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No deja de resultar paradójico que la gran exposición que la sala Artegunea de Kutxa dedica a quien fuera considerado un vagabundo en permanente búsqueda ... de su libertad y no de los pioneros de la fotografía en color americana tengo su 'corazón' en la serie de instantáneas en blanco y negro que tomó en su habitación. Comisariada Anne Morin y presentada ayer junto a la responsable de salas de Kutxa Fundazioa, Ane Abalde, la exposición 'Saul Leiter-Un mundo inacabado' que hoy inaugura la sala de Kutxa Fundazioa en Tabakalera reúne 172 fotografías originales -94 en blanco y negro y sólo algo más de una veintena en color-, 37 pinturas, una proyección de fotografías en color, así como documentos, revistas, cuadernos y cámaras que pertenecieron en su día al fotógrafo estadounidense. La exposición, abierta hasta el 10 de noviembre, no se estructura en secciones, ni tiene una arquitectura definida, sino funciona en una red de correspondencias.
Nacido en el seno de una familia judía y con un padre rabino ortodoxo, Leiter huyó pronto de ese ambiente opresivo y de su destino -ser también rabino-, aunque nunca logró desprender de su obra la influencia del judaísmo. Por ejemplo: si los textos hebreos se leen de derecha a izquierda, eso tenga su reflejo en su fotografía. Si ya su temprana vocación pictórica espantó a su padre por la prohibición religiosa de dedicarse a la representación artística, cuando recibió de manos de su madre como regalo una máquina fotográfica la ruptura fue inevitable.
«Siempre al margen de los demás y a contracorriente de la sociedad, mantiene siempre una distancia clandestina» respecto al objetivo de su cámara, señaló la comisaria de la muestra, que recalcó cómo en una ciudad con tantos estímulos como Nueva York, Leiter (Pittsburgh, 1923-Nueva York, 2013) nunca se dejó imponer los temas.
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La muestra está estructurada como «un paisaje sin límites» que remite al Leiter pintor cuyo mundo «se despliega y expande», con las fotos dormitorio de Leiter creadas para la serie 'In My Room' ('En mi habitación') -la única a la que puso título-, como eje central. Se trata de una colección de cuarenta imágenes en blanco y negro y pequeño formato, a las que el artista volvió «para pintarlas, cubrirlas y borrar sus rostros y sus cuerpos con color y fondos lisos».
A partir de ahí, 'Saul Leiter-Un mundo inacabado' se despliega «en tentáculos como una suma de fragmentos cosidos entre sí» que recorren una trayectoria que comenzó en 1948, cuando Leiter empieza a realizar sus fotografías en color y a publicarlas desde 1951 en revistas como Life. Paralelamemente, expone sus pinturas en la Tanager Gallery y es seleccionado para formar parte de la exposición colectiva del MoMA 'Always the Young Strangers' ('Siempre los jóvenes extranjeros'). Ya desde los años cincuenta, el uso del color eclipsa la obra de Saul Leiter en blanco y negro, algo que el tiempo se ha encargado demostrar erróneo.
Tras colaborar con las revistas Harpers' Bazaar, Elle, Vogue o Life, en los setenta abandona el ámbito de la fotografía de moda y su carrera se fue apagando lentamente. Sólo en 1992 se rescató parte de su obra como parte de una exposición organizada por Jane Livingston, que reunió trabajos de dieciséis fotógrafos y fotógrafas de la New York School (prolongación de la Photo League) entre 1936 y 1963: Diane Arbus, Richard Avedon, Alexey Brodovitch, Ted Croner, Bruce Davidson, Don Donaghy, Louis Faurer, Robert Frank, Sid Grossman, William Klein, Saul Leiter, Leon Levinstein, Helen Levitt, Lisette Model, David Vestal y Weegee (seudónimo de Arthur H. Fellig). A raíz de esta muestra, el galerista Howard Greenberg asumió la representación de Leiter y expuso su obra en su establecimiento, con el consiguiente y tardío reconocimiento internacional.
En 2006, la editorial Steidl publicó su primera monografía y, a partir de entonces podemos decir que su obra empezó a tener una visibilidad que irá creciendo en los últimos veinte años. Ha tenido un reconocimiento tardío. Muere en 2013 cuando empezaba a crecer ese reconocimiento ante el que siempre mantuvo una actitud indiferente, según recordó ayer la comisaria de la muestra. 'Saul Leiter-Un mundo inacabado' fue elegida mejor exposición en Les Rencontres d'Arles, posteriormente viajó a Londres y cuando termine su estancia donostiarra irá a Estocolmo.
La propuesta de Artegunea viene acompañada de un intenso programa de actividades paralelas, que incluyen conferentes, diálogos, proyecciones, talleres y visitas comentadas.
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