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Dicen que «quedarnos ancladas en la tristeza o el lamento habría sido traicionar la vitalidad imparable y maravillosa de Koldo, así que seguimos, intentando recibir ... su fuerza». Elena Cajaraville y Gerezi Jauregi, viuda e hija de Koldobika Jauregi, el artista fallecido de forma súbita el pasado junio a los 64 años de edad, reabren mañana Ur Mara, ese museo de Alkiza donde se encuentran el arte y la naturaleza como si fuese «un Chillida Leku salvaje». Las dos hablan por primera vez para un medio desde aquel fatídico día en que el escultor, uno de los más destacados artistas de su generación, sufriera un infarto mientras trabajaba precisamente en Ur Mara. «En aquel momento estaba a mi lado, todo fue muy duro pero a la vez me queda la sensación de que pude despedirme», confiesa ahora Elena, que prefiere guardar las vivencias más íntimas pero también compartir ese «entusiasmo» y «ganas de hacer cosas» que marcaron la vida y el trabajo de Koldobika.
«A veces me consuela pensar que la muerte sorprendió a Koldo en uno de sus mejores momentos, con una exposición recién abierta y varios proyectos importantes en marcha», cuenta Elena. «Siempre estaba entusiasmado con su trabajo, aunque había cosas alrededor del mundo del arte que le desanimaban. Nos ha reconfortado ver cuánta gente le apreciaba personalmente y en su trabajo. Muchos nos dijeron que le veían como un 'outsider', ajenos a los circuitos. Y sí, era alguien que siempre fue por libre, pero muy implicado con los artistas y sus amigos, y con las gentes de Alkiza, desde el herrero hasta el baserritarra»
Volver a pasear por Ur Mara, ahora sin el escultor, es también emotivo para el mismo periodista y fotógrafo que realizaron la misma visita con él la última vez. «Es lo que dicen los amigos que vienen por aquí, todos echamos en falta a Koldobika porque su presencia era permanente aquí, con sus obras o con sus trabajos a ras de tierra, con el tractor o cortando la hierba», cuenta Elena Cajaraville. Ella misma está también en el origen de Ur Mara. «Estamos juntos desde que yo tenía 18 años y me vine desde Donostia a Alkiza», rememora. «Luego llegaron los años que pasamos en Alemania, desde 1994 a 1999, el regreso y la puesta en marcha de este sueño, en el que Koldobika fue siempre la cara exterior y yo he trabajado más hacia dentro».
Porque Elena es también artista, con sus joyas y sus telas, que pronto formarán parte de una exposición colectiva en homenaje a Jauregi que se abre dentro de unos días en el Palacio Aranburu de Tolosa. Como también es artista la hija de ambos, Gerezi Jauregi, de 23 años, licenciada en Bellas Artes por la UPV y ahora enfrascada también en su trabajo creativo en Alkiza. «Al principio me centré sobre todo en la pintura, pero luego, con ayuda de mi padre, empecé con la escultura. Me gusta esa cosa matérica de la madera, y una pieza en ese material estará también en la muestra dedicada a su figura», explica la joven artista, implicada intensamente con su madre en mantener Ur Mara abierto.
Porque esa es ahora la noticia: el regreso del museo, aunque en realidad nunca se ha ido. Ur Mara ocupa casi once hectáreas de terreno a la entrada de Alkiza y cada año se convierte en espejo del calendario: se 'repliega' en invierno y vuelve en primavera, con las grandes obras del escultor colocadas en el terreno o su 'cabaña' en homenaje a Thoreau y la vida en el bosque.
Mañana sábado serán las actividades del Slow Art Day y comenzarán las visitas, que deben hacerse con reserva propia a través de la web o el perfil de Instagram del museo, donde también se informa de las visitas organizadas en euskera y castellano que se celebran dos veces al mes.
Elena y Garazi se esfuerzan en compartir esa mezcla de sentimientos que les domina, sobre todo cuando ni siquiera ha pasado un año de la desaparición del artista. «Le echamos de menos todo el rato, porque él era esta casa en la que vivimos, este terreno que pisamos , este taller lleno de su obra, pero siempre comentamos que la peor actitud sería detenernos en lamentar su pérdida. Le sentimos presente y por eso seguimos con su fuerza y sus ganas, y recibir mañana ya a tanta gente que le quiso, ver Ur Mara a tope, juntarnos a comer en el caserío, son formas de seguir adelante», rematan Elena Cajaraville y Gerezi Jauregi mientras recorren acompañadas de los perros Elorri y Happy el fascinante espacio de Ur Mara, con las esculturas, los robles, las hayas o la antigua calera y la pequeña cantera. Es el 'museo vivo y escondido' que engancha a quienes ya lo conocen y sorprende a los que acceden por primera vez.
El fenómeno del 'slow art' surgió como continuación del 'slow food' y movimientos similares: un disfrute del arte en sí mismo sin el aparataje comercial de los grandes circuitos. Mañana Ur Mara acoge en Alkiza ese Slow Art Day desde las doce del mediodía con presencia de las artistas Leire Ugalde Blanco, Ruth Anne Lopez, Amaia Conde Chiralt y Ainhoa Apezteguia Extramiana. El aforo es limitado y para asistir es necesario inscribirse previamente escribiendo al mail urmara.alkiza@gmail.com. Para la comida posterior ya no quedan plazas disponibles.Para los meses posteriores hay ya numerosas actividades organizadas, que pueden consultarse en la web del museo, y también habrá un curso de verano de la UPV dedicado a Koldobika Jauregi los días 16 y 17 de junio, entre el Palacio de Miramar y el propio Ur Mara, con la presencia de numerosos artistas y amigos que colaboraron con el escultor a lo largo de su carrera. Elena Cajaraville, la compañera de toda la vida de Koldobika, figura como directora artística del curso.
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