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Karlos Arguiñano siempre da mucho que hablar. El simpático cocinero de Beasain acostumbra a descubrir todo tipo de recetas en 'Cocina Abierta', el programa que presenta a diario en Antena 3 con grandes datos de audiencia. El chef guipuzcoano suele elaborar platos para todos los gustos y a la mínima ocasión aprovecha para dar multitud de consejos de cocina y recomendaciones para asegurarse un resultado óptimo. Eso sí, siempre con un carácter de lo más natural y dicharachero en el que nunca faltan las anécdotas y los momentos graciosos.
Un buen ejemplo de ello fue la receta de cocina de chusco de curry, elaboración de pan casero muy peculiar y que se presentaba como «algo intermedio entre una hogaza y una barra de pan casero». Para ello, Karlos Arguiñano tiró de los conocimientos de su hijo Joseba, que ejerce de colaborador ocasional en el programa y que siempre sorprende por su gran maestría entre fogones.
Joseba Arguiñano se encontraba elaborando la masa del pan, un chusco al que dio forma con las manos. Y mientras tanto, su aita no dudó en tirar de memoria para recordar su pasado por la mili. «Tengo un recuerdo del chusco, de cuando hice la mili en el 69. Nos daban un chusco, el pan que nos daban a los soldados, y le metían bromuro», rememoraba. Joseba Arguiñano se quedó pensativo, sin saber a ciencia cierta a qué se refería su padre: «Bromuro…¿qué es eso?», preguntó.
Y Karlos Arguiñano, tan natural y extrovertido como siempre, pasó a explicárselo de una forma muy diplomática, consciente de que estaba en pleno directo, en horario para todos los públicos. Aunque, eso sí, lo hizo sin perder un ápice de su habitual toque de humor. «Como en la mili estábamos 2.000 tíos con 20 años, al chusco le metían bromuro para que no se nos pusiera el aparato reproductor… potente. Y ahora, cuando me veo con los que hicimos la mili hace 55 años, les digo. '¿Os acordáis de lo del bromuro? ¿Sí? Pues ahora estoy empezando a notarlo yo'».
Joseba Arguiñano no pudo contenerse y soltó una carcajada ante la ocurrencia de su aita, Karlos Arguiñano. No era para menos. «Entonces no notabais nada…», aseveró, entre risas. Su aita, cómo no, no tuvo más remedio que confirmar sus sospechas: «¡Qué iba a notar nada! El chusco es un pan excelente…».
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