejores pintores de todos los tiempos. «Las Meninas son un prodigio en el que Velázquez, un pintor seguro de sí mismo y su trabajo, vuelca todos sus conocimientos y la experiencia de su vida con los pinceles para crear una obra maestra cargada de profundidad, perspectiva, bidireccionalidad, finura en la pincelada y magia de espacios en sombras y luces», aseguró.
El pintor sevillano se convirtió en el más importante del barroco español desde que accedió a la corte de Felipe IV con 24 años, de la mano de su suegro Francisco Pacheco, en cuyo taller comenzó su formación. Con sus primeros retratos, el rey apreció su talento y lo nombró su pintor de cámara, lo que le enemistó con otros artistas más veteranos. Según Olave, era «autosuficiente en sus mecanismos pictóricos, Velázquez fue evolucionando en su pintura desde un territorio de fondos oscuros y paleta terrosa y ocre hasta una nueva estructura pictórica que consolidó en su primer viaje a Italia en 1629». Antes de ese viaje, a cuya época pertenece 'La fragua de Vulcano', aprendió de Rubens, que estuvo un año en Madrid realizando sus propios retratos del rey y copias de obras de Tiziano. El pintor de la escuela flamenca insistió al sevillano en la «importancia» de seguir aprendiendo en Italia, el centro neurálgico de la pintura europea.
Con 32 años y una técnica extraordinaria tras estudiar las obras maestras del Renacimiento, Velázquez volvió a la corte y siguió con sus retratos reales como los seis que por lo menos le realizó al príncipe Baltasar Carlos, al que Juan de Isasi educó.
Tras un segundo viaje a Italia en 1649, en el que retrató al papa Inocencio X, volvió a Madrid donde en su última etapa alcanzó su cumbre con dos obras magistrales 'Las hilanderas' y 'Las meninas'. Olave asegura que «hay muchas incertidumbres» sobre este último cuadro, que se «ubicaba en el cuarto de verano de Felipe IV en el Alcázar de Madrid. Son conjeturas sobre la razón, el sentido de la pintura e incluso su fecha, 1656, porque incluso a día de hoy se considera que su realización fue progresiva, que primero pintó una parte y luego otra», explicó el experto en arte eibarrés.
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