La otra cara de Ibai Llanos

El 'streamer' vasco acudió a 'Lo de Évole' y desveló que sufrió ataques de pánico cuando se mudó a Barcelona y que evita publicitar bancos o casas de apuestas

joseba fiestras

Lunes, 8 de marzo 2021

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Quizá la ética del joven artista proceda de sus orígenes humildes. Su familia no vivía mal, pero la crisis de 2008 les pegó duro. «A mi padre le cambiaron de turno, lo que implicaba una bajada de sueldo, y a mi madre la despidieron y ya no encontró trabajo. Mi padre tenía muchas deudas, había días que hasta se quedaba sin comer. A mí eso me marcó mucho», desvelaba el vasco que reconoce que ahorra mucho, «pero no por una cuestión de humildad. Es que la ropa cara no me cabe porque estoy gordo, no tengo carné de conducir, así que tampoco coches…», argumentaba. Lo que sí le gusta es comer bien, y se ve que las constelaciones se alinean para que tampoco pueda derrochar en grandes restaurantes. «Fui al que Arzak tiene en Barcelona -bueno, creo que es de Arzak, uno bueno- y no me dejaron entrar porque iba con pantalones cortos», aseguraba antes de confesar que esa noche acabó en un kebab.

Llanos empezó en el mundo del 'streaming' en 2010, «me hice un canal en Youtube con los amigos de mi clase», evocaba. Era un tiempo en el que aún no se sabía que se podía ganar mucho dinero en ese espacio. «Solo lo hacíamos para fardar entre colegas», remataba. Y aquello le llevó a convertirse en uno de los referentes juveniles más seguido. Aunque el camino no fue fácil. «Lo pasé muy mal cuando dejé Bilbao y me vine a Barcelona», recordaba admitiendo que sufrió ataques de pánico. «Se me dormían las piernas y los brazos, me mareaba… Creía que me moría. Y mi médico de cabecera me dijo que era ansiedad, estrés», desvelaba. El tiempo le ha llevado a la reflexión: «Entiendo que era el coste por mudarme y pasar a dedicarme a esto, tener una imagen pública de verdad». Y tan conocido ha llegado a ser en su oficio que hasta el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ex ministro de Sanidad, Salvador Illa, le dedicaron mensajes las pasadas Navidades.

La honestidad del joven que lo peta en Twitch le lleva a medir muy bien sus acciones, sobre todo las que implican promociones, por rentables que sean. «Rechacé ser la imagen de un banco que me ofreció mucha pasta. Era una campaña muy fuerte y me daba respeto. Imagínate que soy su imagen y luego desahucian a personas», explicaba Llanos asegurando que tampoco acepta proposiciones de casas de apuestas. Y si hoy tuviese que dejarlo todo volvería a sus raíces. «Me iría a vivir en un pueblo de Euskadi y montaría allí mi propio negocio. Yo que sé, una panadería, por ejemplo», decía.

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