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CRISTINA TURRAU
san sebastián.
Domingo, 3 de octubre 2021, 09:01
Experto en Goya pero también en arte contemporáneo, su puesto de responsable cultural de exposiciones en el Ayuntamiento de Zaragoza le llevó a organizarlas por ... medio mundo. Asesoró a la familia Chillida en la puesta en marcha de Chillida Leku y trabajó con Santi Eraso para llevar a Mallorca talleres ideados en el desaparecido Arteleku. Casado con una donostiarra, Pablo J. Rico (Zaragoza, 1955) publica ahora 'Pau, el hombre que mira lejos'.
– Todo empezó en el Ayuntamiento de Zaragoza.
– Entré en 1983, con las primeras oposiciones de técnicos de Cultura y en 1984 ya era el responsable de exposiciones y museos de la ciudad de Zaragoza. Empezamos a hacer las cosas, poco a poco, aprendiendo. No había museos ni experiencia en exposiciones. El franquismo había sido muy yermo. Iba mucho a París y a ciudades francesas de tipo medio para aprender. A mediados de los 80, creamos el primer museo de arte contemporáneo de Zaragoza, el museo Pablo Gargallo, con la mayor colección de España de obra suya. Fuimos haciendo exposiciones cada vez más ambiciosas. La antológica de Giorgio de Chirico, la retrospectiva de Braque, la primera de Nam June Paik, la de Carl Andre...
– Y una antológica de Goya en Venecia.
– Era director de la Cátedra Goya de la institución Fernando el Católico, sección del CSIC en Zaragoza, y me atreví a proponer una antológica de Goya en Venecia, la primera que se hacía en Italia. Tenía 33 años.
– Se presentó a la dirección de la Fundación Miró en Mallorca.
– Impulsada por Miró y su esposa Pilar, Rafael Moneo se encargaba de las obras del edificio. Se presentaron 300 personas de todo el mundo y gané el concurso.
– El Ayuntamiento de Zaragoza quedó atrás.
– Pasé 25 años con excedencia. Volví a finales de 2017 y estuve tres años antes de jubilarme. Volvía de 9 años en México. También trabajé en Nueva York. Con Yoko Ono hice 14 exposiciones por el mundo.
– Unas palabras del artista universal que fue Goya.
– Hay un grabado de la serie 'Los desastres de la guerra' al que pone por título 'Yo lo he visto'. Y lo que ve es a las víctimas de la guerra, los exiliados que escapan de sus pueblos. Es la primera vez que un artista aparece como testigo y quiere cambiar las cosas a través del arte. Exiliado en Burdeos, poco antes de morir pinta un anciano de grandes barbas con un bastón, andando difícilmente y escribe 'Aún aprendo'. A sus más de 80 años. Con él se inicia el arte moderno.
– Fue director del museo Gargallo; ¿qué aprendió de él?
– Amigo de Picasso, fue un gran vanguardista. Él crea el concepto de vacío. Pero quedó eclipsado. Murió joven. Su hija tuvo grandes dificultades para sacar adelante su obra. Después fue referente de la escultura internacional. El premio que creamos con su nombre fue el más importante de Europa. Se presentaban muchos vascos. En los 80 había una eclosión de escultura vasca.
– ¿Qué aprendió de Miró?
– Es uno de los grandes artistas del siglo XX. Tenía una cautela creativa impresionante. Pude seguir sus pautas en libretas y bocetos. Sus obras tenían 10, 15, 20 años de proceso de ejecución. Es ejemplo de espíritu permanentemente joven y buscador. Un artista de generosidad extraordinaria. Ahí están sus dos fundaciones, Barcelona y Palma. Y los dibujos que hizo para distintas causas. De él no puedes encontrar una mala crítica por parte de otros artistas.
– A Yoko Ono la hicieron la 'mala' de los Beatles.
– Le tocó ser chivo expiatorio, lo que luego fue desmentido por la historia del pop y los Beatles, que reconocieron que ya estaban en plena descomposición. Hubo una auténtica fascinación de John Lenon por Yoko Ono y lo que ella significaba. Cuando se conocen en Londres en el 67, Ono ya tenía un pasado como artista de vanguardia. Había actuado con John Cage y David Tudor en Tokio. Sus amigos se burlan de ella, desde el elitismo, cuando anuncia que se casará con uno de los Beatles. Hace 5 años el Moma de Nueva York le dedicó una gran exposición como una referencia en el arte conceptual de los 70. La primera exposición de Yoko Ono en España la monté en 1995 y solo la conocían como la viuda de John Lenon. A sus 88 años ya ha visto reconocido su trabajo.
– ¿Qué ha aprendido de ella?
– A decir mucho con pocas palabras. 'Atrévete a desear' era uno de los haikus que colgábamos en su 'árbol de los deseos'.
– ¿Y de Marina Abramovic?
– También la conocí en los años 90. Hicimos la primera exposición en la Fundación Miró en el 94. Es una fuerza de la naturaleza, ella dice que femenina y se le acusa de no ser feminista. Pero ella defiende que en la cultura eslava las mujeres siempre han hecho lo mismo que los hombres. Y que se les valora igual. Su madre era general del ejército de Tito y estaba por encima de su padre. Es una mujer con toda su potencia y su fuerza.
– ¿Quién más le ha sorprendido?
– Los jóvenes: Santiago Arranz, el cubano Kcho y Xu Bing, el Duchamp chino, con el que empieza el arte contemporáneo.
– Dice que el tiempo de las grandes exposiciones se ha acabado.
– Solo pueden hacerlas los grandes museos. Está el cobro de alquileres por obras, lo que antes no se hacía. Había una complicidad entre directores de museos. Y la locura de los seguros. Mi récord fue pagar por 'El niño vestido de rojo, Manolito Osorio', de Goya, al Metropolitan de Nueva York un seguro de cinco mil millones de pesetas. Ahora sería el doble o más. Los museos, fenómenos turísticos, no quieren soltar sus obras.
– ¿Su novela?
– Siempre he escrito. Al volver a España recolecté relatos y les di forma de novela. Superé esa pared que frena y logré correr la maratón que supone una novela.
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