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Es uno de los grandes artistas de su generación pero se sigue considerando «un gran desconocido en Euskadi». Ha expuesto en salas de medio mundo ... pero para muchos es aún el autor de la inicialmente poco entendida y luego objeto de culto 'camiseta ketchup' del Athletic en 2002. Darío Urzay (Bilbao, 1958) protagoniza desde hoy en la sala Kubo Kutxa su primera gran muestra en una institución vasca desde hace 25 años. «Es extraño que haya tardado tanto, porque en este país expone hasta el del tambor».
Se trata de una exposición cargada con la misma energía que despliega el artista a la hora de explicar su obra. «Soy mal pintor, pero buen artista», asegura con un punto de humor. Pintura, fotografía, dibujos, impresiones y vídeo conforman 'En una fracción (Reversible)', la muestra que permanecerá en el espacio de Kutxa en el Kursaal hasta el 31 de marzo.
El trabajo reunido en esta exposición «es solo la punta del iceberg de lo que hago; cambiando simplemente dos obras la muestra podría tener una lectura bien distinta», asegura Urzay. Las obras que encuentra el visitante pertenecen a los últimos 25 años de creación del artista, «pero a mí no me interesa lo cronológico, porque todo lo que hago en mi vida es un continuo», añade. «Estas obras han estado 'congeladas' y ahora es el espectador quien debe descongelarlas con su mirada», enfatiza un Urzay que insiste en que «las cosas no me interesan de forma aislada: es en las relaciones entre los objetos, muchas veces inmateriales, donde surge el arte».
Las dos grandes obras que Urzay seleccionó primero para esta exposición son ejemplo del discurso del artista. Una, 'A Negative View-Observator Virtual', fue comprada por el Reina Sofía hace veinte años y sigue guardada en un almacén desde entonces, salvo una salida para una muestra en Berlín. «Mis amigos madrileños pueden venir a Donostia verla», bromea. La otra, 'Mirador distante (tan cerca)', fue un encargo del Parlamento Vasco y aunque sus responsables le ofrecieron un lugar más «visible» para colgarla el artista optó por un sitio «más discreto». En Kubo Kutxa brilla en todo su esplendor.
Hay otras dos obras que explican también la forma de trabajar de Darío Urzay, dentro de lo que él llama «camesrastrokes», realizadas a partir de fotografías. «En 1991, viviendo aún en Nueva York, visité la catedral de Burgos y, con la cámara en la mano, recogí unas 'pinceladas virtuales' de esa luz y esa espiritualidad. Hace solo unos meses, cuando preparábamos esta exposición de San Sebastián, sentí la necesidad de volver a la catedral y hacer otra de esas obras que es la más reciente de las presentadas y en cierta forma cierra un ciclo de treinta años».
El profesor Mikel Onaindia (Durango, 1983), comisario de la muestra, destaca que Urzay «es uno de los principales protagonistas del arte contemporáneo de las últimas décadas» y renovador de la plástica vasca junto a nombres como Txomin Badiola o Pello Irazu. «La obra de Darío se caracteriza por su sofisticación técnica y una variedad de registros que trascienden los límites de los procedimientos tradicionales. Esa búsqueda de lo desconocido le ha llevado por ejemplo a hibridar pintura y fotografía sin ningún complejo».
En opinión de Onaindia, «desde sus primeros trabajos fotorrealistas de la década de 1980 hasta una producción abstracta que sugiere mundos imposibles, la obra de Urzay es fruto de una constante especulación en torno a la mirada y la percepción. El singular modo de estar en la pintura de Urzay es consecuencia de un atento estudio de su entorno cercano, de los grandes artistas de la historia del arte y de su diálogo con lo fotográfico».
Imágenes tomadas desde el aire (Urzay comenzó en 2005 vuelos en avioneta con el fin de obtener fotografías aéreas), sus 'sedimentos derretidos' o las llamadas 'topografías retinianas' forman parte del viaje que propone el artista bilbaíno y que estará acompañado de distintos encuentros y actividades paralelas, tal como apuntó Ane Abalde, directora de la sala. El 25 de enero, por ejemplo, habrá en la sala una conversación entre Txomin Badiola y el propio Darío Urzay moderada por Mikel Onaindia.
Darío Urzay nació en Bilbao en 1958, estudió Bellas Artes en la UPV y fue profesor en Leioa. Luego recorrió mundo, vivió en Nueva York y tiene obra en destacadas colecciones internacionales. Sigue siendo un viajero. Desde 2005 inició los vuelos en avioneta para obtener imágenes aéreas sobre las que trabajar. Explica que en la exposición «empiezas mirando el cielo y terminas en la tierra». Hay obras basadas en vistas aéreas tomadas sobre Sajazarra (La Rioja). Terrenos, montañas y prados se convierten en campos de color de carácter pictórico. La exposición comisariada por Mikel Onandia presenta más de 50 obras de diferentes tamaños, de lo pequeño a lo enorme, producidas por el artista entre 1997 y 2023 y distribuidas en cuatro grandes espacios.
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