Se confiesa 'txuri urdin' desde siempre y se dispone a hacer humor sobre la Real Sociedad y el fútbol. Óscar Terol presenta el sábado en el Principal, dentro del festival Korner, que promueven la Fundación Real Sociedad y Donostia Kultura, el espectáculo 'Apercibidos'. ... Estará acompañado de los actores Maribel Salas y Sergio Arrospide, y el músico Pirata. «Hablaremos de lo que significa ser sufridor guipuzcoano y de la Real... aunque ahora los tiempos son buenos», avanza. La función será a las 19 horas y las entradas cuestan 18 euros.
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– ¿Qué encontrará el aficionado? Haga la previa.
– La Real me planteó un espectáculo para Korner y acepté el reto con la intención de crear algo completamente nuevo. Pedí ayuda a Maribel Salas y Sergio Arrospide y vamos a contar historias con el nexo común del fútbol y la Real Sociedad. Pirata nos dará cobertura musical. Son tres monólogos sobre lo que representa ser guipuzcoano y seguidor de la Real con humor, emotividad y música. Habrá un tango contando la historia de la Real que no se lo esperan ni los del club... Lo hemos cogido con todo el cariño, más en este momento en que el equipo se ha clasificado para la Champions. Creo que lo celebré yo más que los propios jugadores.
– ¿Por qué?
– Porque el fútbol es emoción y pasión, y siempre resulta más fácil llenar el teatro y entusiasmar al público si está contento por la marcha del club. Quedar a mitad de la tabla no genera pasiones... ¡Vamos a aprovechar la ola y hacer una fiesta en el Principal!
– ¿Cómo es ser de la Real según su mirada de humorista?
– En algunas épocas ha tenido un componente de sufrimiento y en otras de extrañeza. El aficionado de la Real, y el guipuzcoano en general, no se reconoce en la exteriorización que hacen otras aficiones. Ahora hace un sobreesfuerzo para estar en la élite deportiva de las hinchadas más ruidosas. Yo creo que la gente se da la vuelta a la hora de celebrar los goles porque no quiere que se vea su cara de alegría, como de ebullición adolescente... El socio de la Real tiene al menos tanta carga de emotividad como el del Athletic, pero más «hacia dentro», internamente, como se hace todo aquí. Eso tiene un punto de ternura. No somos de quejarnos. Hemos vivido descensos, presidentes dudosos y entrenadores que no gustaban: en otros clubes eso genera tormentas muy visibles, aquí se ha vivido con serenidad. Intentamos hacer humor con pequeños matices.
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– Pero en el nuevo Anoeta, sin pistas, ha desaparecido la contención: todo el mundo va con camiseta blanquiazul, la grada de animación no para...
– Creo que estamos sobreforzando ese entusiasmo. El otro día fui por primera vez a Anoeta desde que quitaron las pistas de atletismo. Desde que entras al campo hay un estruendo, con música y actividades, que te impide hablar con el vecino. Yo añoro los silencios de Atotxa, esa contemplación guipuzcoana... Estamos en periodo de adaptación, aún no nos animamos a estar en la Primera de los ruidosos. El aficionado de toda la vida se siente extraño entre tanto ruido.
– ¿Es usted futbolero?
– Soy futbolero de cuando las cosas se ponen bonitas. Me gusta el deporte con espectáculo: yo siempre seré de la Real, pero me movilizaré para ver partidos cuando se juegan algo importante. Soy de los nuevos ricos, de los que se apuntan a la fiesta cuando toda va bien.
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– Le van a criticar los aficionados más puristas...
– También hago humor con eso. Porque hay aficionados que se apuntan cuando todo va bien pero no se les veía cuando la Real estaba en Segunda.
– ¿Qué más hace ahora Terol? Sigue con sus monólogos recorriendo teatros...
– Sí, y en agosto vuelvo a Donostia tras el éxito del año pasado, cuando llenamos todos los días. Hago muchas galas de empresas y eventos institucionales, trabajos a la carta que me exigen preparar textos para cada acto. El año que viene estrenaré un espectáculo nuevo.
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– Tras tantos años en el escaparate optó por reducir sus espectáculos al mínimo, usted solo frente al público. ¿Echa de menos la tele y grandes formatos?
– ¡No! Me siento más libre que nunca. He disfrutado muchísimo en la tele, pero ahora sería difícil hacer el humor que yo quiero. Hay muchos miedos a meterse en ciertos terrenos, para cada cosa hay que vivir un montón de reuniones previas... Están matando el humor. Cuando alguien me contrata les pido que me dejen ser yo, y las empresas lo están permitiendo. Lo que ahora hago en un escenario no lo podría hacer en la tele. El teatro es el último refugio de la libertad creativa.
– En un reciente evento de Adegi le pidieron que hablara de la baja natalidad... y provocó las risas de un auditorio serio.
– Muchas institiciones me están pidiendo que hable de ese problema, un drama para el país. Me pidieron que hiciera humor y me dieron permiso para meterme en líos. Y funcionó, con humor pero argumentos serios. Esta cuestión debería estar en primera línea de las ocupaciones institucionales.
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– Logró las risas del lehendakari Urkullu, que no se prodiga en carcajadas.
– Ya me han tocado dos galas con su presencia este año. Somos como un dúo cómico. Yo me meto con él y así tiene luego excusa en su discurso para hacer un chiste. Se lo dejo en bandeja. Creo que el humor es el género que más le cuesta...
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