![«Para los trapecistas y acróbatas esto es una cuestión de vida o muerte casi todos los días»](https://s1.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/2023/07/18/85656142-k8nE--1200x840@Diario%20Vasco.jpg)
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En su cuarta visita a Donostia, aunque la primera en los últimos nueve años, Cirque du Soleil 'estrenará' en la ciudad el espectáculo 'OVO', creado en 2009, pero que se mantiene de gira. Casi un centenar de personas de veinticinco nacionalidades diferentes trabajaban ayer en ... las instalaciones de Illunbe para la puesta a punto del montaje, del que la compañía canadiense ofrecerá seis representaciones entre hoy y el domingo. El 'stage manager' del Cirque, Alí Espìnoza (Sonora, México, 1985) se encarga de «coordinar la producción. Soy el intercomunicador entre los artistas y el equipo técnico».
– Por concretar un poco más, ¿qué es un 'stage manager'?
– Aquí lo llamamos 'regidor'. Durante el espectáculo, yo y mi equipo estamos a cargo de los artistas detrás del escenario para que todo salga en tiempo y forma, y en el caso de que haya un imprevisto, nos encargamos de que se resuelva a la mayor brevedad para que el público no lo note.
– Me dirá que no, pero ¿es complicado lidiar con los egos de los artistas y con las tensiones entre éstos y el equipo técnico?
– Pues como en cualquier trabajo en el que hay muchas personas involucradas. Somos un equipo muy grande y coordinar a tanta gente puede ser complicado. Tenemos un horario que varía cada semana dependiendo de las necesidades del espectáculo. Y a pesar de su talento y de toda su disciplina, los artistas tienen su ego y hay que saber cómo manejarlo y navegar a través de él. Todos somos humanos y de repente estamos cansados o se presentan circunstancias imprevistas, pero al final de la jornada somos una gran familia y trabajamos en equipo. Nuestro objetivo es 'OVO' y eso es lo que importa.
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Nerea Balenciaga
– Con egos o sin ellos, la marca 'Cirque du Soleil' se ha impuesto durante todos estos años al de cualquiera de los artistas que han pasado por sus filas.
– La gente sabe perfectamente que cuando ve un espectáculo con el sello de 'Cirque du Soleil' va a ver calidad, mucho compromiso y un alto grado de producción, vestuario y espectáculo. Y obviamente, tenemos a seis músicos en vivo y eso te da otro tipo de energía.
– ¿Cómo se viven estas horas previas a la 'première' de un espectáculo en una ciudad?
– Siempre con mucha expectación porque cada público y cada ciudad son distintos, y siempre estamos entrenando y ensayando, preparándonos para que la gente pueda asistir al mejor espectáculo que hayan visto. Siempre es emocionante llegar a una nueva ciudad y encontrarte con un nuevo público. Te llena de energía.
– Sin embargo, es la cuarta vez que Donostia tiene la oportunidad de acoger un montaje de Le Cirque du Soleil.
– Para mí es la primera vez y para 'OVO' también. El circo había venido con otros espectáculos, pero llevábamos nueve años sin pasar por aquí. 'OVO' es un espectáculo muy familiar, muy colorida y alegre. Te pone de buenas y al final sales con una sonrisa.
– ¿Se siente obligada la compañía a ir cada vez un poco más lejos con sus espectáculos para no decepcionar a su público?
– Claro, siempre hay que mejorar y que buscar nuevas formas de entretener a la gente. La tecnología avanza de forma muy acelerada y ésta es una cuestión que va muy de la mano con el trabajo de los artistas, que han de ser siempre los mejores en su disciplina. Y finalmente hay que fusionar todos los elementos de la producción. 'OVO' es la amalgama perfecta de esa fusión.
– Pero tiene ya catorce años. ¿Lo han actualizado?
– Algo que tiene Cirque du Soleil es que siempre está buscando la manera de refrescar sus espectáculos. Independientemente de los años que tengan, siempre hay números nuevos. Igual hay en San Sebastián gente que ya vio 'OVO' en otro lado, pero le aseguro que no va a ser igual, sino completamente distinto a como lo vio la última vez, así que la invitación también está dirigida a ellos.
– Corrió riesgo de desaparecer la compañía durante la pandemia?
– Como todas las áreas del entretenimiento, que se vieron muy golpeadas. Sin embargo, tras esos momentos difíciles es cuando uno regresa más fuerte y ahorita Le Cirque du Soleil lo está.
– ¿Corren el riesgo de repetirse o de copiarse a sí mismos en los distintos espectáculos que diseñan a lo largo de los años?
– Bueno, en muchos casos las disciplinas se repiten porque, por ejemplo, el trapecio va a estar presente en distintos espectáculos, pero lo que hace Cirque du Soleil es desarrollar un concepto diferente en cada ocasión. La narración, la presentación de los personajes, el escenario, las luces, la música... Eso hace diferente cada montaje.
– Ya que habla de los trapecistas, el público llega a creer que se la están jugando allá arriba. No sé si es una percepción correcta...
– Absolutamente. Esto es una cuestión de vida o muerte casi todos los días porque los artistas tienen la seguridad de que son profesionales y de que hay un equipo detrás, pero como en todas las disciplinas hay un riesgo. Siempre tenemos un protocolo muy firme de seguridad y para eso realizamos todos los entrenamientos: para que todo salga como tiene que salir.
– ¿Se producen con frecuencia los sustos?
– De vez en cuando, pero somos muy afortunados en tener profesionales bastante buenos.
– Sin ese riesgo, no habría circo...
– Claro porque jugársela es parte del circo y de la emoción.
– ¿Cómo se combate el déficit de atención del público?
– Algo que tiene 'OVO' en particular es la gran interacción con el público, lo cual es muy bueno para retener la atención de la gente. Continuamente tenemos a personajes como los grillos interactuando con los niños o a los otros insectos metiendo a la audiencia dentro del propio espectáculo.
– ¿Es complicado?
– A veces, pero la gente viene receptiva, dispuesta a participar y a pasar un rato agradable y de alegría.
– ¿Cómo saben si el espectáculo realmente ha funcionado?
– La reacción de la gente siempre es el mejor indicador y por lo regular, se va muy feliz. Uno sale alegre y queriendo ser parte de esta colonia de insectos.
– Lo que sí es un tanto osado es salir de gira en verano, con la ciudadanía más reticente a acudir a espectáculos en recintos cerrados.
– Depende de la ciudad. Hemos estado en algunas en la que público venía y aprovechaba para huir del calor.
– ¿Y en San Sebastián?
– Bueno, para mí este clima es fabuloso.
– ¿Es cara la entrada –entre 47,50 y 221 euros– o se ajusta a lo que se ofrece?
– Bueno, cuando uno piensa en un espectáculo de este nivel y con tanta gente involucrada, asume siempre que merece la pena, independientemente del precio, que además los hay para todo tipo de públicos.
– Aquí hay profesionales de distintas nacionalidades, edades y procedencias. ¿Es dura la convivencia de todo el equipo durante una gira?
– La verdad es que es más fácil de lo que uno creería. Viajamos juntos cada semana a un país o una ciudad diferente y eso nos obliga a ser más tolerantes y a buscar nuevas formas de convivencia. Y también ayuda mucho socializar y compartir tiempo fuera del trabajo.
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