Crítica de 'Un secreto a voces': Un divertido secreto

El texto da demasiadas vueltas sobre el punto de partida, sin sumar nuevos alicientes así que a media función la pegada inicial se disuelve y no queda otro remedio que ponernos en las manos de los intérpretes, que aportan la gracia, estiran todo lo que pueden la historia y logran que resulte divertida incluso en el débil enredo cómico.

Noemí Ruiz, que hizo pareja teatral con nuestro Jon Plazaola y que destacaba en su divertido papel en la serie vasco-andaluza 'Allí abajo', le saca chispas a su pequeño personaje. Y Miguel A. Martín, que ha dado minutos de gloria en redes sociales con su vídeos sobre el confinamiento. Ambos llevan el peso cómico de la obra, bien escoltados por sus dos compañeros.

Entre unos y otros sacan adelante esta comedia flaquita de origen, pero que tiene suficientes argumentos para convertirse en un divertimento veraniego. Los espectadores no es que se volcaran en carcajadas, pero agradecieron con firmeza el buen rato que habían pasado con esta historia de secretos, en realidad casi sólo un secreto. Por cierto, ya sabemos que montar teatro es muy caro, pero no es de recibo una escenografía tan cutre que casi roza la falta de respeto al público. Si hay poco presupuesto toca aguzar el ingenio, no poner cuatro tablas desgastadas.