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El Palacio de Miramar comienza su rehabilitación. Un lavado de cara para adecuar sus instalaciones a las necesidades de este siglo pero preservando la ... esencia y la riqueza patrimonial de la residencia de verano que la reina María Cristina pidió construir en 1893. Lo hará un equipo de restauradores, que colaborará en el mantenimiento de las salas principales de la planta noble o en la capilla, las dos zonas, con artesonados de madera y elementos originales de gran valor artístico y patrimonial, que se van a conservar, aseveran fuentes del departamento foral de Patrimonio, encargado de velar por ello en el proyecto, que costará 6,5 millones.
Las obras están ya en marcha, aunque apenas se aprecia aún movimiento en los alrededores del Palacio salvo por varios contenedores y algunos operarios que entran y salen por uno de los lados del edificio, que continúa de momento con su actividad cultural y económica habitual. Los trabajos de la primera fase han comenzado por el sótano, explican fuentes de la Sociedad Kursaal, encargada de la gestión del Palacio y de estas obras que cofinancian a partes iguales el Gobierno Vasco –que en los presupuestos que acaba de presentar destina 1,1 millones a esta partida–, la Diputación foral de Gipuzkoa –que hace lo propio en sus Cuentas para 2025–, al igual que el Ayuntamiento de Donostia.
El objetivo es «hacer más competitivos», funcionales y accesibles los espacios que ahora son sede de los Cursos de Verano de la UPV, acogen numerosos eventos sociales y conferencias a lo largo del año o son sede para diversas empresas. La obra ha arrancado por el acondicionamiento del sótano. Y continuará a mediados de mes por la planta noble, lo que obligará a suspender la celebración de todo tipo de eventos. Esta fase está previsto que se prolongue al menos hasta el verano de 2025.
El proyecto prevé mejorar la accesibilidad del edificio, se adaptarán los sistemas contra incendios en todos los edificios, se actualizarán los sistemas eléctricos, de calefacción, de ventilación o de telecomunicaciones para mejorar las conexiones y la eficiencia energética, y dotar así al Palacio de mayor seguridad y funcionalidad.
En el edificio principal, se garantizará la accesibilidad con la incorporación de nuevos elevadores, se habilitarán baños y vestuarios y se renovarán las estancias nobles «donde en su día habitaba la familia real», como el Comedor Real, el Salón de Madera, el Salón de Música, el Salón Blanco, la Biblioteca, el Salón Julio Caro Baroja –situado en la primera planta donde se celebran muchas conferencias y cursos– o la capilla, con un altar de madera policromada y un retablo pintado por el artista catalán Manuel Ferrán.
En este último espacio, se detienen los expertos en Patrimonio, es uno en los que intervendrá un equipo de restauradores cuya labor se detalla en los anexos al proyecto, y que ayudarán a rehabilitar y preservar los elementos con mayor valor patrimonial del edificio –declarado Bien de Protección Especial en 2012– como tejidos, pinturas murales, mobiliario, escayolas o los acabados, tanto en la capilla como en las salas de la planta noble.
Fuentes de Patrimonio indican además que el proyecto final no incluye una propuesta que se realizó para crear una «orangerie» una zona acristalada en la parte trasera del edificio, como «anexo a la cafetería». No hallaron «necesidad» de añadir ese nuevo elemento, aseguran las fuentes consultadas, que inciden en que la rehabilitación del Palacio de Miramar preservará la «esencia» y riqueza patrimonial de este edificio histórico diseñado por el arquitecto inglés Selden Womun, al estilo 'cottage' inglés, que pasó a manos del Ayuntamiento en 1973.
Desde la Sociedad Kursaal explican que en el cronograma previsto, una vez arranquen en unas semanas las obras en el interior del Palacio, dentro de un mes o mes y medio, en torno a final de año y principios del que viene, comenzará la rehabilitación en el exterior, en la fachada y los tejados, donde también se conservarán todos los elementos estructurales y artísticos. El Palacio, siglo y medio después de su construcción, se rehabilita para «recuperar su personalidad estructural», pero adaptarse a los nuevos tiempos.
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