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Arnaitz Fernández (Pamplona, 1995) es uno de los hombres del tiempo más jóvenes que se pasean por la pequeña pantalla. Físico de formación, se ... convirtió con solo 25 años en uno de los presentadores revelación del tiempo de TVE. El pasado verano dio el salto a ETB.
– ¿Ha cambiado mucho su trabajo después de haber sido fichado por ETB?
– Venía de colaborar en programas de Radio Euskadi y Euskal Telebista, así que ya conocía la casa. La dinámica de trabajo es algo distinta porque en TVE tenía que hacer la previsión meteorológica para toda la península mientras que en ETB nos centramos en un territorio más pequeño. Cambia el área geográfica de la previsión pero la labor ante las cámaras es parecida. Eso sí, las audiencias, como el territorio, son también menores.
– ¿Y eso intimida menos a la hora de ponerse ante la cámara?
– Puede que la tensión no sea tan grande, pero la responsabilidad es la misma porque a los espectadores hay que ofrecerles siempre la mejor información con independencia del volumen de las audiencias.
– Le ha tocado sustituir a Ana Urrutia, una referencia después de 23 años en la pantalla.
– Cuando veía ETB admiraba la capacidad para comunicar de Ana Urrutia. Ahora bien, yo tengo mi propio estilo: soy físico, vengo de un mundo diferente y trato de aportar un enfoque divulgativo de la ciencia. Me gusta explicar los fenómenos meteorológicos aportando detalles sobre los pronósticos. Igual me va a costar ser tan cercano como Ana, pero espero conseguirlo poco a poco.
– Lo suyo es un ejemplo de vocación temprana, no hay muchos hombres del tiempo veinteañeros.
– Cuando de pequeño veía el tiempo en la tele me parecía muy lejano que algún día pudiese llegar a ser el presentador de un canal nacional. Sin embargo, nada más acabar la carrera, con 25 años, surgió la oportunidad y entré en TVE, ni me lo creía. Más tarde salió lo de ETB; ahora tengo 27 y el sueño continúa, tengo la suerte de seguir trabajando en lo que más me gusta.
– ¿Cuáles han sido sus referencias como hombres del tiempo?
– Siempre me fijaba mucho en Albert Barniol, que luego fue mi jefe en Televisión Española. De tanto observarle creo que adquirí incluso algunos de sus gestos y también se me pegó su forma de hablar. Aprendí mucho de él cuando empecé a trabajar a sus órdenes. También me llamaba la atención Andoni Aizpuru, que ahora es mi compañero, sobre todo porque es muy bueno comunicando en euskera. Mónica López, de TVE, era otra de mis referencias.
– ¿Qué cualidades debe tener un hombre del tiempo?
– La pasión por lo que estás contando, es decir, por la previsión meteorológica. Si tienes pasión se nota porque la contagias al espectador. Y también hacen falta unos conocimientos de lo que nos rodea para tener facilidad a la hora de explicarlo. Además, claro está, del don de atraer la atención del público.
– Los avances tecnológicos han revolucionado las predicciones. ¿Queda algún margen para la incertidumbre con los medios actuales?
– Si comparamos las previsiones de hace unas décadas con las de hoy en día la mejora ha sido espectacular. Ahora bien, nunca vamos a llegar al 100% de seguridad en los pronósticos por una simple razón: la atmósfera es un sistema caótico y siempre existe una dosis de incertidumbre.
– ¿Le han reprochado alguna vez que se haya equivocado en un pronóstico?
– Es algo habitual, por eso es tan importante que en los programas del tiempo hablemos de incertidumbres, de probabilidades. Hay que hacer llegar al público que la meteorología es una ciencia que tiene su margen de error, que para pronosticar cuál va a ser el estado de la atmósfera en un futuro hay que conocer cómo está ahora y eso es imposible con toda certeza porque no tenemos estaciones meteorológicas en todos los puntos del planeta y porque los instrumentos tienen un margen de error. Ese error con el paso de los días suele ir a más, sobre todo en episodios difíciles como las tormentas o las nevadas.
– Vamos a un tiempo cada vez más cálido, ¿va a ser la costa cantábrica una suerte de nueva Costa del Sol?
– La temperatura media del planeta ha subido, en eso ya no hay vuelta atrás, y parece claro que va a seguir subiendo. La duda está en si ese ascenso va a ser muy rápido o algo más lento. Tenemos que procurar que el ascenso sea lo más lento posible, de forma que tengamos tiempo para adaptarnos al cambio climático. Eso dependerá en gran medida de las emisiones de gases de efecto invernadero que lancemos a la atmósfera. En el Cantábrico las cosas también están cambiando y eso implica que aunque vamos a seguir teniendo frío y lluvia, los episodios de calor y de sequía van a ser cada vez más frecuentes y más intensos.
– ¿Vamos a pasar mucho frío todavía o lo peor del invierno ya ha pasado?
– Seguro que tendremos algunos episodios de frío, aún queda mucho invierno.
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