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Iker Elduayen
San Sebastián.
Viernes, 5 de julio 2024, 02:00
María Díaz nació en el Madrid de 1997, ya con cualidades para subirse a los escenarios. Decidió probar suerte y compaginar sus estudios con cursos ... de interpretación, canto y baile. Harta de que en los castings nunca se acordasen de su nombre, decidió hacer un homenaje a su abuela (Nati Vidal) y pasar a llamarse María de Nati. Así bautizada se dio a conocer, hace diez años, una de las actrices más prometedoras del país, interpretando a la infanta Pilar de Borbón en la serie 'El rey', de Mediaset.
Desde entonces la carrera profesional de la madrileña ha continuado progresando hasta sumarse al elenco de series diarias, producciones para plataformas, ser parte de los estelares elencos de las películas de Sorogoyen, Fernández Armero o León de Aranoa o haber compartido escena con Carmen Maura, Bardem o José Coronado. Ahora, estrena 'Las pelotaris 1926' en SkyShowtime, una serie rodadas en buena parte en escenarios guipuzcoanos y que se inspira en las primeras jugadoras de pelota vasca, que desafiaron las convenciones sociales imperantes en la veintena del pasado siglo.
Estreno La serie completa estará disponible a partir de este viernes.
Plaforma SkyShowtime apuesta por la producción nacional y acoge, en su amplio catálogo, la ficción de Marc Cistaré.
Argumento Chelo, Idoia e Itzi, tres jugadoras de pelota, deben hacer frente al negado panorama de los años 20 del siglo pasado, donde la ambición y la libertad estaban negadas para el género femenino.
– ¿Cómo ha sido trasladarse a aquellos 'felices años veinte'?
– Ha sido sorprendente darme cuenta de que estaba interpretando a un personaje de hace cien años, con situaciones que todavía ahora vivimos. Son mujeres del año 1926 y parece que estoy ahondando en mi día a día. Me sigue sorprendiendo darme cuenta de esto, pero es cierto que la serie viene con un discurso muy bien armado.
– El argumento parte de la existencia de un grupo de mujeres vascas pioneras en dedicarse profesionalmente a la pelota. ¿Conocía de antes algo de ellas?
– Para nada. De hecho, fue Marc Cistaré, el creador de la serie, quien me contó la historia algunos años antes. Recuerdo que me dejó pensativa, me quedé con ella y me dije a mí misma: ¿cómo es posible que esta historia haya pasado desapercibida? Se escapaba de mi comprensión el que nadie hubiese reparado en ella. Es una historia que se debería conocer.
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– ¿Por qué?
– Porque es una historia de mujeres rompedoras, pioneras, de hace cien años. Porque antes era mucho más complicado establecer límites, tener una moral clara, romper el techo de cristal, ser tan tenaces como lo son ellas en esta historia. Es absolutamente inspiradora y sorprendente.
– ¿Es la razón por la que se debería ver esta serie?
– Entre otras. Se debería ver esta serie por tantas cosas... Muchas mujeres, y también hombres, se van a ver reflejados. Nos puede servir de mucho para aprender sobre todo lo desaprendido. Incluso diría que también puede enseñarnos a ser mujeres. Es pura sororidad lo que quiere contar. Una historia de mujeres a través de su mirada, de sus ojos, de su perspectiva. Es incluso ilustrativa porque todavía tenemos mucho camino por recorrer.
– Las protagonistas son mujeres pelotaris. Supongo que habrá tenido que aprender a pelotear. ¿Cómo le ha ido en el frontón?
– (Risas) Tuvimos que aprender previamente, tiempo antes de empezar a rodar, aunque también durante. Fueron dos entrenadoras maravillosas, la verdad, quienes nos enseñaron. Fortaleció mucho la relación con el resto de mis compañeras, nos unió muchísimo. Fuimos conscientes de todo el esfuerzo y toda la disciplina que supone la pelota, un deporte de años, de técnica, de perseverancia.
– Sin desvelar demasiado sobre la serie, se adelanta sobre su personaje, Itziar, que es lesbiana. ¿Cómo se vivía la homosexualidad entonces?
– Era un tema prácticamente tabú. El personaje solo vive el amor de puertas hacia dentro, a escondidas. Aunque cuando se muestra ese amor en la pantalla se hace desde el sentimiento, porque el personaje lo sufre, lo lleva oprimido desde hace tiempo.
– La industria cinematográfica y televisiva estrena muchos proyectos basados en hechos reales. ¿Se apuesta cada vez más por lo real y menos por la ficción?
– Puede ser sí. No sabría explicar exactamente, pero, como actriz, creo que también en la realidad hay algo de ficción, porque nunca se llega a contar algo tal y como ha sucedido, aunque sea ficción. Estoy encantada con que el cine y la televisión sirvan como referentes, que ilustren lo que hemos vivido, que hablen del pasado, de nuestros errores y aciertos. Es como cuando en el colegio, la profesora de Historia te preguntaba: «¿Para qué aprendemos historia?». Siempre a esa pregunta yo respondía que para nada, que me resultaba aburridísimo, pero ella nos corregía: «Para que no volvamos a repetir los errores del pasado». Si, en este caso, la ficción cumple ese cometido, yo encantada.
– Hábleme sobre el rodaje. ¿Cómo ha sido rodar en Gipuzkoa?
– Ha sido idílico. Estuvimos en San Sebastián, en la playa de La Concha. Ese fue, digamos, el epicentro de la estancia allí, y era como un oasis. Estuvimos rodando en otras localizaciones como México, que también fue fantástico, pero es que en Donostia nos hizo un clima estupendo, el paisaje era increíble, la comida, la gente... a mí me dio muchísima paz. Y recuerdo que el final del rodaje fue muy triste para mí. Nos despedimos en la playa de La Concha. Entonces, miré a todo mi alrededor y me dije: ¡No quiero irme de aquí! (risas).
– Muchas veces, el paisaje se convierte en uno más de la historia. ¿Ha sucedido en 'Las pelotaris 1926'?
– Por supuesto. En este caso, es algo muy significativo. El trabajo del equipo de fotografía es fabuloso. La serie cuenta con muchos escenarios naturales y, sin duda, el paisaje hace mucho por la historia, resulta referencial incluso, porque ayuda a meterse en la historia. En ese sentido, el equipo de arte ha logrado que el resultado sea increíble y claro que el paisaje hace que el proyecto brille mucho más.
– Lleva ya una década dedicándose profesionalmente a la interpretación. ¿Qué balance hace de estos años como actriz? ¿Le está mereciendo la pena?
– ¡Qué pregunta, por dios! (risas). Creo que nunca llegas a una meta concreta siendo actriz, por lo que, en este momento, hacer balance me resulta complicado. Es una profesión de continuo aprendizaje, una carrera en la que, constantemente, pasan un montón de cosas, conoces a gente diferente, ruedas en sitios distintos, personajes completamente opuestos, aprendes de todo... A mí, personalmente, me cura, me llena el alma. Actuar me ha salvado la vida. Para mí lo es todo. Es lo que hace que me levante cada mañana, es mi sustento. Mi vida ahora consiste en estar aprendiendo. Cada día es un partido, nunca mejor dicho (risas).
– Sabrá que Javier Bardem recogerá este septiembre el Premio Donostia de 2023, que todavía lo tiene pendiente...
– ¡Qué fuerte!
– Trabajó con él en 'El buen patrón' de Fernando León de Aranoa. ¿Cómo fue la experiencia al lado de una estrella como él?
– Javier es revelador. Es mi actor favorito del mundo, y de siempre además. Me daba mucho respeto trabajar con él y he de decir que, no solo como actor, sino también en el día a día, es uno de los mejores. Me di cuenta al tratar laboralmente con él, eso le hace aún más grande. Es fantástico, humilde, compañero y tiene en cuenta a todo el mundo en el rodaje... y al fin y al cabo, es una estrella. Él mismo se ve como uno más y es fascinante ver que aún sigue aprendiendo y trabajando.
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