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«¡CONFUÇAO, CONFUÇAO, CONFUÇAO!»

MIKEL G. GURPEGUI

Sábado, 22 de septiembre 2018, 08:38

En principio, el mundo del relato periodístico del polaco Ryszard Kapuscinski y los caminos de la animación adulta contemporánea parecen bastantes distantes. 'Un día más con vida' podía haber salido mal. Pero el arriesgado proyecto largamente impulsado por la productora donostiarra Kanaki Films ha caído de pie y tenemos no solo una joya en Perlas sino una de las películas más interesantes del año.

Traslada a la pantalla el apasionante libro en que Kapuscinski contaba su peripecia en Angola en 1975, en aquellos meses en que - «¡confuçao! ¡confuçao!»- se mezcló todo: las ansias de independencia de los angoleños, los sueños de revolución igualitaria de algunos, la conversión de Angola en un tablero de la Guerra Fría, las carreteras llenas de cadáveres, el caos,... «¡Confuçao! ¡confuçao! ¡confuçao!». Más las dudas de Kapuscinski sobre los deberes del periodismo y su capacidad para cambiar aquello de lo que informa.

'Un día más con vida', obra singular que solo parece emparentar con un precedente, aquel 'Vals con Bashir', muestra todo ello desde una línea clara con grandes manchas de color y sombra. La situación de Angola era tan tensa, extraña y surrealista que este formato de ilustración animada no le quita nada de realismo sino que su hiperrealismo le va como anillo al dedo. La animación desplegada se torna un excelente modo para transmitir historias y sensaciones. Sus secuencias más oníricas, bellísimas e impactantes, están al servicio de lo que se nos cuenta. Igual que sus saltos a la imagen real, que enriquecen el conjunto.

Vibrante, densa, con un ritmo endiablado, a veces brusca, nunca edulcorada, tiene el rigor del documental periodístico y la fuerza de una trabajadísima animación. Y logra ese casi milagro de resultar al mismo tiempo espectacular, emotiva y reflexiva.

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