
Sergio Peris-Mencheta
Secciones
Servicios
Destacamos
Sergio Peris-Mencheta
Escrita junto a Juan Diego Botto y dirigida por el propio Peris-Mencheta, la obra '14.4' recoge la historia de Ahmed Younoussi, un niño ... que con 9 años llegó a España escondido en los bajos de un camión. Mencheta lo conoce casualmente en un cortometraje al que el actor previsto no se presenta y que Ahmed, sin ninguna preparación, interpreta. Años más tarde llegará esta función, cuando el director comienza también otra vida tras ser diagnosticado de una leucemia. Se representa mañana en el Victoria Eugenia y el martes en las Jornadas de Eibar.
– Hubo algo de destino teatral en el encuentro entre ustedes.
– Tras aquel encuentro inesperado le dije que si alguna vez decidía ser actor y se formaba como tal, contaría su historia encima del escenario. Y le ayudaría a hacerlo. Estudió con una beca que le conseguimos y ahora es el protagonista de este monólogo sobre su vida.
– ¿Cómo fue aquel proceso? Todo se complicó por la enfermedad.
– Fue un reencuentro a distancia. Debe ser de las pocas veces que un director no puede estar piel con piel con el actor. Por mi enfermedad yo estaba a 9.000 kilómetros y, además, trabajando con un Ahmed que se había subido a un escenario una vez, en una función muy pequeñita. Evidentemente no es una obra al uso, primero porque habla de su propia vida y, segundo, por esa distancia física. Eso aporta unas características particulares que se respiran cuando ves la función.
– Cuando Ahmed llegó era un 'mena', un menor no acompañado. Una etiqueta que produce solidaridad, pero también miedo y recelo. Y no tienen por qué ser incompatibles ambas cosas.
– No tiene por qué serlo siempre y cuando no se use de manera despectiva, que es como se está utilizando el término. Se ha convertido en un término peyorativo. Pero son menores que han cruzado en algunos casos prácticamente toda África y han llegado a lo que ellos consideraban el paraíso, que luego no es tal. Yo no uso nunca el término 'mena' porque se ha convertido en una manera de despreciar.
Título: '14.4', con texto de Juan Diego Botto y Sergio Perís-Mencheta.
Dirección: Sergio Peris-Mencheta
Intérprete: Ahmed Younoussi.
Lugares: Mañana en el Victoria Eugenia, a las 19.30 horas. Martes 25, en el Teatro Coliseo de Eibar, a las 19.00 horas.
– Botto y usted dicen que la función es realista y a la vez lírica y poética.
– Tratamos de que no se convierta en una obra condescendiente o paternalista, y más con el protagonista encima del escenario diciendo ese texto. Queremos dotarla del humor suficiente como para abrir el corazón, que es la vía rápida, para luego poder contar una historia que, no te voy a engañar, es muy dura.
– Igual que Botto, usted piensa que el teatro puede cambiar la visión del mundo. ¿Qué necesita una obra para lograrlo?
– Primero una intención, no voy a decir que política porque todo el teatro es político, pero sí una intención de hablar de lo que pasa. Trato que no sea un panfleto, hacerlo desde el lado humano, que es la manera de contarlo de la forma más objetiva. Busco que abramos el corazón a una realidad que podemos entender racionalmente, pero con la que no hemos empatizado. El teatro, todo el arte, tiene esa posibilidad.
– ¿Qué le ocurrió cuando se unen la creación por un lado y el enorme peso de una grave enfermedad por otra parte?
– No se unieron gratuitamente. Estaba este proyecto preparado, yo no imaginaba cuando decidí hacer la función que, además de no perder una oportunidad, estaba convirtiéndose en una oportunidad en sí misma. Porque cambiaba radicalmente mi estado de ánimo en cuanto me ponía a ensayar. Me subía la vibración y me conectaba con Sergio, con energía, con pasión, con ilusión, con ganas, con esperanza. El teatro me ha ayudado a superar el momento más difícil de mi vida.
– ¿Qué sucede cuando el mundo propio cambia tan bruscamente y el mundo exterior continúa con sus cosas?
– Piensas que estás soñando. Eso te dura unas cuantas semanas o incluso algún que otro mes, por lo menos en mi caso. Hablo de mí, no quiero sentar cátedra, pero me fui adaptando a convivir con el terror absoluto de desaparecer y a convivir con él día a día. Entonces lo que pasa es que todo se reduce al ahora. Deja de importar el mañana porque lo que va a pasar mañana te aterroriza.
– Y dice por eso que entonces queda sólo el presente.
– Te ocupas de tu presente. Además es una enfermedad que te tiene muy en contacto con el cuerpo porque te duelen muchas cosas. Eso hace que te sientas probablemente más vivo que nunca, más presente que nunca, más aquí y ahora que nunca. Para mí se resume en eso, en una primera fase de decir, espérate, no puede ser que me esté pasando esto, esto es una pesadilla, de cero a cien. Y luego el pasito a pasito, el momento a momento.
– ¿La enfermedad nos puede hacer mejores o el sufrimiento es sobre todo destructivo?
– No puedo generalizar. Yo me siento mejor, no sé si desde fuera se puede valorar, pero me siento más en contactoconmigo mismo y con las cosas que me importan, perdiendo poco tiempo en tonterías. En lo que yo considero ahora tonterías, pero que hace dos años para mí eran importantes. Quiero mirar a los ojos de mis hijos y a los de mi mujer y estar más en contacto con la vida, el momento a momento.
– ¿La palabra futuro para usted es un espejo?
– Es sinónimo de expectativa y todo lo que sea expectativa es contraproducente porque no existe el futuro. Igual que ya no existe el pasado. Entre otras cosas porque el recuerdo es ya mentira en sí mismo. Tú puedes tener ese recuerdo y otro haber vivido la misma experiencia y tener un recuerdo totalmente distinto. Con lo cual no existe ni pasado ni futuro. Entonces, lo único que tenemos es esta conversación ahora mismo, no hay otra cosa. Tanto pasado como futuro los pongo en el territorio de la ficción.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.