- Ha sido el primer ministro de Cultura en visitar la Quincena Musical. ¿Por qué lo hizo?
- Eso me dijeron. Me sorprendió porque me parece un acontecimiento cultural muy relevante, de cuya clausura disfruté mucho. Hubo obligación y devoción.
- Y ahora vuelve a Donostia con motivo del Zinemaldia. ¿Por qué considera importante que se celebre esta edición del Festival de Cine?
- Me parece que este festival de cine y todos en realidad son decisivos. Es una forma de poner en valor en un contexto de crisis grave la importancia de la cultura en nuestras vidas y también como industria cultural. El de San Sebastián es el gran festival de cine de nuestro país. Siempre lo hemos apoyado mucho y este año también, adelantando incluso la aportación económica para que pudiera celebrarse con garantías. La experiencia del Festival de Málaga también ha permitido al director tomar nota en materia de seguridad, pero lo que era fundamental era que se celebrara. Desde el ministerio estamos en una campaña con la idea de que el cine es un lugar seguro. Además de tener un gran cartel de películas, este festival sirve para recordar a todo el mundo la importancia del cine.
- ¿Peligra la aportación del ministerio al Zinemaldia el próximo año?
- No, no, no. Al contrario: este año la hemos adelantado. En el peor momento de la crisis resolvimos esta ayuda para el Festival de más de un millón de euros y la del año que viene no peligra. Lo que tenemos que hacer ahora es construir estos Presupuestos Generales del Estado entre todos, que son fundamentales para el próximo año, clave para las ayudas europeas. Este año se ha resuelto bien el apoyo económico al Festival de Cine y el año que viene está garantizado
- ¿Entiende que desde el sector cultural se critiquen las limitaciones de aforo, cuando trenes y aviones van al completo?
- No sé si van tan al completo. Estoy viajando bastante en avión y de gente van más o menos...
«La cultura no puede parar porque la necesitamos para vivir y porque es más del 3% del PIB»
«Si hubiera un brote en el ámbito de la cultura, yo creo que el daño sería muy grande»
- Pero se admite que vendan todas sus plazas.
- Yo creo que no son situaciones comparables. La movilidad es inevitable porque parte de la necesidad de ir a trabajar, por lo tanto ahí tenemos una dificultad objetiva. No compararía ambas situaciones, sino que pondría en valor lo bien que lo están haciendo los profesionales de la cultura porque yo creo que tenemos que sortear la situación con dos ideas: la cultura no puede parar porque la necesitamos para vivir y porque es una industria, que representa más del 3% del PIB. Y eso lo tenemos que hacer con seguridad porque si hubiera un brote en el ámbito de la cultura, yo creo que el daño sería muy grande. También le digo que la decisión de los aforos corresponde a las comunidades autónomas. Hemos llegado a algunos puntos en común con las comunidades.
«Pedí tratar a la 'sala de conciertos' más como un lugar cultural que como uno de ocio nocturno»
- Las salas de conciertos son uno de los sectores que se sienten castigados...
- Sí, y tienen mucha razón en sus demandas. Yo les pedí a los consejeros de las comunidades autónomas que revisaran el concepto y el tratamiento de 'sala de conciertos', que tiene más que ver con un lugar cultural que con ocio nocturno.
- ¿Y qué recepción tuvo su propuesta?
- Creo que fue bien recibida. Una cosa es la licencia que estos lugares piden en situación de normalidad y otra la actividad que allí realizan de verdad. Deben ser tratados como lugares de cultura, exigiéndoles los aforos y las condiciones de seguridad que se exige al teatro o al cine. Tomaron nota y espero que se puedan encontrar soluciones por ahí para favorecer que los conciertos se puedan celebrar como el teatro, el cine o las artes escénicas.
- Me reconocerá que las ayudas a la cultura en España palidecen históricamente y también ahora frente a las que se manejan en países como Francia o Alemania.
- Diría que sobre todo en Francia. Son dos grandes potencias, con muchos más habitantes, pero tenemos que mirar a esos países. Es verdad que venimos de unos presupuestos congelados que corresponden a una Secretaría de Estado, ni siquiera a un Ministerio, de los gobiernos del PP, pero el 5 de mayo hemos aprobado un decreto de apoyo a la cultura con 80 millones directos y casi 800 millones puestos en circulación para todos los sectores. Al cine le hemos dedicado una buena parte, incluidas ayudas a las salas para que cubran las pérdidas por reducción de aforos y para que adopten medidas anti-Covid. A los rodajes les aplicamos incentivos fiscales y queremos favorecer que vengan empresas extranjeras a rodar en España. A pesar de las dificultades objetivas derivadas de la Covid-19, estamos haciendo muchas cosas. Por ejemplo, hemos aprobado medidas que refuerzan el papel de las mujeres y de las otras lenguas españolas diferentes al castellano. Eso está muy protegido en el decreto del 5 de mayo.
«Yo vi a U2 hace muchos años en el Estadio de Anoeta. Eso no es imaginable ahora»
- Ha tenido usted un par de desencuentros con el sector, necesitado de un cierto afecto en estos momentos, a cuenta de algunas declaraciones que dice que fueron malinterpretadas.
- Debe ser que no estuve especialmente brillante en esos dos momentos porque mi intención era justamente ésa: mostrar mi cercanía. Cuando cito a Orson Welles con «primero la vida y luego, el cine», a continuación añado que «la vida sin el cine no tiene sentido». Lo que yo hacía era casi corregir a Orson Welles, que casi es una herejía, pero con esa voluntad de empatizar con el sector. Y el otro día, precisamente para que pueda haber conciertos también de pop y rock, pero en las condiciones que ahora pueden ser, lo que dije fue que no eran imaginables macroconciertos en estadios con miles de personas. Yo vi a U2 hace muchos años en el Estadio de Anoeta. Eso no es imaginable ahora, pero sí podemos trabajar para que pueda haber conciertos en aforos más reducidos, con controles, para que no se pare esta actividad, que también es fundamental. O sea que en esos dos casos mi intención era la contraria, pero es verdad que no debí expresarme bien o que cuando lo ponen por escrito no se entiende bien.
- Es decir, que no hay ningún tipo de desapego hacia el sector...
- Todo lo contrario. Me preguntaron el jueves por las manifestaciones de los trabajadores de la cultura y dije que tenían toda la razón. Lo único que no comparto es que no se haya hecho nada: al contrario, no hemos parado de trabajar. He estado en numerosos eventos en los que me han dicho que era el primer ministro de Cultura en acudir. No he parado de apoyar a todos los sectores culturales. Estos ocho meses que llevo de ministro, seis de ellos con pandemia, he estado comprometido con la cultura, apoyando con mi equipo a todos los sectores. El Gobierno, con el presidente el primero, está absolutamente comprometido. Lo que yo discuto es que haya inacción, pero les comprendo a los que dicen eso porque todo lo que hagamos es poco.
- ¿Qué estimaciones manejan en su Ministerio respecto al previsible recorte presupuestario del próximo año?
- No, yo no estimo ningún recorte para la cultura. Lo que espero es que entre los Presupuestos del Estado y los recursos europeos tengamos una financiación superior a la de este año. En ningún caso contemplo recortes.
«Defiendo que la cultura sea un auténtico derecho fundamental, como la educación o la sanidad»
- Algún día pasará o se controlará la pandemia. ¿Qué panorama cultural espera encontrar? Porque va a ser devastador...
- Yo espero que no. Espero que podamos resistir estos meses que nos faltan hasta que haya vacuna. Por eso digo que me parecen clave los Presupuestos y los recursos europeos, porque si tenemos éxito ahí vamos a poder recuperar lo perdido y si lo hacemos bien, fortaleceremos las industrias culturales para que en el futuro resistan mejor. Sé que la situación actual es muy difícil, pero no soy pesimista, soy realista. A veces se habla de considerar la cultura un bien de primera necesidad; yo voy más lejos: hablo de que la cultura sea un auténtico derecho fundamental, como la educación o la sanidad, también desde el punto de vista constitucional.
«El presidente tiene la certeza de que me estoy dejando la piel»
José Manuel Rodríguez Uribes reconoce que la irrupción de la pandemia a los dos meses de llegar al cargo dio al traste con sus planes para esta legislatura, pero asegura que en ningún momento ha lamentado haber aceptado el Ministerio de Cultura y Deporte. «Siempre estaré agradecido por la confianza al presidente, que tiene la certeza de que me estoy dejando y me voy a dejar la piel. Hay que estar a las duras y las maduras», asegura.
- Me dirá que no, pero ¿se ha arrepentido, quizás en alguna noche de insomnio, de haber aceptado el cargo?
- No tengo insomnio. Duermo muy bien y ya cuando me despierto empiezo a preocuparme. No, nunca me he arrepentido. Para mí es un honor y siempre estaré agradecido por la confianza al presidente, que tiene la certeza de que me estoy dejando y me voy a dejar la piel. Hay que estar a las duras y las maduras. Uno no viene a los cargos para disfrutar, sino para servir y hacer las cosas lo mejor posible.
«Prefiero no pensar en los planes que tenía al llegar al cargo en enero porque me disgusta mucho»
- Pero seguro que cuando llegó al cargo tenía muchos planes para su Ministerio con los que la pandemia ha dado al traste.
- Sí, pero en esas cosas he pensado una vez y prefiero no volver a hacerlo porque es verdad que me disgusta mucho. Tuvimos enero y febrero, y en este tiempo pude planificar los grandes proyectos normativos y las grandes reformas, y comparecer en el Congreso para dar cuenta de todos esos planes. De repente, tuvimos el estado de alarma y le dio la vuelta a todo. Sin embargo, estoy esperanzado. Es fundamental que podamos aprovechar las ayudas de la Unión Europea para fortalecer las industrias culturales.
- En el ámbito personal, ¿qué es lo que peor lleva de todo esto?
- Lo que peor llevo es que esta crisis afecta a todos los sectores, pero especialmente a los que dependen de la cultura. Combatir el virus con una reducción de la movilidad que está en la condición humana supone al tiempo cortarle a la cultura lo que más necesita, que es el público. La excepción es el libro, que tiene una dimensión más individual y más solitaria. Todo lo demás se hace en comunidad, con público. Es verdad que el daño ahí es muy grande y me preocupan los sectores más vulnerables, no sólo los artistas, sino también todos los trabajadores de las industrias culturales, que en este país son 700.000 personas.
- ¿Recuerda qué película vio la última vez que fue al cine?
- Bueno, como estuve en el Festival de Málaga...
- Me refiero a título personal.
- Las dos últimas fueron 'Invisibles', de Gracia Querejeta, con Emma Suárez, Nathalie Poza y Adriana Ozores, a mediados de agosto, y antes, en una proyección de Filmoteca Española, vi 'Amanece que no es poco', de José Luis Cuerda, que nos ha dejado este año.
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