TERESA ABAJO
SAN SEBASTIÁN
Viernes, 10 de mayo 2019, 08:07
«Todas aquellas expresiones significativas que configuran la herencia cultural de nuestra comunidad». Así define el patrimonio la ley aprobada ayer en el Parlamento Vasco, con lo que se intuye la complejidad de regular una materia frágil y diversa. Euskadi, que fue pionera en 1990 al dotarse de un marco jurídico para proteger estos bienes, ha tardado casi tres décadas en actualizarlo, pero lo ha hecho con un amplio consenso político. Solo el PP se abstuvo en la votación de un texto que por primera vez da carta de naturaleza a la cultura inmaterial.
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En esto el País Vasco vuelve a adelantarse, porque hasta ahora solo Navarra y Andalucía reconocían en un texto legal el valor de estas expresiones para la comunidad. Música, danza, bertsolarismo, representaciones tradicionales... incluso la gastronomía tiene cabida en las once categorías que se recogen dentro de este apartado. El objetivo no es la regulación y autorización de usos, como ocurre con los monumentos, sino mantener la autenticidad de estos bienes y garantizar su transmisión. La otra gran novedad de la ley es que introduce un título específico para reivindicar la importancia del patrimonio industrial, una de nuestras señas de identidad más reconocibles.
Bienes inmuebles Monumento, conjunto monumental, zona arqueológica o paleontológica, jardín histórico, itinerario cultural y paisaje cultural.
Muebles Individual o conjunto de bienes muebles.
Inmaterial Tradiciones y expresiones orales de la cultura, bertsolaritza, música, danza, representaciones tradicionales y conmemorativas, usos sociales, gastronomía, deporte, actos festivos, conocimientos y usos vinculados con la naturaleza y el universo, técnicas artesanales e industriales.
El consejero de Cultura, Bingen Zupiria, recordó ayer que el Gobierno Vasco ha solicitado al Ayuntamiento de Barakaldo la cesión de los pabellones de la antigua compañía Orconera para abrir allí un museo con los materiales industriales que se han recopilado desde los 80 y en la actualidad se almacenan en Zorrozaurre, en Konsoni Lantegia. La intención es que se ponga en marcha el año que viene. El consejero destacó que con esta ley será posible «adaptarse a la evolución del concepto de patrimonio cultural en los últimos años». Las categorías que merecen salvaguarda pasan de solo tres -monumento, conjunto monumental y espacio cultural- a 19, divididas en tres grandes grupos. En la actualidad hay 11.440 bienes protegidos: 5.845 arquitectónicos, 5.515 arqueológicos y 80 muebles, todos ellos retablos de iglesias. A partir de ahora se abrirá el catálogo de tesoros inmateriales.
El régimen sancionador se endurece con multas de hasta un millón de euros, pero la eficacia de la ley seguirá dependiendo en buena medida de la colaboración entre instituciones. El texto contempla la creación de un consejo consultivo y un órgano de coordinación con diputaciones y ayuntamientos. Es buena señal que en plena campaña haya salido adelante con amplio consenso, aunque lo cierto es que ha llegado a la votación con mucha cocina. Tras el trabajo realizado en la anterior legislatura, el anteproyecto se aprobó en 2017. PNV y PSE han incluido propuestas de otros grupos como la colaboración con Navarra e Iparralde (EH Bildu) y la introducción de criterios feministas y de accesibilidad (Podemos). El PP, que se abstuvo, lamentó que en el ámbito de aplicación de la normativa no se haga referencia expresa al patrimonio religioso.
Durante el debate, el parlamentario del PP Carmelo Barrio defendió que su grupo ha mantenido un «espíritu constructivo» durante la tramitación de la ley, al tiempo que lamentó que no se tuviesen en consideración buena parte de las enmiendas de su grupo. Entre sus discrepancias con la ley, insistió, se encuentra que no incluya de forma explícita el carácter eclesiástico o religioso de los bienes cuando representan el «80% del patrimonio cultural vasco». «Hemos metido una amplia gama de terminología y somos incapaces de hacer referencia a el patrimonio religioso; es una falta de sensibilidad», criticó.
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El parlamentario del PNV Mikel Arruabarrena, por su parte, destacó el «gran trabajo» realizado en la tramitación de la ley y las aportaciones presentadas por los grupos, al tiempo que valoró que la nueva norma «democratiza» el patrimonio cultural. Desde EH Bildu, Josu Estarrona hizo hincapié en la «actitud constructiva» en la tramitación parlamentaria de la ley. Tras defender que el patrimonio cultural vasco no entiende de territorialidad ni división administrativa, destacó que se han recogido medidas que incluyen la protección del patrimonio cultural vasco en Navarra, Iparralde y la diáspora.
La parlamentaria de Elkarrekin Podemos Edurne García expresó la «satisfacción» de su grupo por la aprobación de un texto que abordará «de manera más integral y completa» la protección del patrimonio cultural vasco, al tiempo que destacó las aportaciones de su formación señalando que se han introducido «mejoras en la puesta en valor» del patrimonio industrial, feminista, así como en aspectos como «la accesibilidad y transparencia».
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Por su parte, la parlamentaria del PSE Rafaela Romero defendió que la protección del patrimonio «no se puede patrimonializar por unos vascos contra otros» rechazando la posibilidad de que se puedan «poner límites» a la colaboración con Iparralde y Navarra, porque con ellos existe una «unión cultural evidente» que «no podemos negar».
La tragedia de Notre Dame ha hecho que la sociedad vuelva a poner el foco en la seguridad del patrimonio. El Círculo de Bellas Artes de Madrid ha acogido esta semana un Simposio Científico Internacional sobre Seguridad en el Patrimonio organizado por la Fundación Ekaba. La reunión concluyó ayer con una declaración destinada a fijar criterios que mejoren la seguridad del patrimonio cultural.
Ramón Mayo, uno de los impulsores de la cita, recordó que «los monumentos tienen hoy día un uso muy distinto de aquel para el que se diseñaron y la presión del turismo, sin una adaptación normativa adecuada en cuanto a accesibilidad, iluminación o señalética exige más atención y una puesta al día para la seguridad. En estos 20 últimos años se ha hecho un gran esfuerzo por poner en valor el patrimonio cultural y hacerlo accesible. Ahora debemos analizar lo que está ocurriendo para hacerlo también más seguro».
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