Con el vacío una vez más como argumento, pero con la piedra y la tierra como trama, la exposición de Chillida Leku 'Harri, Lurra, Huts' (Piedra, tierra, vacío) propone un nuevo acercamiento al universo de Eduardo Chillida a través de medio centenar de piezas, entre ... ellas sus conocidas Lurrak –esculturas de tierra chamota–. En la muestra, instalada hasta finales de mayo en el interior del caserío Zabalaga, se dan cita las esculturas monumentales y las de pequeño formato, también en materiales como el cemento o el mármol.
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La directora del centro, Mireia Massagué, presentó este jueves junto a Luis Chillida y a la responsable de exposiciones de Chillida Leku, Estela Solana, una muestra que toma su título de la expresión del propio escultor, «en un juego de palabras vibrantes, sonoras, que se funden con la identidad del País Vasco, pero también recuerda al juego internacional de piedra papel o tijera, donde la elección de cada material está condicionado por su capacidad de transformación», explicó Solana.
'Harri, Lurra, Huts' propone un itinerario ordenado según la escala y material de las obras para reforzar su propia identidad. Este planteamiento permite observar cómo la piedra y la tierra surgen de forma intermitente en la trayectoria de Chillida. Así, el visitante es testigo de la evolución del lenguaje escultórico de Chillida y la manera en la que interroga la materia. «Yo hablo con las piedras cuando trabajo con ellas. Les pregunto: '¿Qué quieres que te haga?'», explicaba el artista.
De los tres elementos que se analizan en la exposición, el vacío ocupa el rol más personal del artista, en especial, desde que a mediados de los años 60, lleva la escultura hacia la arquitectura –su primera vocación–. «Así surgieron elogios a la luz y a la arquitectura otorgando a la escultura el poder de transformar el espacio en 'lugar' con una visión trascendental», recalcó Solana. En la siguiente década, Chillida descubre las posibilidades de la tierra chamota, un material de gran densidad y que fue el más blando de cuantos empleó en su carrera. «Con este material crea las conocidas lurrak, que describirá con un toque de humor como 'pelota para entrar al aire' aludiendo a lo que se dice en un frontón cuando una pelota viene bien colocada», dijo la comisaria de la muestra.
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La plasticidad que proporciona la tierra permite a Chillida grabar en la superficie del material y crear huecos, incisiones, hendiduras, mediante el uso de palos, maderas o cañas de bambú. Ya en los años 90, aplicó este lenguaje a las series realizadas en bloques de granito 'Escuchando a la piedra' o 'Harri'.
Esta exposición, según explicó Massagué, apuesta por una museografía más sostenible desde el punto de vista medioambiental. «En Chillida Leku estamos comprometidos con la sostenibilidad y queremos contribuir al bienestar del planeta y reducir el impacto medioambiental de nuestras exposiciones reutilizando algunos materiales de muestras anteriores como los pedestales de las obras. Para ello, hemos trabajado con La Pedrera, Tti BOVIS GROUP, el Museo Balenciaga y el Museo San Telmo en la reutilización de estos materiales».
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Las obras de la exposición proceden de instituciones públicas como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y de colecciones privadas como la Colección Iberdrola o la Colección Banco Santander, entre otras. Además, esta muestra cuenta con el apoyo tanto del Departamento Foral de Cultura. La muestra contará con una programación de visitas, talleres y actividades educativas adaptadas a diferentes niveles educativos para acercar las bases de la obra de Chillida a nuevos públicos.
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