Crítica de 'Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades': El honesto narcisista

Se diría que unos muchos quisieran que los creadores, los genios, fueran gente normal, muy normal, casi vulgar. Personalmente opino que no se puede ser Picasso, Welles, Patricia Highsmith , Pauline Viardot, Teresa de Jesús, Hannibal Lecter o Pavarotti siendo del montón. Por eso reivindico el derecho de Iñarritu a la bizarrería y a ser contradictorio, explosivo y estar atrabiliariamte orgulloso de haber filmado '21 gramos'.

A cambio, la locura, el tormento, el éxtasis, la grandilocuencia. Como la de Nijinski. O la de Mata Hari. A cambio (a un precio altísimo, supongo), la sublime perfección. Esa que solo puede surgir de las más sublimes obsesiones.

Muchos dicen no sentirse conmovidos por la maestría técnica de estos 174 minutos. Ni por las gloriosas composiciones de planos y secuencias ni por los encuadres fascinantes ni por los soberbios excesos de la puesta en escena. Yo sí. Me tiembla el tuétano desde ese primer travelling ilimitado hasta cuando llego a esas calles cubiertas por los cuerpos y almas de los desaparecidos. Me arrebata el humor tenebroso, las frases rotundas. 'Narcisista' viene de Narciso y Narciso fue tan engreído como hermoso.