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joseba fiestras
Martes, 6 de abril 2021, 11:12
La sabiduría de la experiencia avala a María Galiana, veterana actriz que acudió a 'El Hormiguero' para presentar 'El abrazo', una comedia dramática en la que se mezclan realismo y fantasía, arrastrados por una imparable corriente de humor. «Son dos personas mayores y un ... jovencito, y la reflexión que transmite sería si merece la pena elegir un camino pensando solo en uno mismo, escogiendo la seguridad, el dinero o los bienes materiales, y renunciar por eso al amor», definió la invitada que aseguraba ser feliz sobre las tablas: «Me gusta mucho el escenario y estar con la gente».
A sus 85 años, Galiana sigue al pie del cañón con la misma ilusión del primer día. La intérprete aún no ha sido vacunada –«igual te vacunan antes en 'Cuéntame'», bromeó Pablo Motos-, pero no se apura porque ya pasó el coronavirus en febrero del año pasado. «Estaba ensayando una función y unos días antes del estreno me fui a comer con mi médico de cabecera. Al día siguiente me llamó su esposa diciéndome que estaba con mucha fiebre y dificultades para respirar, tenía el virus. Me llamaron de Sanidad y me dijeron que me quedara en casa y que si tenía síntomas les llamara. Y pensé que igual tenía que morirme. No me da miedo», garantizó.
La veterana artista fue profesora de Historia y confesó que en la actualidad no sería lo mismo volver a la enseñanza. «No se qué me podría inventar para hacer las clases menos aburridas. Hablar ya no supone un aprendizaje con tanta tecnología», afirmó asegurando que le asombran notablemente las redes sociales. «Lo de los 'influencers' por lo visto es una cosa que interesa una barbaridad. Igual me hago porque creo que ganan mucho dinero, pero será difícil porque no tengo redes sociales», bromeó.
Maestra implicada y comprensiva, María Galiana recordó que generalmente su alumnado no suspendía, «procuraba que aprobasen por todos los medios», decía reconociendo que los profesores son seres humanos y pueden tener más o menos empatía con los estudiantes. «Yo me enorgullezco de haber sido capaz de darle un sobresaliente al que peor me caía porque para mí la justicia está por encima de todo», sostenía. El tiempo ha pasado, pero ella recuerda prácticamente a todos sus alumnos, sobre todo de uno al que le cambió la vida. «Quería estudiar Medicina y yo le decía que él era escritor. Siguió su camino y pasaron los años, casi veinte. Y un día me llamó y me dijo que le gustaría que le escribiera el prólogo de su primera novela. Por alumnos así merece la pena ser profesora», rememoró.
De su oficio ante las cámaras, la entrevistada contó que, para realizar una secuencia en la que están comiendo utiliza un truco. «Como la comida suele estar mala, pongo pedacitos de pan muy disimuladamente en el plato y me los voy comiendo», desveló. También descubrió que, pese a que casi siempre ha trabajado con compañeros con los que ha congeniado, alguna vez le ha tocado salir a escena con alguien que le caía mal. «Es como si tiene alitosis, un horror. Me ha ocurrido alguna que otra vez, sobre todo con mujeres, y lo mejor es ceñirse al guión. Una me dijo después de la función a ver por qué no le había dirigido la palabra. Yo he dicho todo el texto que tenía que decirte, le contesté. Y ya está», zanjó.
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