
Miquel Barceló
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«Todo lo que pinto ahora ya lo pinté de niño»Miquel Barceló es hoy, como lo fue antes su admirado Pablo Ruiz Picasso, el más francés de los pintores españoles. Si Picasso dijo que necesitó toda una vida para aprender a pintar como un niño, el mallorquín Barceló (Felanitx, 1956) cree que «todo lo que pinto ahora ya lo había pintado de niño».
Así lo aseguró en el Instituto Francés de Madrid y en calidad de 'padrino' del programa cultural francés en España para 2025, presentado este martes por la nueva embajadora gala, Kareen Rispal. Y es que su 'afrancesamiento' ha sido muy productivo para Barceló, que ha vivido y trabajado durante muchos años en París, donde se consagró internacionalmente y donde mantiene uno de sus estudios.
«De niño haces todo lo que desarrollas de adulto, pero lo haces sin la frescura de la primera vez», dijo Barceló evocando uno de sus momentos creativos, más temprano y «mágico». Describió como de crío escupía sobre un papel en blanco para lanzar luego tinta china sobre la saliva y ver «como se expandía generando formas fascinantes». «Luego supe que Víctor Hugo hacía lo mismo y que, además, un gesto como ese viene a ser la esencia de lo que hacían los pintores de las cuevas de Lascaux hace miles de años». «Así que cada vez que pinto algo siento que ya lo hice de niño», insistió.
Barceló ha adoptado el francés como lengua de expresión para su libro de memorias 'De la vida mía'. «Soy pintor, pero mucho más lector que escritor. El francés es mi lengua culta, me permite tomar distancia y sentirme menos responsable de lo que escribo que si lo hiciera en catalán o en castellano», asegura. «La vida de un pintor es solitaria. Te la pasas hablando con fantasmas y en París hay muchos», agrega risueño el artista mallorquín que recorrió todas las calles de París en las que pintó Picasso y que está, 'escribiendo' otro brillante capítulo parisino de su historia.
El Louvre, que ya había mostrado sus obras en un par de ocasiones, ha vuelto a abrirle sus puertas. Ahora Barceló se pasea de noche por las salas sin público del megamuseo parisino para trabajar con uno de sus cuadros más icónicos 'La balsa de la Medusa' de Géricault , la trágica insignia del romanticismo.
Es una gigantesca tela que él estudia con el museo vacío y a su plena disposición. Toma apuntes 'in situ', como hacen los copistas, para trabajar luego en la versión de más de cuatro metros de la emblemática obra de Théodore Géricault (Rouen, 1791-París, 1824) sobre la que trabaja en su estudio parisino. Esta obra monumental, de más de siete metros de largo y casi cinco de alto, representa el rescate tras el naufragio de la fragata francesa Méduse, encallada frente a la costa de Mauritania el 2 de julio de 1816. Quienes sobrevivieron al naufragio afrontaron la sed, los asesinatos, el canibalismo y la locura.
El museo le ha dado «carta blanca» y Barceló tiene bula para entrar al Louvre de noche, cuando desaparecen los visitantes. Se le permite deambular por las salas «hasta cuando quiera». «Mi vida en Mallorca es pintar y nadar, pero en París, como no puedo nadar nada, mi manera de nadar es ir al Louvre», ironiza el artista, para quien «pintar es una forma de vivir» y los museos «estados mentales»
Una vida plástica que ha desarrollado «en más de un centenar de talleres, desde el Himalaya a Australia», por citar citar solo dos de los distantes puntos en los que ha trabajado y los que ha tenido estudios. Como Raymond Roussel construyó una 'roulotte' para viajar sin moverse, cree Barceló que «el taller es una nave espacial en la que viajas sin moverte». Él ha vivido a caballo entre los de Mallorca, París y Bamako, hasta que tuvo que dejar de viajar a África.
Quedan así atrás sus fructíferas estancias en Malí «un país fabuloso, de conflictos seculares y riquísima cultural a la que es muy arriesgado volver». «África y Malí fueron mi gran universidad», agrega reconociendo su deuda con la vasta cultura maliense y su compleja cosmogonía. «Malí es un país gigantesco y pluricultural, con nómadas musulmanes y sedentarios animistas. Hay culturas de todos los tipos. Su paradoja es ser uno de los países más pobres del mundo con una de las culturas más ricas» asegura.
La mirada de Barceló al convulso mundo de hoy está marcada por la perplejidad. «Si demuestras tus buenas intenciones te tratan de peligroso comunista. Me gusta que Europa representa algo positivo», concluye.
'Escenas Francesas: Juntos, creativos, europeos' es el título de la Temporada Cultural 2025. Una programación que refleja la profunda relación cultural entre Francia y España a través de una oferta multidisciplinar que incluye música, danza, teatro, cine, artes visuales y literatura. Haciendo hincapié en el arte contemporáneo francés en España, el programa apuesta por la movilidad de artistas, el apoyo a jóvenes creadores y el diálogo en torno a grandes cuestiones sociales, como el desarrollo sostenible y la inclusión.
Entre los eventos clave de la temporada, la exposición '100% L'EXPO', organizada en colaboración con La Villette, una exposición de Nicolas Floc'h en el marco de PhotoEspaña, un homenaje a Costa-Gavras en presencia del cineasta, o 'Francia está en Pantalla', una muestra de cine francés con las mejores películas del año. Habrá además conciertos de Les Arts Florissants de la Orquesta Filarmónica de Radio France y de dos íconos del hip hop francés, Bigflo & Oli, de origen argentino.
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