Pedro Miguel Etxenike

«Oppenheimer no fue premio Nobel, quizá, porque era demasiado brillante»

954 millones de dólares recaudados en todo el mundo la han convertido en la tercera película más taquillera de 2023, éxito que corroboran tanto crítica como público. «La he visto ya dos veces y media», admite Etxenike. «La primera vez fui con mi hija pequeña y se nos hizo demasiado larga, pero la segunda vez la vi en versión original con el Cine de Tabakalera para mí solo y se me pasó volando». Dice que es «una gran película que hace justicia a la realidad», que aunque con «algunas concesiones» trata el tema con «rigor», y que se disfruta mucho más cuanto «más sabes de su figura y de ciencia».

En su caso, descubrió la historia de J. Robert Oppenheimer cuando era un estudiante de 21 años. Un personaje, tildado como 'el padre de la bomba atómica' que comenzó siendo un «superdotado de familia rica, que evolucionó a un intelectual de primera, luego a un creador de escuela, más tarde a un carismático administrador, para acabar siendo un hombre de Estado».

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La suya es una pieza fundamental para comprender la era nuclear, la de una persona que «se pasó la vida intentado impedir que se generalizase el armamento nuclear, sin éxito». Porque cuando fue elegido para encabezar el ultrasecreto 'Proyecto Manhattan', Oppenheimer y su equipo pensaban que estaban poniendo la ciencia al servicio del mundo y no contra él. Presenciar las explosiones de Hiroshima y Nagasaki le atormentaron de por vida, aunque opina Etxenike que «si no hubiera sido él, lo hubiera hecho otro. El diseño de la bomba atómica fue una obra colectiva».

La película pone sobre la mesa ese debate ético sobre si los logros de la ciencia lo permiten todo. «Necesitamos ciencia con conciencia, pues el poder que la ciencia pone en nuestras manos no debe ir más rápido que la sabiduría en su uso», añade el premio Príncipe de Asturias 1998.

El desarrollo de la bomba atómica eclipsó otros muchos de los logros de Oppenheimer en la física, de las teorías sobre los agujeros negros, al efecto túnel o la mecánica cuántica. «Oppenheimer no fue premio Nobel, quizá, porque era demasiado brillante».