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Popocho junto a Javier Gurruchaga en el Peine del Viento, en 2016.

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Popocho junto a Javier Gurruchaga en el Peine del Viento, en 2016. Archivo

Adiós al 'Buster Keaton donostiarra'

El popular 'actor mudo' de la Orquesta Mondragón ha muerto este sábado en el Hospital Donostiarra tras encontrarle un familiar desvanecido en su domicilio

Alberto Moyano

San Sebastián

Sábado, 3 de octubre 2020

Pedro Ayestarán 'Popocho' falleció este sábado en Donostia a los 69 años, después de sufrir un paro cardíaco mientras dormía. El popular compañero de Javier Gurruchaga en la Orquesta Mondragón ha ejercido a lo largo de cinco décadas de trayectoria del grupo de una suerte de irreverente 'Buster Keaton donostiarra' sobre los escenarios en los que actuó la banda.

El fallecimiento de 'Popocho' -nacido en Donostia el 18 de enero de 1951- se produjo después de que un familiar lo encontrara inconsciente en la cama. El popular showman fue trasladado a las Urgencias del Hospital Donostia, donde los intentos de reanimación no dieron resultado y poco después, se certificó su fallecimiento.

'Popocho' ha sido durante las últimas cinco décadas una de las figuras más conocidas del paisaje donostiarra, en cuyas calles y salas de conciertos aún era frecuente verle. Su característico rostro impasible a la manera de su admirado Keaton acompañó cada gag y gamberrada que la Orquesta Mondragón llevó a los escenarios en unos tiempos en los que aún se admitía la transgresión y el grupo la exploraba a fondo en todas sus posibilidades. Con memorables actuaciones en varios programas de TVE que sirvieron tanto para levantar las consabidas polémicas como para concitar la atención del público, la Orquesta Mondragón ha prolongado su trayectoria desde 1976 hasta prácticamente hoy en día a través de catorce discos, cuatro recopilatorios e innumerables actuaciones: desde el magistral 'Muñeca hinchable' (1979) hasta el recopilatorio de duetos 'Anda suelto Satanás' (2016).

Gran conversador

Aunque había padecido algunos problemas de salud que le impidieron participar en algunos conciertos de la gira del 40 aniversario de la Orquesta Mondragón, Ayestarán no padecía ninguna dolencia grave. «Tenía 'goteras' propias de su edad y de la vida de muchos de su generación, pero estaba bien», apuntan fuentes familiares, que indican que en los últimos meses «se había recluido mucho en casa debido a la pandemia».

Mudo en escena, pero gran conversador cuando estaba alejado de los focos, era un gran aficionado a la música, más allá de los géneros, de los ritmos brasileños al jazz. En la Orquesta Mondragón se daban cita la pasión musical por los grupos de los setenta, con los Stones a la cabeza y buena parte del glam rock, y otras inquietudes culturales vinculadas al cine mudo y de terror. Y es en este terreno en donde Ayestarán despuntó a través del personaje Popocho, una criatura muda, procaz y dueña de una inocencia salvaje. Cómplice inseparable de Javier Gurruchaga en los 'números' más irreverentes -que lo eran y mucho- de la Orquesta Mondragón, Ayestarán se construyó su propio territorio escénico, para solaz del público que siempre celebró sus indescriptibles actuaciones.

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Las vidas de Javier Gurruchaga y Pedro Ayestarán se cruzaron muy pronto, en aquella Donostia de los primeros años setenta en los que soplaban los aires de algo inminente. «Algunos amigos solían venir a mi casa a oír discos porque yo solía tener algunos traídos de Francia o de Inglaterra que no había aquí. Y un día Cheli Lanzagorta -otro de los miembros fundadores de la banda- le trajo a este gamberro (Javier Gurruchaga) que entonces tenía 14 años y era un escandaloso de mucho cuidado. Yo decía '¿pero quién es este chalao?'», recordaba el propio Popocho hace cuatro años, en el cuarenta aniversario de la banda.

Efectivamente, al final en aquella Donostia ya convulsa pasaron muchas cosas. Una de ellas, el debut en 1976 de la Orquesta Mondragón, con un concierto en el colegio donostiarra de Los Ángeles, en donde Gurruchaga había estudiado, seguido de otro posterior en Marianistas en donde lo había hecho Ayestarán. Hoy en día sería difícil imaginar, concebir y no digamos llevar a un escenario un espectáculo como el titulado 'El chorizo de Johnny Cimbel', que ponía en escena a una novia drogada y en silla de ruedas (Gurruchaga), y un pequeño clown (Popocho) provisto de una muñeca hinchable, todo a los sones del 'Rock & Roll' de Lou Reed interpretados por una nutrida banda de músicos.

Una propuesta insólita

Para entonces, la Orquesta Mondragón ya había encontrado el respaldo de Gregorio Gálvez, a través de su programa de Radio Popular Club 44, quien supo ver en aquella inaudita formación algo insólito y, desde luego, diferente a cuanto se fraguaba por aquel entonces en la escena musical donostiarra. No se equivocó. Con 'Muñeca hinchable' (1979) primero y 'Bon Voyage' (1980) después, arrancó una historia musical que, con los altibajos propios de una trayectoria tan dilatada, le ha reservado un lugar de honor en la historia del pop-rock de este país.

Como miembro de la Mondragón pudo debutar en el cine en 1982 de la mano de Fernando González Canales y su 'Bésame, tonta', pero fue con La Cuadrilla con quienes participó en el cortometraje 'El pez' (1985), y tuvo breves apariciones en los largometrajes 'Justino, un asesino de la tercera edad' (1994), 'Matías, juez de línea' (1996) y 'Atilano, presidente' (1998). En 2013 protagonizó junto a Javier Gurruchaga el cartel del Festival de Cine Fantástico y de Terror de Donostia.

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