'La Diplomática', del frente de guerra a un lujoso palacio inglés

Su aterrizaje a la fuerza en un destino que no quería le obliga a hacer una serie de ajustes personales y profesionales que no le van a ser nada sencillos. Kate tiene el problema añadido de la presencia de su marido, que se comporta como un consorte rebelde por su propia experiencia diplomática, así como la necesidad de adaptase a negociar con lujosas tazas de té en la mano en los salones de los palacios victorianos ingleses.

La trama: 'La Diplomática' empieza con una primera escena que nos muestra un atentado sobre un buque de guerra británico en el Golfo Pérsico que va a desencadenar una grave crisis diplomática, por el ansia de venganza del primer ministro británico.

La presentación de nuestra protagonista, Kate Wyler, se produce haciendo los preparativos para su posible nueva misión en Afganistán y con el cambio repentino de planes que supone la llamada de la Casa Blanca para ser informada de su nuevo objetivo londinense por el propio presidente.

'La Diplomática' plantea su 1T en torno a varios ejes: el primero es la adaptación a todos los niveles de Kate Wyler al puesto de embajadora en un lugar tan amante de las tradiciones y la pompa como el Reino Unido.

Kate se encuentra mucho más cómoda despachando con su personal de la CIA y de la embajada que probándose los trajes de gala que debe llevar en las diversas recepciones y que luce exclusivamente por imperativo laboral, por el boato exigido por la corte británica.

A nivel representativo se ve obligada a intervenir de lleno en esa crisis diplomática para intentar dilucidar el verdadero culpable del atentado inicial y evitar que sus aliados británicos se apresuren a tomar unas represalias que podrían ser incluso contraproducentes si se equivocan de culpable.

El tercer eje de la historia es su complicada relación con su marido, Hal Wyler, tanto a nivel personal por estar en pleno proceso de separación y divorcio, como por ser un auténtico verso libre diplomático que no duda en hacer la guerra por su cuenta, con resultados que pueden ayudar o poner en compromiso todos los esfuerzos de la embajadora.

'La Diplomática' combina con una gran habilidad y ritmo esos tres ejes principales. Destaca la gran capacidad de la actriz Keri Russell para tener un aspecto bastante desastrado, casi siempre con el pelo revuelto, en claro contraste con la pomposidad y la elegancia de casi todo el resto de su entorno, lo que proporciona numerosos equívocos divertidos. El resultado final es muy entretenido, con el premio de haber sido renovada inmediatamente por una 2T.

Los creadores: Deborah Cahn es una guionista que ha trabajado y aprendido el oficio con las mentes más brillantes de Hollywood en series como 'El Ala Oeste de la Casa Blanca', 'Anatomía de Grey' y 'Homeland'.

Con ese bagaje no dudó en aceptar una oferta de Netflix para diseñar una serie sobre política internacional, con una fuerte protagonista femenina y con un tono más ligero y distendido que todos los dramas y sufrimientos que había escrito para Carrie Mathieson en 'Homeland', decantándose por una embajadora como el personaje ideal.

Protagonistas: Keri Russell ( 'The Americans, Felicity') ha sido la elección perfecta para el personaje de Kate Wyler por su capacidad de hacer creíbles todo tipo de momentos embarazosos con comicidad incluida y, al mismo tiempo, comportarse como una verdadera profesional en el terreno diplomático.

Russell transmite brillantemente lo bien que se lo ha pasado interpretando a esa supermujer imperfecta que es una pieza esencial en el engranaje diplomático estadounidense.

Su marido en la ficción, Rufus Sewell, es el complemento perfecto como el rebelde embajador consorte, con su propia agenda.