La inesperada sorpresa de la final de El Conquis en la que Jokin acabó ondeando la ikurriña

La final de El Conquis que anoche ganó Jokin dio mucho que hablar. Y no sólo por la superioridad que mostró el concursante de Getxo en Ushuaia, en busca del faro del fin del mundo. En absoluto. Y es que en la final más esperada, la de la vigésima edición del reality de aventuras que presentan Patxi Alonso y Lur Errekondo, Jokin se enfrentó a un reto que exigió un gran sentido de la orientación, equilibrio y habilidad con el remo. Y, sobre todo, una gran resistencia y fuerza para alcanzar en kayak la preciada ikurriña de la victoria en El Conquis. Eso sí, lo que sorprendió sobremanera fue el protagonismo absoluto que tuvo el agua en la final, en la que se echaron en falta desafíos más variados. Sobre todo porque hasta la fecha habilidades como las de la escalada, la tirolina o el yumar habían tenido un gran protagonismo en pruebas de inmunidad y/o eliminación..

El Conquis puso anoche un broche de oro brillante a su vigésima edición en el faro del fin del mundo, en Ushuaia. Allí, en un lugar tan espectacular como inhóspito, Lobo, Andrea Azkune, Jokin, Anartz, Aritz y Txubi se batieron en duelo en busca de la preciada ikurriña. Lo hicieron en una final que prometía grandes emociones, y que no decepcionó. Y es que los seis finalistas del reality de aventuras de ETB tuvieron que afrontar pruebas de lo más exigentes. De primeras, en parejas, les tocó demostrar su sentido de la orientación en busca de los remos. Lobo y Aritz fueron los más avispados y el de Magallón tuvo la perspicacia de cruzar al islote de al lado. Y acertó: ahí estaban los remos. Y con celeridad se aprestaron a comenzar a remar rumbo al faro del fin del mundo. La travesía prevista por la organización de El Conquis era larga, muy larga. Tanto que los diez kilómetros que tenían que recorrer se les hicieron excesivamente largos.

Jokin y Txubi, en cambio, hicieron gala de una mayor habilidad con los remos y a base de un ritmo más constante los superaron a mitad de recorrido. Aún quedaba mucha tela por cortar, y más aún en vista de la desorientación que evidenciaban todos en el agua… Sea como fuere, el dúo formado por el de Getxo y el de Lezo alcanzó los kayaks individuales con una renta más que notable. Y ahí sí, ahí Jokin no tuvo rival. Sobre todo porque Txubi tenía las manos congeladas y físicamente no era tan fuerte como había demostrado hasta la fecha en el arte de la escalada. Y Jokin lo dejó pasar la ocasión: en un eterno sprint final alcanzó la ikurriña en el faro del fin del mundo. Y lo festejó a lo grande, muy emocionado y gritando al cielo: «Sí, vamos. Ama, aita Maialen, amama, aitatxi, familia osoa, Algorta, Euskal Herria, eskerrik asko. Vamos. ¡Qué locura!». Justo premio para Jokin que demostró ser el más fuerte de la vigésima edición de El Conquis.

Eso sí, llamó especialmente la atención el tipo de prueba final que preparó la organización del reality de aventuras. Y es que a lo largo de toda la edición los desafíos sobre agua no habían tenido un protagonismo tan elevado como en la final de Ushuaia: pruebas como las de la trepada vertical, la tirolina, la escalada o el yúmar pasaron al olvido, y quizá con ellas la final de El Conquis hubiera tenido un desenlace muy diferente... Sea como fuer, Jokin sumó su segunda ikurriña en el reality de aventuras de ETB, y una vez igualado el hito de Eneko Van Horenbeke, no dejó pasar la ocasión de lanzarle un guiño: «Esta va por ti también, ya te he igualado. Eneko no sé si en unos años se atreverá a ir a por una tercera…».

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