Crítica de 'Peter von Kant': Nana sobre nieve azul

Los árboles no dejan ver el bosque y hay quien mira al dedo en vez de a la luna. Primero, François fue sacudido, de joven, por todas las turbulencias de Petra von Kant. Segundo, en el año 2000 llevó a las tablas una pieza teatral del autor de 'Berlín, Alexanderplatz', 'Gotas de agua sobre rocas ardientes' así que bien parece que el realizador de 'Frantz' algo conoce a Rainer. Amén de que cosa sabida es desde Brest hasta donde viven mamá Kuster y Maria Braun, que si Flaubert era Madame Bovary, Petra von Kant era Fassbinder.

Ozon nos ofrece una película fuera del tiempo. Apasionadamente setentera. Fastuosamente 'camp'. Saturada en sus barrocos colores. Envuelta en pieles de animales gigantescos. Cargada de alcohol y sexo. Tenebrosa en esos cuadros (entrevistos más que mostrados) que pintan el martirio de un efebo elevado a los altares, San Sebastián.

Claustrofófica. Artificial. Teatral. Sadomasoquista hasta el último poso, la última gota (de gin tonic, de esperma, de tinta, de celuloide). El espíritu de Oscar Wilde se esconde tras los cortinones. El amanuense-secretario-montador-esclavo parece salido de un perdido y malévolo film mudo. Al final, como en 'Dublineses', nieva. Sobre fondo azul. Ozon es, creo, puro Fassbinder.